En defensa de la sanidad pública (por Ana)

En este país vamos a batir un nuevo record, estoy convencida, el de acudir a manifestaciones, actos de protesta, secundar huelgas, hacer sentadas… Yo, la semana pasada, acudí a dos marchas en cuatro días y, por desgracia, algo me dice que tal y como está la situación, oportunidades de lanzarse a la calle a reivindicar y exigir medidas al Gobierno no nos van a faltar.

La primera “mani” a la que acudí fue la del 14N. La huelga, cortesía de la situación económica, no pude decidir si la hacía o no, estando en el paro es muy difícil que se note tu protesta. Eso sí, no fomenté el consumo (tampoco mi presupuesto me da para grandes dispendios, pero es que ni el pan compré, oiga) y por la tarde me fui andandito, en el coche de San Fernando, a la manifestación, y que conste que son cuatro kilómetros desde mi casa hasta el lugar elegido (8 ida y vuelta más luego la marcha en sí).

La segunda ha sido este domingo en defensa de la sanidad pública. No ha sido tan multitudinaria ni publicitada, quizá porque los sindicatos (que no son santo de mi devoción, precisamente) no tuvieron mucho que ver. Esta protesta proviene de los propios profesionales sanitarios (médicos, enfermeros, ats, administrativos…) que no solo ven como peligran sus puestos de trabajo, también como la atención al paciente cada vez es más escasa y de peor calidad. Y os puedo asegurar que eso, a los que son verdaderos profesionales vocacionales, les duele más que su propio futuro en el paro.

Y me sorprendió realmente que no hubiera mucha más gente. Tal vez soy un poco ilusa, pero creo que hay dos pilares de la sociedad que los gobiernos supuestamente democráticos nunca, nunca, jamás deberían tocar: educación y sanidad. En este caso, lo que se gritaba era un NO rotundo a los recortes en Sanidad. Y por desgracia todos, pero todos todos, tenemos que pasar en alguna ocasión por un centro sanitario, ya sea ambulatorio, hospital, especialistas… Este es un asunto que afecta a todos y cada uno de los miembros de la sociedad. Defiendas el color y de la ideología que sea, no se puede permitir que jueguen con nuestra salud y bienestar.

Tengo que reconocer que yo estoy especialmente sensibilizada, y os voy a hablar un poco de mi caso, cosa que prometí no hacer nunca, exponer mis sentimientos y mi vida en público, pero que creo que puede servir para que alguno de vosotros toméis aún más conciencia del verdadero problema.

Por desgracia, por muchísima desgracia y mala suerte, yo soy lo que los médicos y personal llaman un “cuidador”, es decir, soy la mujer de una persona que tiene una gravísima enfermedad. Permitidme que no ahonde en el tema, no es lugar ni tampoco quiero dar espacio al morbo o a la tristeza. Estamos relativamente bien, jodidos a días y riéndonos como antes cuando podemos. El caso es que desde que hace dos años le diagnosticaron la enfermedad tuvimos la inmensa buena suerte dentro de nuestro infortunio de caer en el Hospital Carlos III de Madrid, en una unidad especializada compuesta por diez profesionales como la copa de un pino. Y recalco lo de diez, solo diez para más de trescientos enfermos. Desde el primer día, ellos nos dieron soporte de todo tipo. Figuraros la situación, nosotros entramos en ese hospital hundidos, temerosos de un futuro muy negro, sin saber ni dónde estábamos. El primer dato que nos confirmó que habíamos llegado a un buen lugar fue que en el pasillo, según avanzábamos con todo nuestro pesar encima, una enfermera se nos acercó y nos llamó por nuestros nombres. Nunca más, desde momento han tenido, ninguno de ellos, que preguntar cómo nos llamábamos porque lo habían olvidado. El trato es así de personal y cercano, intentan ser una segunda familia (en ocasiones la única) para el paciente y, cosa que agradezco hasta el infinito, para los que le rodean.

