¿El cuarto poder? (por Isa)

Carl Bernstein y Bob Woodward (Caso Watergate)

Hace un par de semanas me inscribí en la Asociación de la Prensa de Madrid (APM). En el acto de presentación a los nuevos miembros me preguntaron cuántos años llevaba ejerciendo la profesión. «Catorce», contesté. «¿Catorce años y no se te había ocurrido hacerte de la asociación hasta ahora?», me increparon. «Sí», les dije, «ahora es cuando siento que el periodismo está tocando fondo, y siempre he pensado que la unión hace la fuerza».

Aunque suene un poco apocalíptico sí que pienso que el periodismo atraviesa sus horas más bajas desde sus inicios: Despidos masivos cada día, miles de profesionales en paro, calidad y profesionalidad ínfima, explotación  en las empresas y ninguneo por parte de políticos y mandamases. De ahí las campañas en Twitter #gratisnotrabajo y #sinpreguntasnohaycobertura que promueve la propia APM. Nunca ha sido un oficio bien remunerado y tampoco ha gozado jamás del prestigio social que otros, pero tenía una razón de ser, una función claramente definida y eso prácticamente se ha diluido en la nada.

La finalidad del periodismo es informar, y su compromiso es público, como el de los médicos curar, el de los maestros enseñar y el de los jueces impartir justicia. Los periodistas tenemos una responsabilidad con la sociedad que es informarla de lo que acontece con veracidad, objetividad y lo más rápidamente posible, porque de eso depende la calidad de la opinión pública, que es en la que debería sostenerse la democracia.

Bien, la teoría está clara. Todo es muy bonito en los apuntes de la carrera hasta que llega el momento de ponerse manos a la obra en la vida real y empiezas a encontrarte con obstáculos más o menos salvables, pero la cosa no es tan bonita como la pintaban en Lou Grant, y al final te das cuenta de que algunos periodistas consagrados llevan la camisa remangada no por lo mucho que curran, si no más bien para no pringársela de mierda y usan tirantes para evitar la inercia de unos pantalones con tendencia a bajarse.

Como siempre en toda historia de descrédito y descenso a los infiernos hay justos que pagan por pecadores, profesionales intachables y vendidos al mejor postor, pero sobre todo hay curritos -de los que con suerte llegan a mileuristas- jefecillos y empresarios, que son los que más ‘culpa’ tienen. Como jefecilla algo se puede hacer -aunque poco, doy fe-, pero como empresarios… ¡se toman tantas y tan malas decisiones a diario! Porque yo puedo entender que a un capitalista oneroso la salvaguardia de la democracia que supone la libertad de expresión se la traiga al pairo… pero lo que se está yendo al carajo es la sostenibilidad de la empresa informativa.

Me explico: «la información es poder«, me repetían en la Facul hasta la saciedad… y lo era. Ahora ya no lo tengo tan claro. Porque la información es poderosa siempre y cuando uno esté dispuesto a difundirla. Lo que pasa ahora es que los medios de comunicación no están dispuestos a dar noticias negativas o sensibles sobre sus clientes -empresas, organizaciones, administraciones públicas- porque son las que engordan sus cuentas de resultados, y los clientes lo saben, saben que (los medios) dependen de ellos.

Qué bonito era el espejismo de ofrecer información puntera y contenidos de calidad gratis al ciudadano gracias a esos ángeles anónimos, los anunciantes y patrocinadores… qué poco ha durado el sueño. Los medios creyeron que el poder era suyo, cuando ellos eran meros intermediarios. Ilusos. El poder está en la información, ese poder que han perdido de manos de esos ‘ángeles’ que ahora les tienen trincados por las pelotas y a los que no se atreven ni a chistar. Ese poder, el cuarto, que tenemos que recuperar nosotros: los periodistas, por la libertad de expresión, por el derecho a informar y a ser informado, por una opinión pública capaz de tomar decisiones conociendo la realidad… Por nosotros.


38 respuestas a “¿El cuarto poder? (por Isa)

  1. Estoy plenamente convencida de que esta crisis no es sólo económica. Es algo estructural… Y sólo se puede salir de aqui con un regeneración profunda. Sólo hay dos caminos: el cambio o la extinción.

