Cerca de mi casa (por Carol)

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Manifestación del 16 de febrero de 2013 en Madrid contra los desahucios. (Fuente: Barcex – CC BY-SA 3.0)

Aquí mismo, en esta calle donde hoy la gente toma el aperitivo bajo el clemente sol de febrero, por donde pasa ese niño en patinete y un grupo de despedida de soltera (otro más) dando la nota; aquí mismo, digo, hace unas horas, cuatro familias fueron desahuciadas.  

Aquí, a pocos metros de mi casa, ayer cuatro familias se quedaron sin la suya. Pese al apoyo de mucha gente valiente y solidaria que se congregó para hacer frente al desalojo, Pepi, Juani, Rosi y Mayra se vieron obligadas a abandonar sus pisos junto a sus familias, con un bebé recién nacido, menores y una hija con una discapacidad severa. Se me rompe el corazón solo de escribirlo.

El barrio en el que vivo, Lavapiés, se ha convertido en objeto de deseo de los especuladores inmobiliarios. De ser una zona de Madrid con mala fama, tachada de conflictiva, ha pasado a “barrio más cool de Madrid”, como lo bautizaba hace unos meses, para nuestra desgracia, una de esas estúpidas revistas de tendencias.

Y con la modernidad vinieron los incrementos salvajes de los alquileres. A Pepi, Juani, Rosi y Mayra, el fondo buitre que compró el bloque de Argumosa, 11 —para convertirlo en apartamentos turísticos— les subió el alquiler un 300 %. No podían pagarlo. Lógicamente.

Lo peor es que no son, ni serán, las únicas ni las últimas. Solo en el tercer trimestre de 2018 tuvieron lugar en España 11.547 desahucios, según el Consejo General del Poder Judicial. Es un drama que ocurre cada día ante nuestros ojos y que seguirá ocurriendo hasta que los gobiernos decidan tomárselo en serio y establecer medidas que nos protejan de la especulación inmisericorde. Pero se ve que no interesa.

Prácticamente nadie estamos a salvo. Me refiero a la gente corriente, a los que dependemos de nuestro trabajo o del soporte familiar para salir adelante. Quizá hoy tenemos un empleo más o menos decente que nos permite pagar el alquiler o la hipoteca, pero en estos tiempos de desolación y de inseguridad en que vivimos, ¿de verdad creemos que no podemos llegar a perderlo todo?

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El desalojo de Argumosa, 11 «ocurría mientras todos miraban a Catalunya y muchos se envolvían en la bandera», como dice en este breve y demoledor artículo Carlos Benéitez. Yo tampoco consigo comprender cómo es posible que en un país con una tasa de desempleo superior al 14 %, con una sanidad pública y un sistema de pensiones en peligro de muerte, en el que 47 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas en 2018 y en el que diariamente hay centenares de desahucios, una parte de la ciudadanía decida salir a manifestarse… ¡por la unidad de España! ¿En serio ese es su principal problema, el que les quita el sueño por las noches?   

Me da la risa floja cada vez que escucho a políticos y a otros especímenes apelar a la Constitución solo cuando les conviene. Se conoce que se han olvidado de un par de artículos que también están en ella y que promulgan el «derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada» y el «derecho al trabajo». A lo mejor tienen que leérsela otra vez.

El cine español ha reaccionado ante esta realidad con dos películas tremendas, que os recomiendo, aunque os digo desde ya que lo vais a pasar fatal: ‘Techo y comida y ‘Cerca de tu casa’. Y lo vais a pasar fatal porque, desgraciadamente, lo que cuentan no es ficción.

Carol es periodista (cuando puede) y co-bloguera feliz en Canciones de Buen Rollo. Dice que le gusta lo mismo que a todo el mundo: irse de vacaciones, comer y beber bien y dormir sin despertador. Devota del rock and roll y del cine en V.O., se transforma en Hulk cuando la gente habla o come ruidosamente en la sala. Entusiasta, aunque infiel, lectora de tebeos y tía postiza de un puñado de niños y niñas muy molones.


4 respuestas a “Cerca de mi casa (por Carol)

  1. Gracias por contar verdades, amiga. La realidad es un drama. Disociar la política de la realidad cercana, la que viven los ciudadanos, es algo que no logro comprender. Está claro que quienes ponen el foco en la unidad de España es porque están lejos de autor los problemas de verdad. O eso creen.

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  2. «Es indecente gente sin casa, casas sin gente» =(

    La imagen de la calle cortada por quince furgonas de la policía me acojonó, cuando iba de camino al metro. Pero, tras el paso de las horas, ese miedo se convirtió en rabia e impotencia… y así sigo desde ese viernes.

    Hablando de pelis, en el documental «Frágil equilibrio» también trata los desahucios con otra imagen terrible, todavía en los créditos: la del que está mirando la puerta, atónito e indefenso, y oyendo como al otro lado hay un antidisturbios tratando de derribarla.

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    1. Es verdad, no me acordé de ese docu cuando escribía; gracias por el apunte, porque realmente es espeluznante ver cómo se vive un desahucio desde el punto de vista del que dentro de la casa.
      Comparto tu sensación de acojone, lástima y mucha rabia. Creo que algo podemos hacer para convertirla en una acción que ayude a parar todo esto 🙂

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