Tras ese primer momento, cada consulta, cada conversación, nos fue confirmando que no estábamos solos, que allí nos iban a ayudar y cuidar. Tenemos una anécdota genial. El primer día, cuando confirmaron el diagnóstico, mi marido y yo estábamos con la psicóloga del hospital. Os podéis imaginar nuestro estado. En ese momento entró el director de la unidad a hacerle una consulta y se detuvo a hablar con nosotros y a consolarnos, sin omitir la realidad, sin omitir la triste realidad, pero alentando a mi marido a no rendirse: “usted no puede ni debe bajar nunca los brazos, eso nunca. Hay que luchar hasta el final”. Nosotros siempre decimos que fue como ver a House pero en majo, una revelación, una persona que nos dio tanta seguridad que nos sentimos como aliviados, no sé cómo explicarlo.

Desde ese día, mi pareja acude todos los martes y jueves a sesiones con los distintos especialistas que le tratan y le ayudan. Le cuidan desde un punto de vista sanitario impecable, pendientes de cada cambio, de cada novedad, escuchándole siempre. Se vuelcan con él en todos los aspectos médicos, tiene revisiones cada poquísimo tiempo, le regañan si adelgaza o engorda, nos mueven papeles para que desde el ambulatoria haya una unidad que venga a casa en caso de que él se sienta mal…Yo voy muy a menudo también y allí he llorado, he tenido ataques de ansiedad, me he desesperado. He llegado a estar dos horas encerrada con la enfermera de la unidad  (Yoli, eres lo más grande) y con el psicólogo (Saúl/Teresa, vosotros también, no os pongáis celosos), que han dejado su trabajo del día para atenderme, aunque eso les supusiera tener que echar horas después que nadie les iba a pagar ni reconocer. También reímos con ellos, compartimos sus/nuestras penas y alegrías. Todavía recuerdo cómo celebramos nuestra boda con una botella de cava, unos bombones y todos pasándose las fotos de mano en mano, realmente felices por nosotros. Nos quieren, de verdad, de corazón, y nosotros a ellos. Nos abrazan, nos besan, nos cobijan… Y todo sale de dentro y de su vocación por ayudar. Si fuera por sus sueldos y sus condiciones, deberían estar amargados todo el día y no hacer la mitad del trabajo que hacen. Pero ellos son felices ayudando y haciendo que personas enfermas se sientan mejor. Y eso les hace grandes. Para mí lo más grande del mundo. Nunca podré expresarles con palabras cuánto les admiro, ellos son los verdaderos héroes de esta sociedad. Y los estamos maltratando con tanto recorte y mierda burocrática.

Mi chico está metido en un ensayo clínico, con un nuevo fármaco que se supone que va a mejorar el tema, veremos, ojalá. Todo porque este hospital y en concreto esta unidad es un referente de su enfermedad a nivel mundial, por la investigación que llevan a cabo continuamente y porque son los mejores profesionales sobre el tema. El ensayo parte de Estados Unidos y en España eligieron el Carlos III porque era el más idóneo y preparado…

Conclusión: una unidad especializada, con los mejores profesionales, líder en investigación y, lo más importante ahora para mí, un referente, una guía a la que aferrarnos en esos momentos que mi marido y yo nos sentimos tan solos y desamparado. Son nuestra balsa en medio del mar.

Problema: Esta es una de las unidades que peligra con los recortes que el Gobierno quiere aplicar a la sanidad. La Comunidad de Madrid ha decidido que este centro, repito, pionero en investigación de cada una de sus unidades especializadas, con los mejores especialistas en cada una de ella, se convierta en un centro de media y larga estancia y estas unidades (no solo la de mi pareja, otras cuantas con las mismas características) tan laureadas y útiles, pueden desaparecer. Multiplicar ahora mi caso por miles, el hospital Carlos III es uno de tantos en los que van a hacer reestructuración, no es un caso aislado… ¿a cuántos enfermos pueden afectar estas medidas? ¿a cuántos futuros pacientes?