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  2. De nada. En la agencia estaba más sujeto a las normas, pero aquí nada me detiene para escribir mucho. Tal vez demasiado. Obviamente, tienes razón. Pero hay que preguntarse: ¿es posible que el periodismo exista sin ese proxenetismo y que sea un servicio (eliminando el término producto) de calidad, con unos ciudadanos dispuestos a pagar por ello? ¿Cuánto tendrían que pagar para que siguiese habiendo periodistas que hicisen su trabajo, eliminando la carga que supone el dinero puesto por los anunciantes? Ahí está el debate y ahí están las respuestas, que sólo pueden ser contestadas con macro-análisis, porque lo que aquí hacemos al final no es más que dar una opinión, un par de pinceladas. En la buena dirección, eso sí.

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  3. Isa, me he quedado la última en comentar!!! Pero más vale tarde que nunca… Lo malo es que poco más puedo añadir a lo que has comentado (genial post) y a lo que han aportado los comentarios. Yo soy periodista de vocación y me he ganado la vida hasta ahora en los medios de comunicación como redactora. Ahora estoy en paro y pienso en qué medio o programa de televisión (sector en el que estoy especializada) me gustaria trabajar. La respuesta es casi ninguno, no hay programas ahora mismo como los de hace 10 años (no estoy hablando de la prehistoria) La calidad se ha doblegado a los números, el poder influye en cualquier tipo de comunicación que se haga vía periódico, radio o televisión, incluso en programas que nada tienen que ver con política o economía no os podéis ni imaginar la cantidad de censura previa que existe en favor de la relación entre productoras y cadena, cadena y gobierno, etc… Está todo hecho un asco, pero como bien dices en alguna contestación, estamos tan al fondo que solo queda subir… así que ánimo y a por todas…

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  4. Gracias por tu macro-comentario, Jesús… Desde mi punto de vista, el periodismo solo puede librarse de su esclavitud si deja de someterse al proxenetismo de los anunciantes y vuelve a ser un servicio de calidad por el que los ciudadanos quieran volver a pagar…

    Como era al principio.
    Y por los siglos de los siglos.
    Amén 😉

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  5. Bienvenida a Im-perfectas, Ana y gracias por tu comentario. Me alegro de que te haya gustado el post… Los medios no se dan cuenta de que empezaron a perder el poder en el momento en que cedieron al chantaje de empresas patrocinadoras…

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  6. Mi Álter Ego, creo que es una de las carreras con mayor índice de abandono. Mucha gente licenciada se recicla en otras cosas, de lo más variadas. Y pocos acaban viviendo o malviviendo de ello. También me acuerdo de los compañeros de la rama de audiovisual. Una íntima amiga mía es licenciada y aparte de una beca en TVE poco más hizo en ese terreno.

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  7. Buenísimo el artículo. Yo ejercí muy poco años, de jovencilla, cuando vivía en Uruguay. Trabajaba en un periódico especializado en Construcción que no es que fuese la gran cosa pero tenía la ventaja de que era completamente apolítico y, al ser pequeño, no había que preocuparse por cómo contabas las cosas. Era información pura y dura, sin opiniones. Cuando volví a España, lo más que me ofrecían eran puestos de becaria y, claro está, con un sueldo de becaria no iba a sobrevivir así que lo fui dejando hasta que estuviese más asentada. Según pasaron los años, me desilusioné tanto con esa manipulación de los medios de la que hablas, que decidí no ejercer. Lo más triste de todo es que no soy la única persona a la que le ha pasado algo parecido. Lo del cuarto poder es, a día de hoy, una fábula que nos contaban en clase. Como decía aquel Mc Luhan que nos metieron tanto por los ojos «El medio es el mensaje». Besos.

