Timos modernos (por Ana)

Últimamente tengo la sensación de que tengo que estar alerta, siempre pendiente de que no me engañen… es como si viviese en una eterna conspiración contra mi persona. Hay que reconocer que yo siempre he sido un poco paranoica (y muchas otras cosas raras, pero eso es material de otro post) pero lo cierto es que creo tener pruebas de que el timo de la estampita se ha modernizado hasta límites inimaginables.

Voy a poneros un ejemplo, que para mí es bastante significativo no solo del morro que le echan algunos a la vida, también de la sociedad en la que nos estamos convirtiendo, a mi modesto entender, no demasiada sana ni buena.

Ayer fui a la consulta de un endocrino. Acudí de manera privada, ya que el problema que quería consultar no era grave y tal y como está el tema de la seguridad social pensé que me iban a dar para dentro de dos años y no quería colapsar aún más las consultas. Teniendo en cuenta que, por determinadas circunstancias, tengo contrato con una compañía de salud, pues eso, que allá que me fui.

Lo que quería consultar era que en los últimos tiempos me noto hinchada, cada vez que como me siento como un globo de grandes dimensiones y lo cierto es que he engordado un poco sólo de tripilla y cintura. Quería que me hicieran unos análisis porque me da que tengo algún tipo de intolerancia, no sé, es como si me cayera mal algo al estómago y eso dificultara la digestión.

Pues bien, según entré en la consulta, el médico, hablando a una velocidad de vértigo y sin preguntarme siquiera el nombre, me pregunta: “Bien, a ver, entonces, ¿quieres adelgazar, no?” Yo le explico que no es solo eso, y le cuento un poco el problema… Me interrumpe para decirme que tiene que hacerme una ficha y que me tiene que pesar y medir. Lo veo lógico por lo que accedo a ello. Lo hace y llega a la conclusión de que me sobran un par de kilos, a lo sumo tres (vamos, lo que ya sabía yo) y me empieza a contar la dieta que me va a poner. Toda a base de verduras, una dieta que él aprendió cuando estaba trabajando en Francia, porque los franceses son muy metódicos para esto y son geniales y bla,bla,bla… A todo esto, yo sin poder meter baza… Me dice que tengo que beber muchísima agua y que, como complemento a las verduras, me va a mandar comprar unos complejos vitamínicos de la misma marca francesa para la que él ha trabajado (y sospecho que sigue haciéndolo) y que son tipo papillas, sobres, etc… y por supuesto, valen una pasta (esto no me lo dice así, pero por lo menos tiene la decencia de insinuarlo)

Llegados a este punto, yo estoy ya con los ojos como plato… vamos a ver, que yo no soy un tipazo, pero que creo que no estoy como para llevar una dieta tan estricta, que con una dieta normalita de “usted quítese el pan, no mezcle hidratos de carbono, cene verduras” y esas cosas, puedo perder perfectamente los dos kilos que me sobran. Hago deporte, no llevo una vida sedentaria… no sé…

Pues para culminar, va y me dice que para poder ponerme esta dieta taaaannn completa y complicada (vamos, no sé yo que complicación tiene comer verduras a todo trapo) me tiene que hacer una prueba que solo hacen en un hospital de Madrid y que, oh, dios mío, por desgracia, no cubren las compañías de salud… ¡Acabáramos, que me va a costar más dinero, aparte de los sobrecitos! Es una prueba que vale como 100 euros. Y para rematar la faena, me comenta que él también trabaja en ese hospital (vamos, que están todos compinchados), o sea que perfecto, me hacen la prueba y luego me paso directamente por su consulta y él ya solo tiene que decirme cuánto tiempo tengo que estar tomando verduritas (que para eso es la prueba, para que él determine cuánto tiempo dura la dichosa dieta maravillosa)

¡¡Pero estamos locos o qué!! Y habrá quien lo pague para quitarse sólo dos kilos y se meta a hacer una dieta que vete tú a saber si no será mala para el organismo (lo de los potingues ajenos a la comida siempre me ha dado mucho miedo). Por favor, que no es un problema de sobrepeso ni de salud, que es estética pura y dura… Pero, qué clase de sociedad somos que nos gastamos el dinero que no tenemos en tonterías de este tipo mientras otros mueren de hambre. Entiendo que si pensase 100 kilos con mi altura hiciera todo lo posible para estar mejor, pero en estas circunstancias actuales me parece todo innecesario, de verdad…

Así que me volví a casita como estaba y de los análisis para el tema de la intolerancia ni siquiera se habló, y eso sí que es un tema de salud y a mi modo de ver bastante importante… Manda narices…


20 respuestas a “Timos modernos (por Ana)

  1. Buenos y malos profesionales existen en la medicina pública y la privada, pero esta última tiene el componente mercantilista. Entendí muy bien la importancia de que exista la competencia pública en sanidad para no llegar a la perversión mercantilista de la privada, viendo Psyco de Michel Moore. Totalmente recomendable.

