Momo y los pequeños placeres (por Crisgallar)

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He empezado a leer un libro que está magistralmente escrito, y eso que es su traducción al castellano. Hacía tanto que no me pasaba que me he sorprendido a mí misma disfrutando del placer de leer como hacía tiempo que no lo hacía. Y no es un libro que en principio parezca fácil, puede que incluso si os comento el tema alguno piense “menuda pedante de tía y menudo plastón tiene que ser”. Estoy disfrutándolo a tope y me ha hecho reflexionar sobre cómo utilizo mi tiempo y sobre la calidad de los pequeños premios que una puede darse muy de vez en cuando frente a las modernas servidumbres, como el trabajo este tan liberador de periodista que no tiene horario y las horas que echo -mea culpa- en compromisos obligados o en las redes sociales, en estar al día de determinadas series, libros, artículos, tuits o blogs que me roban mi precioso tiempo como hacían los hombres grises a los que se enfrentó la pequeña Momo de Michel Ende – ese fue también un buen libro, se ha quedado conmigo durante décadas-.

El libro de estos días se llama ‘The Master, retrato del novelista adulto’ y está escrito por un autor irlandés que no había leído hasta ahora, Colm Tóibín, quien según parece se hizo popular al llevarse al cine alguna de sus obras. La novela es de 2004 pero se ha editado en nuestro país recientemente y el ejemplar lo he conseguido en el ‘mercadillo de libros’ que tenemos cada tanto tiempo en Europa Press, cuando los de Cultura ponen a disposición del resto de compañeros los ejemplares que llegan de las distintas editoriales. Lo cogí de casualidad, entre los últimos que quedaban, de los restos como quien dice. Pues menuda sorpresa y menuda maravilla.

The Master convierte en personaje de ficción al novelista norteamericano Henry James -los de mi generación le conocieron por la obligada lectura de Una vuelta de Tuerca- e indaga por la mente del autor de ese extraño relato sugiriendo cuáles pudieron ser las fuentes de inspiración del artista o el estado de ánimo que le generaban la forma de ser y de actuar de determinados miembros de su familia o amigos. No pasa mucho más, pero pasa de todo. Nadie me había hablado jamás de ese libro, no hay que leerlo para estar al día de nada ni comentar en el trabajo o en el bar, pero es una maravilla. Un placer casi olvidado, repito. Qué bien leer algo tan bien escrito.

Pienso en el tiempo de ocio que muchas veces, yo la primera, todos desperdiciamos en productos culturales de escasa calidad, en libros mediocres que olvidas tras pasar su última página, en películas insulsas y en series reguleras que te venden como “lo más de lo más”. Son los nuevos hombres grises que roban nuestro tiempo -ese que reservamos para nosotros solos- que es precioso y único y que no le debemos a nadie. Pues que nos pase lo menos posible. Momo, que no se me olvide.

@Crisgallar, aka Cristina Gallardo Parga  lleva bastante más de una década hablando, a cuenta de Europa Press, de lo que pasa a diario en los tribunales visitados antaño por terroristas del norte y a día de hoy  por chorizos de la peor calaña. También le gusta juntar letras de vez en cuando sobre temas más pintureros, tener canciones en la cabeza y leer historias que le sorprendan. Enamorada, amiga de sus amigos y  maleducada con los monstruos. 

2 respuestas a “Momo y los pequeños placeres (por Crisgallar)

  1. En estos tiempos vertiginosos que vivimos hace mucha falta y viene muy bien reservar un tiempo para la lectura sosegada. ¡Muchas gracias por la recomendación, Cris! Hay que echar el freno y disfrutar del placer de un buen libro 🙂

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