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  8. La verdad es que ya lo habéis comentado casi todo; entre que como sector ha sabido o querido reinventarse a tiempo y toda la porquería que hay detrás de los intereses informativos, está el patio hecho un desastre. Me da pena como periodista de formación que soy y como ciudadana me da rabia e impotencia.
    Un post magnífico Isa

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  9. No sé más puedo añadir a todo lo que se ha dicho. La empresa periodística tal y como la habíamos conocido no parece sostenible. Este año ha cerrado un periódico de ámbito nacional, Público, algunas revistas y varios diarios regionales, en concreto en Castilla-La Mancha (desconozco la situación en otras comunidades). Con estos últimos tengo más lazos personales y nadie se acuerda de mentarlos apenas.
    La mordaza periodística se la impone el profesional, el redactor, el plumilla que no quiere perder su puesto de trabajo. En el caso de los gabinetes de comunicación la situación no es fácil tampoco.
    Muy buena la mención al señor de los tirantes, en cuyo periódico se está gestando un ERE (que me corrija alguien si estoy equivocada), también en El País caminan por esos senderos. Más compañeros a la calle.
    Lo cierto es que el tufo político en todos los medios da pavor y contribuye a su descrédito entre la gente. El 24 de febrero murió la edición impresa de Público. Sin ZP en el poder, que les dio alas en detrimento del grupo PRISA, novio durante muchos años del felipismo, este periódico tenía los meses contados y así fue. El amarillismo de La Razón pone los pelos de punta, los titulares de portada no tienen desperdicio, el «tratamiento» de las imágenes… Y detrás hay un redactor, que encima tiene al editor, que responde a unos intereses económicos y políticos. Sinceramente, no veo cómo se puede romper esta espiral enfermiza.

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  10. El periodismo es la herramienta democrática para que la ciudadanía sea ciudadanía y no una masa esclavizada e ignorante en manos de una elite poderosa y minoritaria apellidada Botín, Rehn, Merkel, Bernanke y cómo coño se llamen los máximos responsables de Standard & Poors o Moody's (no sé vosotros, pero yo nunca he visto sus nombres en las noticias acerca de las rebajas de las calificaciones que hacen estas agencias). Al menos, en teoría. En la práctica, es todo lo contrario. Es la herramienta en manos de los grandes inversores, de los grandes financiadores, que ponen el dinero y controlan al colectivo que, en el juego de la democracia, están llamados a informar a los ciudadanos sobre qué banco ha quebrado, sobre los motivos de la quiebra, sobre los motivos de la crisis, sobre cuánto dinero están ganando los consejeros de los fondos de inversión o de las agencias de calificación, sobre cuánto dinero están ganando los especuladores que hacen que las primas de riesgo de los estados se disparen hasta provocar el miedo, el pánico y el pavor y, finalmente, su quiebra, condenando a la miseria, a la pobreza y, en último caso, a la muerte en algunos casos (como los suicidios) a los que no tienen la culpa (algunos no la tienen en nada, otros en parte) de lo que está ocurriendo.
    Y mientras esto siga así, mientras los periodistas, bajo las órdenes de los editores y dueños de los medios, amordazados (porque quieren o porque no tienen otro remedio aunque estén en contra) por el poder económico capitalista, el periodismo seguirá estando en crisis. Con más o menos periodistas en las plantillas de los medios, pero mientras la financiación (en su mayor parte) siga dependiendo de las mismas grandes multinacinales privadas y de los Estados con las subvenciones, el peridismo seguirá sin ser periodismo, seguirá estando en crisis y seguirá siendo una mierda de profesión cuando en realidad es una profesión preciosa y digna.
    Perdón por escribir tanto (he tenido que dividirlo en tres partes porque el límite es de poco más 4.000 caracteres, por lo visto ¬¬) y por haber sido desordenado si lo he sido, pero tenía que decir todo esto.

