Pecados nacionales (por Ana)

¿Es la envidia el deporte nacional de este país? ¿De verdad? ¿Sí? Es que no me lo quiero creer… pero hay datos que podrían indicarme que estoy equivocada, que los españoles son envidiosos por naturaleza y guardan rencor a aquellos que triunfan, que tienen dinero, que son guapos, que son felices o, lo peor, el mayor de los pecados, lo tienen absolutamente todo…

Hoy, en una discusión en el muro de Facebook de Isa, mi colega im-perfecta, y a raíz de otro tema, ha salido éste, la envidia que en este país hace caer a ídolos, que nos lleva a criticar a todo aquel que ha triunfado y a desearle lo peor. La envidia que nos hace ver a esa persona llena de defectos y al que nos cuesta reconocerle las virtudes (que alguna tendrá para estar donde está, digo yo). Yo he defendido que no todo el mundo es así, es más, que la inmensa mayoría de españoles no tienen como pasatiempo principal criticar a los famosos por su fama, que cuando se les critica es con algún razonamiento, por algo concreto y real. Se me ha contestado que de eso nada, monada (bueno, eso he interpretado yo, la gente que escribía era toda de nivelazo cultural, así que no escriben tan coloquialmente) que estoy equivocada.

Me he quedado con el “run run” en la cabeza. Yo sé que en mi caso no es envidia lo que me llevaba a criticar al actor del que estábamos hablando en esa conversación, pero, ¿cuántos de los que estaban interviniendo pueden decir lo mismo? Y me he acordado de dos casos que me han llevado a pensar que no se puede generalizar nunca, que la gente no es como pensamos y que existen múltiples realidades dentro de un país. Hace muchos años, muchísimos, yo trabajaba en un programa que tenía una clara sintonía política con la izquierda. Evidentemente, nos nutríamos de todos los medios de comunicación para hacer el programa, pero personalmente, nosotros seguíamos a los más afines a la forma de pensar de la mayoría del equipo. Llegó el momento de las elecciones. Nuestras encuestas internas daban un claro triunfo al PSOE, nuestros sondeos personales, de la gente que conocíamos y de la que nos rodeábamos, nos hablaban de ese éxito de la izquierda… Pues bien, fueron las primeras elecciones que ganó Aznar por mayoría absoluta. Recuerdo, y esta es la conclusión, la frase de mi adorada directora, una de las personas más sensatas que conozco y a la que más admiro ideológicamente y personalmente: “es que nosotros vivimos en una burbuja, creemos que el mundo es como es nuestro micro mundo, y no es así, hay mucho mundo fuera de lo que nosotros vemos y respiramos” Y es cierto, cuando uno/a es de una opinión, o de una religión, o de un gusto personal, o de un equipo de fútbol, tiende a rodearse de iguales, de personas que piensen como él o ella, ignorando a veces que existe gente fuera de ese grupo. Se pueden tener amigos de todas las tendencias y muy distintos a ti, pero eso será la excepción, para ti, ese/a será el raro/a, con el que te gustará discutir por llevar la contraria.