Para nosotros, esto sería un merma de calidad de vida inimaginable ya que aunque hay unidades en otros hospitales, todos los enfermos que están en ellas luchan por venir a esta, ya que las condiciones no son ni de lejos las mismas, ni siquiera se les acerca. Y un grupo de grandes profesionales podría acabar en la calle, ya que, inexplicablemente, y esto viene de lejos, son interinos y no tienen plaza.

Por todo ello, pido a los que me lean, que sean conscientes de que en esta situación se puede encontrar cualquiera a lo largo de su vida. No estamos exentos de contraer una enfermedad de la que además, en ningún caso, somos responsables, no se nos puede culpar por ello, pensar que ya nunca más vamos a cotizar y que somos un cargo para la sociedad y por ello castigarnos sin los cuidados necesarios para curarnos o tener la mejor calidad de vida posible. Y os puedo asegurar que si ese momento llega, y os juro que os deseo de todo corazón que no, lo que más desearéis en el mundo es sentiros protegidos y acompañados, depositar vuestra confianza y compartir vuestros miedos y angustias con un equipo médico que os comprenda y que no os mareen cambiando de médico, unidad, hospital…

La sanidad pública española tiene muchos defectos (ahora más, evidentemente) pero es la mejor casi diría mundial, el ejemplo que sirve a EEUU para replantearse la suya, el sistema al que acuden todos los extranjeros a operarse o tratarse… No dejemos que nos la quiten, por favor, no dejemos que los recortes nos lleven a que los que tienen dinero se salven y los que no mueran sin calidad de vida ni cuidados de ningún tipo. Porque a eso vamos a llegar de seguir así. Tenemos que pararlo como sea.


19 respuestas a “En defensa de la sanidad pública (por Ana)

  1. Ayer me quedé helada. En una conversación con amigos, me cuentan que Vértice, una productadora de televisión, ha sido comprada por Piqué, el ministro de Aznar… pero eso, que ya me parece bastante grave, no lo es tanto si piensas en lo que me contaron a continuación: debe 14 mil millones de euros a las Seguridad Social (¡¡¡14 mil millones!!!) que se les van medio a perdonar tras esta compra… No lo tengo confirmado cien por cien, me lo contaron personas muy cercanas a la empresa, pero si esto es cierto, me cago en todo… ¿cierran hospital y personan ese dineral a una empresa, de tele o de bragas, me da igual, porque la compra un ex ministro? Pero, ¿qué están haciendo con este país, por dios santo?

    Me gusta

  2. Sí, Jorge, es esa maldita enfermedad, que cómo tú muy bien defines, es cruel hasta lo inhumano… pero ahí vamos, luchando, porque mientras uno está vivo tiene la obligación de vivir lo mejor que pueda… Supongo que no te digo nada que no sepas si has pasado por este duro trance con tu madre, lo entiendes todo entre líneas porque vivir esto marca por completo a una persona. Siento lo de tu madre, aunque estoy segura de que ha estado atendida y rodeada de amor durante todo este proceso, por la gente que nombras y por vosotros, su familia, que se convierte en una piña alrededor de la persona enfermo (supongo que en la mayoría de los casos, aunque escuchas de situaciones que te pone los pelos de punta)

    Llevas razón en cuanto a que esto te enseña cosas positivas, muchas, muchísimas… Es curioso, yo creo que desde fuera, si no estás viviendo esto en primera persona, no se puede entender una afirmación así, pero sí, esto tiene cosas muy buenas, el orgullo hacía cómo afronta el enfermo su estado, su fortaleza, su ánimo… en mi caso, mi madre siempre dice que le viene bien venir a verle porque al final es él el que la anima a ella… el amor, el inmenso amor de toda una familia y amigos… el poner las cosas en su sitio, qué es importante y que no…
    Dentro de la inmensa, colosal, mala suerte de que te toque algo así, nosotros tenemos mucho que agradecer…

    Y por lo del hospital, siempre en la lucha, nunca dejar caer los brazos, no permitir que nos arrebaten derechos… ni a los pacientes ni a los profesionales que aman su trabajo y se desviven por este tipo de enfermos tan especiales (y tan difíciles en ocasiones)

    Muchas gracias por los ánimos… y que sepas que mi marido es otro fiel seguidor del Atleti, pero de los buenos buenos…

    Un abrazo fuerte para ti también…

    Me gusta

  3. Vale, no es que yo sea especialmente espabilado, pero sé de lo que hablas, y sé de quienes hablas. ¿Por qué digo que sé de que hablas? porque efectivamente se trata de una enfermedad muy grave, las cosas como son, aunque yo siempre la he calificado de cruel. Y su crueldad viene dada por como se desarrolla en el enfermo y su entorno.