    (parte 3)

    Fdo: Jesús de Matías Batalla

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  11. Una profesión preciosa, dura, a la que tienes que amar porque si no es imposible estar día tras día. Pero una profesión prostituida en la que, en efecto, los periodistas somos prostitutas (o prostitutos) y los chulos de verdad son las grandes multinacionales. Y los chulos, no de mentira, pero sí de segundo nivel, son los editores y los dueños. Esto ha pasado toda la vida, con la actual crisis lo que estamos viendo son las consecuencias negativas de la supeditación del periodismo a intereses económicos y políticos. Hay crisis económica y los medios de comunicación prescinden de muchos periodistas que van a la calle y son sustituidos por becarios (que no son una lacra de por sí, son aprendices del oficio que con una oportunidad se demuestra si valen o no; no hay que hablar de los becarios en un aspecto peyorativo) que no conocen de verdad el oficio y tienen que hacer con un sueldo ínfimo el trabajo de los periodistas veteranos que cobran más. Menos coste para el medio y más supeditación aún si cabe. Porque, ¿qué becario se va a plantar delante de un jefe de sección, redactor jefe o editor diciendo que él no va a publicar una noticia sobre RSC de Repsol cuando esta petrolera está destruyendo «x» hábitat, poniendo en peligro la vida de varias especies animales y condenando a muerte a un número «n» de seres humanos que viven del hábitat que se va a ir a tomar por culo por culpa de la petrolera? Ninguno.
    Esto ha pasado siempre, el dinero es lo que manda, los que tienen dinero son los que mandan. El periodismo siempre emitirá informaciones de una u otra forma interesada y partidista, el periodismo nunca será una profesión que sirva de verdad a los intereses de los ciudadanos, que son la mayoría, en detrimento de los intereses de unos pocos ricos o mandamases, que no son más que una minoría. El mundo entero está en crisis, los radicalismos están volviendo a ascender políticamente, los más ricos son cada día más ricos, mientras se recortan miles de millones para educar a la ciudadanía y para curarla cuando se pone enferme, los fondos de rescate para los bancos se nutren de cientos de miles de millones de dólares y de euros. Y los periodistas, en lugar de plantarse e informar de verdad a la ciudadanía, en lugar de informar sobre cuáles son los verdaderos motivos de esta crisis y las excusas que utilizan todos los políticos, no hacen más que expandir la visión de que no se puede hacer nada, de que esto es lo que hay. Esto es lo que hay, sí, pero se puede cambiar.

    (parte 2)

    Fdo: Jesús de Matías Batalla

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  12. Muy buen post Isa, como son los demás que has escrito y que he leído (pocos, no puedo decir que los haya leído todos porque estaría mintiendo). Yo creo que no es el que el periodismo esté en crisis ahora debido a la crisis financiera y económica. Con la crisis todo ha empeorado, porque antes, periodísticamente hablando, la mierda estaba igualmente presente. En el aspecto relacionado a la supeditación del interés periodístico (entendido como informar a los ciudadanos sobre lo que ocurre de verdad; crear opinión para que los ciudadanos usuarios de los medios tengan diversos puntos de vista, diversas opiniones basadas en hechos reales; análisis serios, sosegados y no partidistas, etc…) con respecto al poder económico, el periodismo siempre ha estado en crisis. Desde que el periodismo ha necesitado financiación y las empresas privadas (de telefonía, petroleras, energéticas), así como el propio Estado en sus distintos niveles administrativos, han acudido con dinero, el periodismo ha estado al servicio más de los intereses de quienes lo financian de quienes realmente necesitan al periodismo: los ciudadanos.
    Si Repsol, Endesa, Banco Santander o cualquier gran multinacional pone dinero en un medio –periódico, televisión, cadena de radio o agencia–, y en ese medio se tiene que informar acerca de, por ejemplo, acciones de Responsabilidad Social Corporativa (RSC), va a ser imposible para el lector encontrar información, en el medio sustentado por esas grandes empresas, que hable, por ejemplo, de las denuncias que reciben tales empresas por contaminación medioambiental o porque el presidente de la empresa ha perdido miles o cientos de miles de euros por querer enriquecerse mucho y pronto pero al final lo han acabado estafando. Pero como lo que vale no es que el ciudadano esté informado de verdad, sino quién paga que el medio de comunicación exista, los periodistas (como colectivo, sin que esto signifique que todos lo hagamos) nos bajamos los pantalones. Al final todos lo hacemos, desde los jefes hasta el último becario.
    No sé si hay algún estudio que lo explique de forma transparente (qué palabra tan de moda ahora, ¿verdad?), pero me gustaría saber quiénes son los que ponen dinero para que los medios de comunicación subsistan. ¿Cuánto paga al año El Corte Inglés por insertar su publicidad en las cadenas de televisión, periódicos, emisoras de radio o agencias? ¿Y Repsol? ¿Y Endesa? ¿Y el BBVA? ¿Y Bankia (sobre Bankia hay tantas preguntas que los ciudadanos nunca sabremos que creo que es inútil preguntarlas?)? ¿Qué pasaría si todas estas empresas privadas no pagaran a los medios para difundir su publicidad? ¿Qué pasaría con El País, con El Mundo, con Antena 3?
    Pasaría que se demostraría que ninguno de estos medios es independiente, como algunos quieren «vender» en sus cabeceras. El sistema capitalista ha ido derivando en una sistema esclavista en el que unos pocos, los grandes inversores, las grandes instituciones que deciden cuánto dinero se imprime y adónde se dirige, esclavizan al resto por intereses económicos. Una manera de esclavizarlos es impidiéndoles obtener información veraz. Y para eso tienen que controlar los medios de comunicación. ¿Cómo? Pues con propietarios que no son periodistas, sino hombres de negocio. ¿Cómo? Pues financiando a esos medios de comunicación del modo que si el medio informa sobre algo «molesto» para el que financia, este retira el dinero y adiós periódico, radio o cadena de televisión. Si no formas parte del grupo de medios de comunicación «tolerados» no tienes nada que hacer. Podrás hacer periodismo independiente (para eso tienes que saber cómo es el periodismo, cómo se hace, no vale escribir cualquier cosa, cualquier crítica, para ser periodista) y todo lo que quieras, pero como no te bajes los pantalones no podrás abrirte paso en la profesión.

