Soy un daño colateral (por Arantxa)


Otro lunes más. Otra jornada más de huelga en metro de Madrid. Que hartazgo tengo como ciudadana, los dirigentes madrileños no van a atender ni una sola de las peticiones de los huelguistas. Ya acumulan unas cuantas jornadas de paros y pagamos el pato los trabajadores de a pie. Estamos un poco cansados de llegar tarde al trabajo o a por los niños, o de tener que salir de casa 20 minutos antes para no ir con retraso, pero el derecho a huelga es democrático y mientras cumplan con los servicios mínimos a aguantarse toca.

A veces me agarro unos cabreos monumentales, con las llamadas huelgas de celo. Paradas inexplicables entre estación y estación, demora de seis o siete minutos entre un tren y otro. Cuando por megafonía se oye la consabida retahíla de “servicio interrumpido por avería, disculpen las molestias” los viajeros resoplan y  hacen comentarios con sorna. Los viajeros, sufridores, están calentitos en general con los sindicatos y su actuación en el conflicto del metro. El derecho a huelga está reconocido por la Constitución, es legítimo y legal, pero cuando el tren llega atestado de gente y no puedes entrar te acuerdas de la madre del conductor, a bote pronto, antes que de la del Consejero de Transportes.

Como el fin justifica los medios, dan al más débil, al usuario, para hacer daño a los de arriba, daño entendido como pérdida de confianza ciudadana en la clase política (ya hace mucho que yo no confío, señores míos). Las huelgas de metro me generan un estrés añadido a las carreras del día a día. Los de arriba, por lo que parece, no se enteran o hacen como si les diera igual. Al final las consecuencias recaen en los más débiles. Porque el consejero del ramo de seguro no pisa el suburbano, más que para inaugurar estaciones y con la crisis ni eso, no hay dinero para obras públicas. Los que viajamos en metro no somos millonarios precisamente, sino trabajadores que también sufrimos con las políticas de austeridad, las subidas de impuestos, la supresión de la paga de Navidad y los recortes de sobra conocidos por todos, en sanidad, educación y una largo etcétera.

Cuando acumulas varios días la tensión que supone llegar tarde al trabajo la palabra huelga te genera gastritis. Comprendo la furia sindical contra la patronal, en este caso, la Comunidad de Madrid, pero me siento como un daño colateral al que nadie ampara.

Dentro de la política propagandística sindical, a la que tienen todo el derecho, algunos días dan unos panfletos en las cabeceras o los finales de línea bajo el lema “En defensa de un transporte público y de calidad, no a la política de recortes”. El otro día le dije al repartidor, haciendo ejercicio de mi derecho a la libertad de expresión, que no quería ni un papel más y que aun entendiendo sus reivindicaciones, yo lo único que veía es que me fastidiaban para llegar al trabajo a mi hora, que eso a la larga puede generar problemas, que me hacían polvo para recoger a mis hijas. Ni mu, claro.

Los sindicatos no gozan de muchas simpatías en este país y cuando uno lee noticias como esta se te cae el alma a los pies. Menuda credibilidad la de la organización en cuestión. Ellos también le dan la patada al trabajador sin miramientos si es menester, aplicando la reforma laboral que dicen combatir. Vaya tomadura de pelo. No sabe una ya si reir o llorar, esto último en todo caso, porque hablamos de personas que se quedan en el paro, y el paro en este país no es una lacra, es una gangrena que va camino de dejar en la cuneta a seis millones de personas. Que te de la patada el empresario no sorprende, que te de la una organización sindical clama al cielo. Voy a supervitaminarme y mineralizarme y ponerme rollo zen porque el próximo mes me temo que habrá nuevas jornadas marcadas por los sindicatos en las que metro de Madrid no volará y necesito tener los nervios de acero.

19 respuestas a “Soy un daño colateral (por Arantxa)

  1. Yo tampoco. A los políticos esto, como tantas cosas, les es completamente indiferente. Y además los usuarios de Metro de Madrid no somos los culpables de los males de los empleados de Metro de Madrid, pero sí un daño colateral.

