
Les hizo mucha gracia que yo me llamara como la profesora y a mi me descolocaba alguna cuestión del tipo: ¿cómo se enfada Martina? Ah, bien, si llora o grita, o se tira al suelo, o no me habla durante un rato. Yo hubiera querido decirle a ese niño que Martina es tremenda, como un relámpago y el trueno, como el rayo que sí cesa, porque cuando llora del enfado su llanto es suave, como lo que en Asturias llaman el urbayo.
Estaba dispuesta a someterme a una batería de preguntas incesante. «Podéis preguntarme lo que queráis», les dije. Niños, creo que conozco muy bien a Martina, pues lleva conmigo cinco años, los cumplidos, los que les cantasteis el otro día, y a esto hay que añadir los nueve meses que creció dentro de mi. Es introvertida y reservada, pero sentada en su silla a mi lado, con todos los compañeros en el suelo, sobre las colchonetas, estaba feliz, crecida, orgullosa. Y yo también, aunque resulte pueril, y un tanto bisoño. Como las celebrities en la alfombra roja, pero vestidas de street style. Todos esos ojos puestos sobre nosotras y mi hija mostrando una abierta sonrisa. La prodiga poco y por eso vale aún más.
Se mostró encantada cuando estuve haciendo manualidades con ella y sus compañeros. A mi esas horas me sirvieron para relativizar, para aparcar ciertos miedos vividos los días previos, para entender que hay que manejarse en la incertidumbre en estos tiempos de crisis porque es lo que toca, pero que la certeza de saberla feliz y sana (esa certeza, entre otras muchas, pero ahora escribo a propósito de Martina) me ayuda a lidiar con el resto.
PD. La imagen que acompaña el post es un dibujo que firmó mi hija hace semanas. Se supone que esa muñeca rosa de pestañas largas, calva y con demasiados dedos en manos y pies soy yo. Y tengo que deciros que a pesar de que diste bastante de ser el retrato de una beldad, me gusto mucho en esos trazos.
Pero si tengo un comentario tuyo. Que ilusión!
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Me ha encantado leerte compañera de fatigas 😉
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Me ha hecho pensar en todos los momentos preciosos que aún me quedan por vivir gracias a mi hija. Gracias por compartir ese momento!!
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No hay nada más fuerte que el vínculo materno-filial…nada! Es precioso!!!
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Me ha encantado la idea de que vayan los papas al cole por el cumple, es genial, me alegro de que disfrutases ese momento, mi vida esta llena de ellos, en otra medida, pero se agradece y te engrandece 😉
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Me alegro mucho por ti y por tu hija, esas experiencia dan pereza al principio pero luego se disfrutan un montón. Bonito dijujo 🙂
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Muchas gracias. No sé si lo alcanzo todo, pero te aseguro que alcanzo más de lo que pensé que podría abarcar.
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Me alegro mucho por ti, Arantxa, estás muy guapa en el dibujo… Disfruta de esas dos bellezas que tienes en casa y a lo demás que le den por donde amargan los pepinos… Hay que saber priorizar y saber dónde está lo verdaderamente importante
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Los hijos y los momentos así con ellos son el mejor relativizante para esta vida y estos momentos.
Enhorabuena por el retrato, tantos dedos son el reflejo de que su mami alcanza todo lo que se propone, ¿o no?
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Calva y con tantos dedos… estoy divina. Es verdad que sentada a su lado sentí esa conexión entre nosotras, que era feliz porque yo había ido, que le decía a todos «Esta es mi madre» y me crecí. Martina no es especialmente cariñosa, ni expresiva respecto a sus sentimientos, por eso verla así me emocionó de verdad. Y tras unos días regulares fue un subidón. Y sí, me dije, que le dan a la tormenta que parece avecinarse.
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Es verdad, me sentí plena y orgullosa, de manera inesperada. Llevaba unos días muy malos y esas horas con mi niña y sus compañeros me dieron la vida.
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Sí, esa sonrisa era felicidad pura. El dibujo es precioso.
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Genial, Arantxa… La verdad es que estás monísima en el dibujo 🙂
Qué gran momento poder disfrutar de un acto social tan intenso y emotivo.
Qué ilusión hace siempre poder compartir con otros el amor y el orgullo mutuo de dos seres que se quieren como poca gente más se quiere en el mundo.
Ser madre, como dice Rut MM y aunque resulte cansino a los que no lo han vivido, produce una felicidad y una sensación de gratitud que empaña todo lo demás, por muy mísero que sea.
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me encanta….. mi hija también se llama Martina… hará dos años a finales de mes. Es difícil de explicar la felicidad, el amor, la ternura y la sensación de plenitud que trasmiten los hijos. Hay momentos en los que esa vorágine de sensaciones se me vienen encima de repente de forma inesperada, ante un gesto, un comentario o una imagen de mis hijos y entonces se me pone un nudo en la garganta y la primera palabra que emana del fondo de mi alma es GRACIAS. A Dios, a la vida o la suerte, a quien sea.
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Esa sonrisa debe ser la que hace valer la pena la felicidad, lo imagino. Muy bonito el dibujo =)
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El cumple fue el martes y estuve el viernes, y fue muy terapeútico. Lo necesitaba yo más que ella.
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🙂
Me encanta esa idea de ir al cole de tu hija el día de su cumple. Es precioso todo lo que dices y el orgullo que transmites hacia ella y ella hacia ti. Yo siempre digo que desde que mi hijo apareció en mi vida, me río mucho más de todo.
Un beso y felicidades por tu día tan fantástico.
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