    Eva

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  2. Conozco excelentes profesionales en la medicina privada, a los que les debo mis dos embarazos, sin necesidad de recurrir a técnicas de reproducción asistida. Y uno de los mejor endocrinos de Madrid, que detectó un nódulo en mi tiroides simplemente a ver algo en mi cuello mientras le hablaba. La ecografía confirmó su buen ojo.

    Mi hija pequeña ha estado dos veces ingresada en hospitales privados (una vez en público) y todo fue genial. Disiento, prácticamente todas mis experiencias con la sanidad privada son buenas. Y muchos también están en la pública…

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  3. Y lo peor, como decía más arriba, es que nos vemos abocados a este tipo de sanidad por culpa de unos malos gobernantes… Y unos médicos sin escrúpulos que solo van a sacarte la pasta… ay, madre mía, que dios nos pille confesados…

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  4. Ahora yo también lo sé, pero es que no me podía creer que los endocrinos solo están para hacerte adelgazar, pensaba que se ocupaban de todo lo relacionado con la nutrición… en fin, pues eso, que iré a un alergólogo, a ver qué me dice…

    Tomaduras de pelo siempre ha habido, y seguirá habiendo mientras la gente se crea estas tonterías, porque vamos, a mí es que ni siquiera me preguntó el por qué de mi visita, entró derechito… si hubiera aceptado seguro que ahora me estaría gastando una pasta… en fin…

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  5. ¡¡Qué cara más dura!! eso no es un médico ni nada… se parece a esa mezcla de predicador y curandero de las pelis del oeste. A veces creo que eso es lo que pasa, que nos hemos salvajizado como lo estaban los americanos de los westerns, sin ética, sin valores, todo por la pasta…

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  6. No me extraña que pensases que te estaban timando, por qué sí, eso es un timo!!!!
    Me he acordado de que cuando entré en la adolescencia tuve muchísimos problemas con las articulaciones, que sigo teniendo pero no como entonces, por qué soy laxa, mis articulaciones no tienen fuerza suficiente para retener el hueso y me disloco a lo loco XD
    Mi abuelo llevaba toda la vida pagándonos una mutua privada a su hija y nietos y por este tema, tuve que ir 5 semanas seguidas, para ver cómo evolucionaba la inmovilización, la articulación, etc.
    Cada visita me atendía un médico distinto, uno me dijo que en cuanto me recuperase tenía que operarme en este caso el hombro que se me dislocó, el siguiente que no hacía falta, el siguiente que sí, el otro que no, y así hasta 5, cada uno me dijo lo que le pareció.
    Al final, consultando el tema por otros canales, me comentaron que el problema de esas operaciones es que son bastante gordas, con una recuperación chunga, pero sobretodo inútiles del todo en la adolescencia y un poco menos, pero no mucho, de mayores, por qué la articulación volverá a ser laxa en un tiempo, es un tema estructural.
    ¿Por qué algunos médicos querían operarme entonces?, mi abuelo tenía una sobrina trabajando en esa mutua y nos explicó que esas intervenciones las cobraban, vamos, que era una manera de sacarse un sobresueldo sin importar una mierda a costa de qué.
    Desde ese momento cada vez que un médico de la privada le sugería a mi madre algún tipo de algo que no fuesen las pruebas básicas, ella se buscaba la molestia de contrastar esa información para ver si la estaban timando o no.

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  7. en muchos laboratorios privados hacen un test de intolerancia alimenticia, ésto sí, no lo cubre ningún seguro privado y cuesta unos doscientos euros, yo le he visto en echevarne
    saludos

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  8. El caso concreto que comentas es bastante flipante, aunque me temo que tomadores de pelo en esto de las dietas haberlos los ha habido siempre, más o menos sofisticados, pero ahí están y han estado.

    Si sospechas que tienes una intolerancia o una alergia a algún alimento, yo te diría que furas a un médico de digestivo para lo de la intolerancia y/o a un alergólogo para la alergia.
    Creo que normalmente los endocrinos no están especializados en temas de intolerancias/alergias.

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