El segundo caso fue justo después. Tras terminar este programa, y tras dar unos cuantos tumbos en otros, aterricé en un concurso juvenil, de tipo amoroso. Eran jóvenes que sin verse, tenían que elegir a una pareja entre otro grupo de jóvenes. Yo grababa lo que nosotros llamamos “perfiles”. Era la presentación del joven en cuestión. Era complicadillo porque nunca se le podía ver la cara ni ningún rasgo distintivo, por lo que solíamos grabar lo relacionado con sus aficiones. También era muy divertido y creativo, yo me lo pasé genial, y aprendí un montón de una realidad que yo desconocía. Os juro por lo más sagrado que sigue existiendo una España profunda, de personas marginales, no por no tener dinero, que algunos de estos tenían mucho y ninguno estaba en la miseria. Lo que definía esa marginalidad era la incultura, lo chabacano, el modo violento en algunos casos… Un mundo completamente diferente al mío. Yo llegaba a mi casa cada día como si hubiera viajado a Marte, a Saturno, a la Luna… Nada, pero nada, en las casas que visitaba tenía que ver con mi forma de vivir y de todos los que conocía. En la mayoría de las casas no había libros y los chicos y chicas que entrevisté se jactaban de no haber leído uno entero en su vida. Cuando llegué a la habitación de un chico que parecía más cercano a mí que los demás, vi que tenía las estanterías llenas de ese objeto con tapas y libros tan ignorado en otras casas… Y cuando le pregunté por sus gustos, me dijo que eso de los libros se lo había puesto su madre porque decía que adornaba. Otro me dijo que se había leído “El Código Da Vinci” entero para ganar una apuesta, pero que ya no había leído más ni lo haría. Todos contestaban lo mismo cuando les preguntabas por sus aficiones. Chicos: fútbol, flayers (no sé ni si se escribe así, son las invitaciones a discotecas, conciertos, etc) videojuegos, salir con los amigos… Chicas: Ropa, maquillaje, hablar por teléfono, flayers, salir con las amigas… Lo que yo siempre he considerado estereotipos y tópicos… Pues no, señores, un inmenso número de españoles es así, vive así, y es feliz viviendo así… No tienen aspiraciones ni deseos más allá de ser famosos o salir en la tele… Es otro mundo dentro de mi mundo…

Ahora pongo la tele y paso por un programa en el que están poniendo a parir a Paula Etxeberría por copiar modelos, estilismos, en un blog de moda que lleva… Y las opiniones son del grado de acusarla de matar a Manolete. Y entonces pienso en todo esto y me digo a mí misma que no hay fundamento para decir que el deporte nacional español es la envidia, como no lo hay para decir que no, ni que en España no se lee, porque si preguntamos entre mi grupo más cercano y tres capas más allá, se lee muchísimo, pero ahí están mis chicos del concurso… Lo que creo es que España es muy grande, y dentro del país hay pequeños territorios, distintas formas de ver la vida. Hay mujeres que solo quieren casarse y tener hijos para quedarse en su casa y hay otras que se horrorizan ante esta posibilidad y no sé decir qué grupo es el más numeroso. Como no sé qué porcentaje de españoles es envidioso y se deja llevar por la opinión generalizada hacia un personaje público, y que número de nosotros recapacita y elabora un discurso antes de emitir un juicio sobre alguien público. Si alguno de vosotros lo tenéis más claro, aquí podéis dejar vuestra opinión, que siempre es bienvenida…


12 respuestas a “Pecados nacionales (por Ana)

  1. Coincido contigo Isa, he visto criticar al guapo, rico, listo, al feliz, al del cochazo, al triunfador… prácticamente sólo por poseer lo que otros envidian.
    Sobre la humildad cristina mal entendida creo que podríamos escribir un post entero del tema, aliñado con un poco de «a Dios rogando y con el mazo dando»…
    Imagino que cada país tendrá lo suyo, pero este complejo nuestro de mirar lo que hace el vecino yo lo llevo fatal.

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  2. Yono me he encontrado con tanta gente que se crea envidiada. En cambio, sí he percibido a mi alrededor muchos casos de gente que se desahoga contra el que considera afortunado. Puede que el término perfecto no sea exactamente envidia si no bajura de miras, mediocridad… No está mal visto criticar al rico, al guapo, al triunfador, al feliz… como si merecieran un castigo por el simple hecho de serlo. No sé si es el concepto de humildad cristiana mal entendido o qué, pero sé que es algo que corrompe la mentalidad de nuestra ciudadanía a la hora de afrontar las cosas. Brillan más las excepciones, así se encuentran ejemplos de lo contrario muy fácilmente. Pero este tema subyace en la escasa convicción con que los españoles luchan por lo suyo, por estar mejor por derecho.

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  3. Bueno, esto no todo el mundo lo ve así. Se habla de que X es «de derechas» o Y es «un rojo» con desprecio. Se critica lo ajeno y se es muy condescendiente con los propio.

    En cuanto a la envidia, Ana, es una generalización injusta, y yo me he encontrado con que muchas veces lo repite gente -si la envidia fuera tiña- que se cree envidiada por otros y peca de bastante soberbia y de vanidad.