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  2. Hola Arantxa!

    En ningún momento he querido decir que tú quieras llegar a tu casa para tirarte en el sofá, o que seas una egoísta a la que no le importe lo que les pase a lo demás.. no pretendía ir contra tí personalmente.

    Lo que quise decir es que de un modo u otro, vamos todos a lo nuestro (yo me incluyo).. y no caminamos juntos en una dirección, y nos dedicamos a darnos los unos a los otros, en vez de ir a por los que de verdad tienen la culpa.

    Y si defiendo de alguna forma a los huelguistas, es porque entiendo que lo que quieren hacer es sembrar el caos, porque de momento tampoco tienen otras armas. Bien es verdad que en otros momentos de la historia, los dirigentes hacían más caso a las huelgas.. ahora simplemente dicen «otra más»… «no hay dinero» y si no te gusta «ahí tienes la puerta». Nuestros dirigentes nos mienten y manejan la situación a su favor, mientras nosotros nos peleamos los unos contra los otros. Aprovechan la crisis para que creamos que es verdad, que la única solución es que nosotros vivamos peor, que renunciemos a tener sueldos dignos, a una sanidad pública digna, o a una educación digna.

    Y eso me da pena. El país en general me da pena. YO no sé cual sería la solución ideal.. pero bueno.. ellos al menos intentan algo con la huelga. Lo que sí creo es que la solución no es sentarse a esperar en casa.. porque ahora son los trabajadores del metro, pero mañana podemos ser nosotros.

    Un saludo y gracias!

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  3. Completamente de acuerdo contigo Arantxa, yo no veo como perjudicando a los usuarios del transporte, a los ciudadanos…. pretenden fastidiar a la clase política, dirigentes y demás, no consigo verlo.

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  4. La situación es desesperada para mucha gente. Hace no mucho se suicidó un hombre al que quitaban el piso. No hay piedad, el banco si tiene que dejar en la calle a una familia la deja, y hay gente pasando apuros bestiales para poder llegar a fin de mes. Incluso personas que no lo aparentan.
    Las huelgas a los dirigentes políticos les dan lo mismo, y además el seguimiento, salvo en el sector transporte, minería y en las fábricas es muy bajito. Yo no sé lo que hay que hacer exactamente, pero a la vista está que movimientos como el 15-M no han logrado nada, posponer algunos desahucios creo. Además mucha gente vivía bien antes de la crisis y sigue viviendo bien, y no oirás nunca de su boca una denuncia de la grave situación económica actual. No todos pensamos igual, ojo, no todo el mundo quiere darle una vuelta al sistema.

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  5. Estoy como Isa, no creo que la huelga sirva de nada, excepto para fastidiar a los propios obreros, a los que están en la misma situación o peor que los que protestan, pero por otro lado… ¿qué se puede hacer para presionar? La situación de este país está rozando ya un límite trágico y cada día tengo más claro que la solución no es sencilla y pacífica, que la gente tiene que salir por algún lado cuando se ve acorralada, y una persona acorralada es muy peligrosa porque no tiene nada que perder…
    Me parece correcta cualquiera de las opciones que dáis como propuestas, pero, ¿cómo se orquestan esos movimientos, cómo accedemos a los coches oficiales, por ejemplo? Nada es tan sencillo…
    Yo sí creo que hay que luchar por los derechos y que, tal y como estamos, la sociedad debería ir en bloque sin mirarnos el ombligo, la cuestión es, ¿en este caso es práctico hacer lo que se está haciendo, sirve de algo, los mandamases se van a dar por aludidos? Yo pondría la mano en el fuego y apostaría por el no como respuesta… Pero que algo hay que hacer, eso seguro…

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  6. Desde luego que desde fuera las cosa se ven de otra manera, por supuesto. Es como esa gente que nunca hace uso de la sanidad pública y dicen que funciona de fábula. Que nos cuente Ana.
    El boicot a los coches les causaría úlcera… tener que ir en el transporte público, como sardinas en lata a según que horas, como me gustaría verlo.