    (parte 1)

    Fdo: Jesús de Matías Batalla

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  13. Gran artículo Isa. No has podido describir mejor la situación del periodismo. Hace mucho que no se hace periodismo, nos dedicamos a repetir los que dicen los político como papagayos sin cuestionar nada. Es una profesión que está muy mal pagada y cada vez peor y eso lleva a la 'prostitución informativa' de cabeza.

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  14. Me ha gustado mucho tu artículo y comparto tus reflexiones. Ya no se hace periodismo. Los periodistas somos peones utilizados por los propietarios de las empresas de comunicación para defender sus intereses económicos. Hace años se hacía periodismo de investigación, se alentaba y se premiaba. Ahora en las redacciones sólo se copia. No se generan contenidos. Muchos se limitan a transcribir lo que les dicen los portavoces o gabinetes de comunicación, sin un mínimo de reflexión, de rigor, de investigación. Otros copian lo que han escrito otros periodistas, elaborando un artículo y haciéndolo suyo con retales ajenos. La palabra confirmar ya no figura en los diccionarios periodísticos, y contrastar o acudir a la fuente, sólo se hace para beber agua. Supongo que algunos lo hacen por comodidad, otros por inexperiencia, pero mientras que antes esas conductas se «castigaban» en las redacciones, ahora se premian. Los medios sólo quieren periodismo amable, no molestar a nadie.

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  15. Los blogs de profesionales, hechos por periodistas, libres de ataduras económicas y editoriales, ahí está el futuro… el renacer del periodismo real.

    Muy fuerte lo de Julia… sobre todo ahora que le han dado un programa en TVE.

    Totalmente de acuerdo con los que dices, Alexandra. Lo que trato de analizar con mi reflexión es «porqué nos callamos» y me temo que muchas veces no es por gusto.

    Esas palabras que se te quedan en la boca y que estás deseando expulsar y que se pudren ahí. Por mucho que nos lavemos los dientes no se va a ir el mal olor del fracaso… no, hasta que vomitemos todo lo que sabemos.