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  4. Totalmente de acuerdo en que cada cual ve el mundo desde su perspectiva y, al buscar gente con intereses afines, pensamos que todo el mundo es igual pero, por suerte, hay variedad. Aunque, lo de «por suerte» lo diría con reservas. Es decir, está muy bien que no todos pensemos lo mismo en cuanto a política o religión, por ejemplo. Pero enorgullecerse de no haber leído nunca un libro me parece una cosa bastante triste… Un besote.

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  5. Pues sí, tengo amigos que entran en una categoría muy distante a la mía. Creeme. Y me enriquece mucho tenerlos cerca, me baja a la tierra.

    Y ya sé que las estadísticas no son matemáticas puras, pero también sé que hay datos irrefutables: los libros que no se venden o las bibliotecas vacías. No son unos pocos los que no leen. Son muchos. Son mayoría.

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  6. Primero, las alusiones vienen sólo por la frase en la que digo que la discursión fue en tu muro, ¿verdad? Porque yo soy muy respetuosa con la intimidad de cada uno y en ningún momento he expresado tus opiniones en dicha discursión ni tus comentarios, faltaría más, antes me corto la mano, fíjate 😉
    Estamos de acuerdo en lo esencial, menos en dos puntos. Uno es el dos. No voy a generalizar y mucho menos voy a analizar tu grupo de amigos, pero yo también diría que he incluido a personas de todo tipo en mi grupo de amistades… Y sería verdad hasta cierto punto. Todas las personas de las que me rodeo tienen más en común conmigo, en la esencial, en el mundo en el que viven, que lo que tienen de diferentes. Luego puede ser que uno sea de izquierdas o de derechas, que sea del Madrid o del Atleti, que sea católico, casado, soltero.. cualquier rasgo diferenciador a mi vida, pero en esencia, está dentro del mundo que vivo. Por eso es mi amigo… Me cuesta mucho creer que tú o yo tuviesemos relación con cualquiera de los chicos a los que hago mención, y no solo por la edad, es que viven en otro mundo diferente al nuestro…

    Las estadísticas, eso es como la fe, puedes creer o no. Yo no creo. Me parece que todas son intencionadas, ya sea por la parte económica, social o política. Las preguntas, y sé de lo que hablo, pueden dirigir la contestación hacia donde el entrevistador desee… Y, ¿dónde miran, a quién preguntan? ¿Qué no leemos? Bueno, depende si miras a la casa vacía de libros o te montas veinte minutos en el metro. ¿Puede decirme una encuesta si la población española es envidiosa, si le gustan las acelgas o si se quiere casar? Pues depende el número de personas a las que pregunten, dónde… aún así, siempre creeré que es algo segasdo. Por esa regla de tres, miles de encuestas te dirán que lo que más vemos en la tele son documentales de animales, luego miras las audiencias (ese sí que es un verdadero engaño) y percibes que Sálvame no hay quién lo pare… En fin, que todo es relativo…

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  7. A ver… Por alusiones (como se decía en mis tiempos mozos):
    1. Lo de que vivimos en nuestra burbuja es algo que sostengo desde tiempos inmemoriales. Es una burbuja minoritaria.
    2. He tenido la osadía de romper esa burbuja e incluir en mi círculo gente en las antípodas de mi pensamiento, de mi rollo, de mi forma de entender la vida, para tratar de entender todas las posturas.
    3. Soy la primera que está en contra de las generalizaciones. Por supuesto que no se puede decir que todos los españoles son envidiosos por naturaleza, como no se puede decir que todos son analfabetos o simplemente incultos.
    4. Hay una ciencia que se llama estadística y que es un peñazo, pero que viene muy bien para medir tendencias y estados de un conjunto de personas: por ejemplo la población de un país.
    5. Esos datos estadísticos sirven para mostrar cuanta gente lee en un país o que opinan determinado sector de la población.
    6. Basándose en estos datos se pueden hacer asertaciones como que hay más gente que no lee que gente que lee.

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