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  7. Es fácil estar de acuerdo cuando la cosa no va contigo, no te afecta ni perjudica.
    Yo soy también un daño colateral de esta huelga y aún respetando el derecho a ella que tienen los que la están ejerciendo, no me parece ni de lejos una buena forma de conseguir lo que piden. Igual lo consiguen, pero ¿a costa de qué? ¿de quién?. Me sumo la alternativa del boicot a los coches oficiales, fastidiar a los culpables y no al pueblo.

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  8. Clau, hay gente que entiende la lucha por sus derechos como algo supremo y si pasan por encima de los del resto, mala suerte que nos haya pillado el tornado. El resto somos de los suyos. Los que vamos en metro somos curritos.
    En cualquier caso no entiendo esas posturas radicales. Seguro que hay conductores que se niegan a hacer las huelgas de celo, aunque no sé yo si les respetarán…
    Quizás, de las personas que han opinado, seas la única afiliada a un sindicato, por lo que agradezco mucho que compartas tu punto de vista y la empatía.

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  9. Suscribo el post de la A a la Z. Al igual que Manu Grooveman, creo que en su lucha por la defensa de sus derechos, deberían centrarse en quienes quieren mermárselos y no en «fastidiar» al resto de trabajadores. Porque Saramaga…los derechos sociales conseguidos a lo largo de la historia han tenido como base la union del proletariado…no fastidiar a los demas porque sí.

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  10. Supongo que hay que «darles» donde les duele. Las manifestaciones, las concentraciones, las pancartas. Eso que propone Manu de boicoter los coches oficiales… La huelga del 29 de marzo logró que se suavizara un poco la reforma laboral, unos leves matices, y esta semana tanto El Mundo como El País publican información acerca de que el gobierno va a facilitar aún más los despidos colectivos en la administración pública. Una de cal y otra de arena.
    Y a todo esto añadir que el sindicato de funconarios CSI-F no va a secundar la huelga y eso que les han quitado la paga de Navidad , les bajaron el sueldo cuando lo del famoso 5%, y hace años que no se lo incrementan conforme al IPC, medidas que afectan también al resto de empleados públicos y que empezaron a aplicarse en la segunda lesgislatura de Zapatero.
    Cuando lees noticias como la del enlace del post te das cuentas de por qué lo sindicatos en este país, los dos grandes, no gozan de las simpatías del pueblo llano. Es un hecho, como el bajo nivel de afiliación.
    De verdad que no está en mi mano mejorar la situación de los trabajadores de Metro, ni la sanidad pública, ni la educación, y tantas cosas. Con este tema de la educación me he hinchado a reuniones en el cole, promover iniciativas, solicitar obras de mejora en el centro, me he movido y me muevo (somos un grupo de padres que no nos rendimos), y estoy hastiada, siempre topamos con el problema de que para lo más básico no hay dinero.
    Ante ese argumento (discutible, para unas cosas hay fondos y para otras no) alternativas hay pocas, la verdad.

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  11. Tengo muchas dudas sobre cuales son los mejores mecanismos de lucha contra los recortes y la austeridad impuesta a los más débiles… No tengo claro que la huelga sea la solución porque, como dice Arantxa, afecta a los ciudadanos de a pie que no tenemos capacidad de decisión sobre nada… Pero por otro lado, ¿qué otras opciones hay para manifestar desacuerdo con determinadas medidas o obstaculizar que se apliquen? No sé. Claramente estamos ante una situación crítica impuesta en gran medida por nuestros representantes políticos. Hay que protestar, pero que esa propuesta sea efectiva: ¿qué alternativas hay?

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  12. Desde la más absoluta discrepancia, gracias por opinar Saramaga.

    Naturalmente entiendo que como no te afecta la huelga te de lo mismo los padecimientos de los que la sufrimos. Yo trato de empatizar con los trabajadores de Metro de Madrid y pido que ellos se pongan en mi piel.