    ¿Y porqué digo que sé de quienes hablas?, porque les conozco: a Yolanda, a Saúl, a Teresa, al Dr. Mascías al Dr. Mora…y a varios profesionales más de los que no recuerdo el nombre.

    Personas primero, y profesionales (por ese orden que para mí también es el más importante), que durante siete años si no recuerdo mal trataron, cuidaron, mimaron y yo creo que llegaron a querer a mi madre, y en este caso también a sus cuidadores más cercanos, mi padre y una de mis hermanas.

    Primero personas porque al igual que tu dices dedicaron su tiempo e hicieron cosas que excedían claramente de sus obligaciones profesionales, y por supuesto de su salario (ya sabes, algunas personas parece que miden todo por el rasero económico).

    Ana seguramente te resultará extraño si te digo que en el durísimo y largo trance que pasamos todos hubo cosas positivas. No solo mi madre ya fallecida, Luisa, se hizo mejor persona, lo increible es que ¡¡nos hizo mejores a los que la rodeabamos, cuidamos y quisimos/queremos!!

    Curiosamente en la actualidad uno de mis mejores amigos en la distancia ya que vive en Bilbao, Mikel, tiene la enfermedad en cuestión. Y no me digas como pero se ha establecido un lazo de unión especial entre nosotros -(imagino que ser los dos del Atleti de Madrid tendrá algo que ver)-, teniendo en cuenta que nos hemos visto físicamente un par de veces.

    En este caso la tecnología ayuda para poder mantener contacto casi diario. Mikel y Rosana -su esposa y cuidadora- son unos auténticos cracks, más majos que ni sé.

    Finalmente decirte que coincido contigo, no DEBEMOS permitir que desmantelen nuestras vidas, que de algún modo es lo que están tratando de hacer, o al menos parte de ellas. Y defender, por ejemplo la Sanidad Pública, es una OBLIGACION que tenemos todos los ciudadanos. Nos ha costado mucho tenerla, y mantenerla con una alta calidad.

    Muchísimo ánimo y ¡¡mucha suerte!!

    Un abrazo fuerte
    Jorge.

    Me gusta

  4. Leí un artículo que hablaba de lo que tú dices. Destacaba la paradoja de que nos vendan que para mantener el estado del bienestar es necesario hacer recortes en lo más básico del estado del bienestar, como es la sanidad pública. Estoy de acuerdo: es criminal que nos arrebaten la posibilidad de recibir cuidados médicos adecuados (que, por otra parte, hemos venido pagando entre todos los que contribuimos a la caja común). ¿Quién se ha gastado nuestro dinero y en qué???

    Me gusta

  5. Creo que es un crimen lo que se está haciendo con NUESTRA sanidad pública y de corazón espero que vuestra unidad y tantas otras permanezcan. No me entra en la cabeza como servicios sanitarios que funcionan bajo mínimos y soportan tal cantidad de trabajo están en el ojo de mira y al mismo tiempo mantengamos el estado de bienestar (por citar sólo un ejemplo) de nuestros cienes y cienes de políticos, coches oficiales, dietas, edificios públicos que cuestan un pastón mes a mes, iPads, iPhones y demás gilipolleces.
    Llegados a este punto, no me puedo ni imaginar que será lo siguiente que aniquilen.

