La difícil toma de decisones (por Ana)

Foto extraida del blog: ginocassini.blogspot.com

Cuando escribí el post que he decidido recuperar para la serie nostalgia que estamos escribiendo este verano, mi mundo era una locura laboral, grabación tras grabación, sobreempleada, lo mismo escribía un guión que hacía un casting que me inventaba un programa. Estaba harta de responsabilidades y de tener en mi cabeza mil compartimentos en los que había mil subdivisiones de cosas por hacer y de decisiones que tomar. Mi vida profesional era un caos y la personal mi remanso de paz. Ahora las tornas han cambiado un poco, estoy en el paro y mi vida personal, desgraciadamente me ha situado en un ojo de huracán no deseado, en otra toma constante de decisiones todavía más dolorosas y difíciles que las del trabajo. Toda la gestión de nuestra casa, papeleos, burocracias y demás han recaido sobre mí… Mi hogar sigue siendo mi remanso de paz, sigo igual de enamorada y feliz, pero con muchísimos más problemas y preocupaciones. Por ello, ahora más que nunca, necesito que, en las cosas nímias, el resto de profesionales tomen las decisiones por mí…
Hoy mismo empiezan mis únicos 5 días de vacaciones de este año, las necesitos como el respirar, un viaje a la playa en el que las únicas decisiones que voy a tomar son: playa/dormir y tinto de verano/cerveza… y por suerte, voy a un sitio en el que no hay taxis ni taxistas, mis archienemigos, como comprobaréis cuando leáis el siguiente post rescatado del baúl de los recuerdos…

http://im-perfectas.blogspot.com.es/2010/06/puede-alguien-decidir-por-mi-please-por.html


9 respuestas a “La difícil toma de decisones (por Ana)

  1. Elegir es un derecho… ¡Y un coñazo! Como dice Chelo tomar decisiones va en el lote de cositas estupendas que te caen al llegar a adulto.
    A mí me cuesta mucho decidirme, como buena relativista veo siempre lo positivo y lo negativo de cada situación y sopesar pros y contras es una tarea compleja… La tentación de arrepentirme después siempre está ahí, pero con los años he aprendido que ese cenicismo no me compensa.
    La mayor parte de las veces, decidas lo que decidas, la suerte está echada.

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  2. El problema es si, como me ocurre a mí constantemente, no sabes cómo ir al sitio donde vas. Soy nula con la orientación y no conduzco, con lo que soy incapaz de dar instrucciones al taxista… así que por ahora, creo que seguiremos en el mismo plan.
    A mí las decisiones importantes me cuesta bastante poco tomarlas, soy rápida y segura… son estas pequeñas las que me ponen mala… Y también soy bastante cabezota, cuando tomo una, no hay quien me apee del burro

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  3. Yo no suelo dar opción a los taxistas. La verdad es que hace bastante tiempo que no cojo uno. Me cuesta tomar decisiones, sobre todo en temas importantes, pero cuando adopto una es difícil que me arrepienta. Y si me monto en el taxi no dejo que me mareen.

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  4. Ja,ja,ja… no puede estar mejor explicado… a mí me pasa lo mismo, tengo un sentido de la orientación nefasto y creo que me timan en todas y cada una de las carreras que hago…
    Gracias por tus deseos y un beso para ti también…

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  5. Tomar decisiones en un rollo, sobre todo cuando son decicisiones de esas que no hay más remedio que tomar pero no quieres tomarlas.

    Es curioso, cuando eres niño te molesta que tomen las deciciones por ti y cuando eres adulto te gustaría no tener que tomarlas jajaja que contradictorios somos 🙂

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  6. A mí también me pone muy nerviosa que los taxistas me pregunten por dónde quiero ir. Supongo que lo hacen porque, si no les das una indicación clara, es porque no tienes ni puñetera idea (el que suele ser mi caso) y así aprovechan para pasearte por toda la ciudad porque, vamos a ver, ¿de verdad les vale la respuesta «por donde sea más rápido»? Eso se sobreentiende. Nadie les va a decir «Dame el pirulo largo, que tengo ganas de pasear un rato y de dejarme una pasta en tu vehículo…»

    Disfruta mil de tus vacaciones!! Besos.

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