    Por supuesto parece que el fin justifica los medios… si para fastidiar al Consejero de Transportes hay que hacer pupa a miles de usuarios, allá vamos. Menos mal que para conseguir mis propósitos no camino por ese sendero, el de fastidiar al prójimo. Así se duerme mejor.

    A mi no me da igual lo que le pase al vecino. Tampoco soy la madre Teresa. Es todo bastante simple, de verdad. Quiero llegar a tiempo al trabajo para no tener problemas, ¿tan difícil es entenderlo? Quiero llegar a tiempo para recoger a mis hijas en el cole, ¿tampoco lo comprendes? Haz un ejercicio de empatía. No se trata de llegar a casa para tirarme en el sofá, no me has entendido en absoluto, o me he explicado mal.

    En cuanto al ir cada uno a lo suyo no me considero de ese club, mi compromisos éticos y sociales me permiten dormir con la conciencia tranquila, pero no me conoces y no puedes saberlo. Y no hay nada peor que hacer apología de una misma.

    Considero que esta huelga es abusiva y propongo actuaciones en la línea de lo que apunta Manu. De momento, aunque esto no lo sabrás porque dices que la huelga no te afecta (afortunada tú), ya se están ganando las antipatías del usuario. A los responsables políticos les da lo mismo, los empleados y los viajeros, por supuesto.

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  13. A mí no me afecta la huelga… pero es que precisamente la huelga se hace para fastidiar, y llamar la atención de la clase dirigente. Muchos de los derechos que ahora tenemos son gracias a esas huelgas y esos movimientos del pueblo. Los trabajadores en huelga simplemente actúan con las armas que tienen a su alcance.. y en este caso, es intentar causar el caos.
    La pena es que la sociedad actual, y ese es nuestro gran problema, es que cada uno va a lo suyo.. y mientras el problema no vaya con él, le da igual lo que le pase al otro, y le fastidia tener que llegar más tarde a casa porque otros luchen por sus derechos… y en vez de estar indignados por todo lo que tenemos, nos indignamos con los trabajadores que sólamente luchan por tener un trabajo digno. Así nos va.

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  14. Gracias por opinar Mi Álter Ego. En mi mano no está solucionar el conflicto de los trabajadores de Metro de Madrid, y sospecho que en la de ninguno de los que viajamos habitualmente en el suburbano madrileño. Y sí, hacen pupa.

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  15. A mí por suerte no me ha afectado porque tengo un horario laboral bastante especialito pero sí es cierto que somos daños colaterales. La gente de mi trabajo que sí se ve afectada por horario, estos días o llega tarde o sale antes para librarse de la huelga. O sea, que repercute en muchos más sectores de la economía. Espero que la cosa termine pronto porque la verdad es que nos están haciendo polvo a los que menos podemos hacer algo… Besotes!!!

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  16. A muchas personas estas huelgas les complican bastante sus desplazamientos en el día a día, al Sr. Consejero no, que para eso va en coche oficial. En cuanto a los diputados de la Asamblea entiendo que alguno se verá afectado, pero los menos.
    Que los empleados de Metro de Madrid se pongan debajo de la Consejería a hacer caceroladas y lo que haga falta. Las pancartas, las manifestaciones les molestan más que todo esto, porque el mal servicio lo sufre el pueblo llano, de manera estoica, y eso a los políticos les da igual.
    Desde luego se están haciendo bastante impopulares entre los viajeros, al final las huelgas se les vuelven en contra. Cuando los paros te afectan un día y otro y otro ya no compartes las formas, los medios, salvo que seas masoquista, que no es el caso.
    Gracias por opinar Manu, pero no olvides mi tx 🙂

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  17. Comparto totalmente tu reflexión Arancha. Derecho a huelga, por supuesto, pero por qué no van contra los que les joden… Que hagan un boicot a los coches oficiales de los diputados de la Asamblea de Madrid… Ya verás como la cosa cambiaba…

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