    Me gusta

  6. De nada, gracias a ti por comentar. Ojalá que no le pase a nadie, pero como no tenemos una bola de cristal que nos asegure que siempre vamos a estar sanos, tenemos que luchar por esta sanidad que funciona (mejor de lo que creemos). Un besazo

    Me gusta

  7. Nunca, jamás, rendirse, Carol… es lo único que en estos momentos tengo claro en mi vida… Hay que seguir adelante cueste lo que cueste, y disfrutar de cada momento, de cada segundo, que la vida nos depare… Y eso implica luchar por aquello que consideramos justo, por nuestros derechos, por aquello que lucharon nuestros padres y abuelos… Tienen que pasar por encima de nosotros para arrebatarnos esos logros…

    Y no, no somos valientes, somos supervivientes, no nos queda otra que tirar para adelante y afrontar lo que venga de la mejor de las maneras. Un beso

    Me gusta

  8. Sigo tu situación, Ender, a través de tu blog, aunque no comento mucho porque no soy madre y no puedo darte muchos consejos. Precisamente antes de escribí este post leí el tuyo último, sobre las preguntas absurdas y la falta de coordinación y sensibilidad que mostraban algunos médicos en tus consultas. Yo también me he encontrado con eso, médicos y personal sanitario apático y que te dedican mala atención, pero, como digo en el post, los que son vocacionales de verdad y se implican, luchan con uñas y dientes por el paciente, por conseguir que se le hagan las pruebas dentro de un tiempo asumible, que se le cuide, que se le trate bien…
    Espero, de corazón, que tampoco tu unidad cierre ni se recorte, hablamos en mi caso de muertes y en el tuyo de vidas, vidas futuras, vidas truncadas por un deseo imposible sin ayuda… Ojalá tengamos suerte, Ender, aunque en tu caso, estoy segura que sí, que la fuerza te va a venir de tu pequeñita…
    Muchas gracias por los ánimos. La vida es cabrona y es más, una hija de puta 😉 Pero seguiremos adelante porque rendirse no es una opción, la vida es lo único que realmente tenemos…

    Me gusta

  9. Tú mejor que nadie saber lo que me ha costado escribir este post. Nunca quise hacerlo y no lo hubiera hecho si no fuera, como bien dices, por la mejor de las causas. Soy guerrera y reivindicativa por naturaleza, lo hubiera hecho aunque no estuviera en esta situación, así que imagina cómo me puedo implicar en este caso…
    Un besazo, guapa…

    Me gusta

  10. Muchísimas gracias. Ya sé que va a sonar a manido y a fórmula de cortesía, pero te puedo asegurar que no es así: no te puedes imaginar el bien que me hace este tipo de apoyo moral, el no sentirse solo es muy importante…

    En cuanto al ánimo, va por días, pero es cierto que ganan los que lo mantenemos alto… Un besazo y muchas gracias de nuevo…

    Me gusta

  11. Yo también tengo buenas experiencias con la privada, y malas, al igual que con la Sanidad Pública, pero lo importante es que haya una cobertura universal por todos aquellos que la privada no pueden permitírsela ni de lejos… Además, como tú bien comentas, los casos graves lo derivan siempre a lo público que son los que tienen los medios y los mejores profesionales para resolver problemas.
    Estoy de acuerdo contigo en cuanto a manifestarse y en la mala sorpresa que nos podríamos llevar con un referendum sobre el actual modelo sanitario, de hecho se lleva respaldando desde hace años en esta comunidad aunque no de forma tan sangrante.

    Lo de luchar hasta el final no es negociable, es nuestra fuerza y lo único que tenemos. Un besazo…

    Me gusta

  12. ¡No bajar los brazos nunca! Como bien dices, sanidad y educación públicas son nuestros mayores logros y no les vamos a dejar que nos los arrebaten, ¡caiga quien caiga!
    Abrazos enormes y toda mi admiración a tu chico y a ti por vuestra valentía.

    Me gusta

  13. No sabes como comparto tu entrada, a mi por el tema de los abortos recurrentes me derivaron al que se considera uno de los mejores hospitales a nivel europeo sobre este tema.