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  16. Gracias por el piropo 🙂

    Manu, nos quejamos que no es poco. No creo que mi texto esté exento de autocrítica pero no se puede eludir que tienen mayor responsabilidad los que están arriba que los que están abajo, y que el autoflagelo sirve para más bien poco en este tema. Un redactor de a pie puede poner su granito de arena para recuperar la dignidad de la profesión (y me consta que muchos lo hacen -yo los he tenido a mi cargo, y me enorgullece-) pero como digo en el primer párrafo «la unión hace la fuerza».

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  17. Eso es Carol… Cuando uno se ha arrastrado por el lodo, sabe que no le queda otra que levantarse y sacudirse la inmundicia.

    😉 me alegro de que te haya gustado lo de la camisa y los tirantes… se lo iba a mandar a Pedro J. pero a final me contuve por no aguantar su charla egocéntrica.

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  18. Gracias por tu comentario, Lupe y bienvenida a im-perfectas.

    Definitivamente sí, aprendimos la lección de diferente manera.. supongo que al final cada uno saca sus propias conclusiones.

    Estoy de acuerdo en que hace tiempo que existe la mala praxis periodística voluntaria, y eso es nefasto… pero lo más preocupante es que además éste tipo de 'mala prensa' venga impuesto, condicionado por el sistema.

    Si el periodista no investiga o no pregunta culpa de él (o del jefe que no le echa a la calle para contratar uno bueno de los miles que hay esperando una oportunidad en el paro)… pero que no sea porque no le dejan.

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  19. Aprendimos cosas diferentes en la facultad. Yo en primero aprendí que «la noticia es una mercancía». Y en 5º, que «el derecho es el lenguaje del poder». Junta ambos y saca conclusiones.
    Hace mucho que se ejerce mal periodismo en este país, ni se investiga, ni se depuran las declaraciones de los políticos, ni se escribe bien. Y sí, mucho #sinpreguntasnohaycobertura, pero he visto muchas ruedas de prensa en la que los periodistas han estado más mudos que Harpo Marx.

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  20. Lo de la camisa y los tirantes es lo mejor que he leído en mucho tiempo, Isa 😉 Qué puedo añadir… lo has dicho todo estupendamente. Las propias empresas informativas, dirigidas por gente a la que se le llena la boca hablando de libertad de prensa, de que «mis fuentes me han dicho…», y de grandes palabras, son las mismas que han estado malpagando a los profesionales (o no pagando, directamente) y vetando las informaciones que no eran del agrado de su partido político o del empresario de turno. Y nosotros, los periodistas, hemos tenido mucho que ver en este barrizal, aceptando trabajos de mierda incluso sin cobrar y olvidando la dignidad y los principios. Vivimos tiempos jodidos en todos los frentes, y como en todos los demás, sólo peleando lograremos cambiar el estado de las cosas.

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  21. Efectivamente, mucha culpa, como dice Manu, la tenemos nosotros. Hoy estaba escuchando la radio, el programa de Julia Otero, y en él, de pronto José María Calleja ha estallado respecto a Dívar. Se ha explayado contando que todo el mundo sabe que este señor ha gastado fondos públicos con cenitas con otro señor. Su vida privada, claro está, a Calleja no le importa, pero sí recalca qué no lo pague de su bolsillo. Ha dicho que basta ya de hipocresías, cuando es vox pópuli. Entonces, Otero, se muestra sorprendida, dice no saber nada del asunto.
    Yo sí, yo lo sé desde la semana pasada, por boca de un colega, en una conversación privada. ¿Y Julia Otero no lo sabe? En mi caso, como sabéis, me dedico al periodismo gastronómico.
    Os dejo el audio: http://www.ondacero.es/audios-online/julia-en-la-onda/tuits/tuits-actualidad-investigara-bankia_2012052900106.html
    ¿Qué quiero decir con esto? ¡Qué sí, que los periodistas sabemos cosas y no las decimos! No extraña que muchos blogs no profesionales nos estén tomando la delantera.

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  22. Nos quejamos pero mucha culpa la tenemos nosotros! Magistral exposición del problema del periodismo y de la 'bajada de pantalones' de algunos… Estoy de acuerdo contigo en que nunca habíamos estado en un momento tan crítico…

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