    Cuando la ginecóloga me hacía la derivación me contaba que en muchos casos hay hasta más de dos años de espera para que te atiendan, nuestra gran suerte es que ya no vivimos en Barcelona y me derivaron a un hospital de una ciudad colindante, y antes de que me fuese me dijo que me deseaba toda la suerte del mundo para que cuando te atiendan no hayan recortado nada y puedas llegar al final del proceso sin que hayan desmantelado la unidad que te llevará.

    Por qué evidentemente, ese departamento es uno de los que está más en peligro y no sé lo que va a aguantar, cuando yo llegué ya sufrí algunos recortes en pruebas, aunque he de decir que los equipos médicos hacen lo que sea para que se te las puedan hacer todas aunque es necesario invertir muchísimo más tiempo que en época de bonanza.
    Desgraciadamente no puedo estar igual que tú de contenta en cuanto al factor humano pero soy muy consciente que es gracias al estado de bienestar que habíamos construido hasta ahora, que se me brinda la posibilidad de tener este hijo, ya que de la forma tradicional sería imposible.
    Creo que a menudo no somos conscientes de lo importantísimo de la sanidad pública hasta que no nos vemos en un caso en el que necesitamos de una atención especial o minoritaria y por eso no puedo estar más de acuerdo en lo que expones.

    Por otra parte Ana, mandarte un abrazo para darte ánimos en la difícil situación en la que estás.
    La vida es muy cabrona, pero seguiremos adelante, verdad?
    Besos

    Me gusta

  14. Gracias por derramar tu alma sobre el teclado, Ana. Sé lo importante que ha sido para ti hacerlo y también sé que es por la mejor de las causas, la más justa, en la que crees (y que yo comparto) la igualdad de derechos y de oportunidades de todos los hombres y mujeres sin importar ninguna de sus características. Este es el pilar en el que se cimienta todo lo demás.
    Te acompañaré en la lucha por un sistema sanitario público e igualitario mientras me quede aliento.
    Un beso enorme.

    Me gusta

  15. Ana, por encima de todas las reivindicaciones tan justas que denuncias, y que ojalá se acaben convirtiendo en realidad, quiero enviarte un abrazo fortísimo por abrirnos tu corazón de una forma tan humana y sentida. Y otro para tu marido. Muchísimo ánimo (intuyo que ya lo tenéis) y, como dice Anantxa, no hay que dejar de luchar. Un beso.

    Me gusta

  16. Me ha gustado mucho tu post, también me ha dolido. Es duro. Yo tengo buenas experiencias con la sanidad pública y con la privada (no voy a contar aquí mis cuitas), pero me parece una sangría eliminar hospitales y unidades especializadas como las que mencionas. Por fortuna no la conozco, no me ha tocado.

    Me temo que el coste que supone el tratamiento de tu marido un hospital privado no podría asumirlo, o no de igual forma.

    Mis hijas han nacido en un hospital privado y todo fue genial. Nunca olvidaré que cuando me ponían la epidural en mi primer parto, oí desde el quirófano a los enfermeros comentar que habían desviado el «aneurisma» al Clínico. Les mandaban una persona con un aneurisma de aorta, más cerca de la muerte que de la vida, y habían preferido que lo atendieran en un hospital público con más medios, se sabían superados. Evidentemente hay casos que les sobrepasan, puesto que la sanidad pública tiene más dotación.

    En Madrid el camino es claro, no quiero resultar pesimista, pero la postura de la Consejería de Sanidad es firme. Inhumana, pero férrea. O hay concentraciones en la puerta de la Consejería, día sí y día también, o esto es imparable. La manifestación del domingo no va a pararlo, no si es algo puntual, y, por otro lado, aunque te duela, te queme, te lacere, Ana, hay miles de personas donde vives que prefieren ese modelo sanitario o lo respaldan en las urnas. Yo no lo entiendo, salvo en el caso de personas millonarias que podrán costearse determinados tratamientos en el extranjero.

    Creo que en Madrid sería necesario un referéndum donde nos preguntaran que modelo preferimos y acto seguido me digo que no, que nos quedaríamos espantados con el resultado.

    Hay que luchar hasta el final, esa es vuestra fortaleza. Un beso.

    Me gusta

Deja un comentario