Hace unos días, además de cumplir años, pude celebrar mis 2 décadas viviendo en Madrid. Ya llevo más tiempo viviendo aquí que en cualquier otro sitio.
Me vine a la capital a estudiar la carrera y reconozco que la ciudad en un principio me quedaba muy grande. El primer año hacía mi vida prácticamente en Ciudad Universitaria y como mucho los fines de semanas me expandía de parranda hasta Argüelles y Moncloa. Poco a poco fui descubriendo Madrid, sus sitios más emblemáticos y los menos conocidos, los más hostiles y los más acogedores, los más moernos y los más rancios, la periferia, sus pueblos… Madrid es una ciudad a la que es fácil cogerle cariño, pero lleva su tiempo sentir que forma parte de ti y de tu historia.
Recién llegada a la Villa, moverme a más 5 paradas de Metro me parecía una excursión de las de mochila. Ahora me hace gracia, pero realmente a los que nos hemos criado en ciudades mucho más pequeñas nos lleva un tiempo acostumbrarnos a que un recorrido de una hora en Metro entra dentro de los límites de lo razonable incluso para ir cada día al trabajo o a la universidad. Hacer dos trasbordos o tener que combinar bus y metro es el pan nuestro de cada día de mucha gente. Y no, no es para tanto. Te da tiempo a leer, estudiar, escuchar música, escribir, pensar… imagino que ir en coche es otro rollo, pero yo nunca me he movido en coche por Madrid.
Me vine a Madrid a estudiar la carrera en la Complutense y he de reconocer que lo mejor que me dejó la Universidad fueron grandes amistades. No digo que no aprendiera cosas, claro que sí, incluso tuve algún profesor bueno entre bastantes mediocres y alguno francamente no apto para la enseñanza. Pero de todo se aprende y aunque ahora no ejerzo aquella profesión para la que estudié, no me arrepiento nada en absoluto de haberle dedicado 5 años de mi vida. Bueno, 5 años a tiempo parcial, por suerte Periodismo te dejaba bastante tiempo para hacer otras cosas, como trabajar, estudiar otra carrera o divertirte mucho. Incluso diría que para todo a la vez. Pero lo mejor de haber decidido estudiar Periodismo fue que coyunturalmente me vine a vivir a Madrid. Y aquí estoy.
Sigo la pista a muchos de los compañeros de carrera que les ha ido muy bien en el mundo periodístico y me encanta cuando les veo por la tele, les escucho en la radio o veo su firma en prensa escrita. También de los que trabajan «detrás de las cámaras», que son unos cuantos. Me alegro mucho por ellos, sobre todo por los que son buena gente (la mayoría). Mi destino ha ido por otros derroteros pero sigue unido a esta ciudad y todo apunta a que será así por mucho tiempo.
Sabina, andaluz que se vino a vivir a Madrid a los 29 años, es para mi uno de los mejores retratistas de la ciudad, son muchas las canciones donde habla de la capital. Sus líricas me han acompañado durante estos 20 años y es justo que cierre este post con dos de sus temas más castizos:
Caballo de cartón
Disco: Ruleta Rusa (1984)
Pongamos que hablo de Madrid
Disco: Malas Compañías (1980), La Mandrágora (1981)
Es que tú eres familia, Chelo 🙂
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Estuve en Barcelona a principios de este verano y pude constatar que le da mil vueltas a la capital en higiene, cosmopolitismo, modernidad, esencia y personalidad. Salvo las Ramblas que se han convertido en el equivalente a la Puerta del Sol madrileña (con las cutre tiendas de souvenirs y su de todo para los guiris) el resto de la ciudad me pareció mucho más cuidada y con una ciudadanía más comprometida cívicamente con su entorno. El Born (la Mañasaña de allí) está mucho más limpia, la Barceloneta y Gracia son dos barrios que supuran cultura, tradición y esencia, pero a la vez están impolutos.
La autocrítica es sana además de indispensable para mejorar… si o se ven los fallos, difícilmente se pueden superar.
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Ana, yo si que me alegro de haberte conocido, muack!
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jajaja está claro que la visión de los de fuera dista de la de los gatos de toda la vida jajaja. Me hace gracia leer a Carol, porque aunque nunca hemos hablado de esto en persona parece que pensamos muy muy parecido. Yo la verdad siempre me sentí muy acogida por Isa y su grupo de madrileños de toda la vida, incluso por su propia familia. Nunca se me olvidará aquel verano que su padre me ayudó con una mudanza… con lo coñazo que es hacer una mudanza y la nula obligación que tenían conmigo… O aquel cocido madrileño auténtico que me preparó su madre una vez… está claro que Madrid sin los madrileños no sería ni mucho menos ni la mitad de acogedora que es 🙂
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100% de acuerdo con el comentario de Carol. Y añadiría que esos recortes de los que habla no son sólo para Madrid, sino para casi toda España. Creo que el artículo desprende mucha demagogia y mala leche contra Madrid (no se que mosca le ha picado a El País íltimamente con Madrid)
Sólo hay que mirar la evolución de Madrid y Barcelona en los últimos 20 años. No hay color. Incluso con nuestros políticos de mierda y por muy conocida que sea Barcelona fuera de nuestras fronteras, que lo es, desde mi punto de vista la evolución de la ciudad como tal ha sido mucho mayor en Madrid a todos los niveles. Aunque eso si, aquí sigue sin haber playa 😛
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Va a ser verdad que se valoran más las cosas cuando no se han tenido desde siempre 🙂
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jeje, yo la verdad es que le pillé el punto hace muchos años
Un beso
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Si Carol, creo que somos muchos los que vinimos de paso y al final hemos echado raíces aquí, quien me iba a decir a mi que tendía dos hijas madrileñas… qué cosas!
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Mmmmm… estoy de acuerdo en varios puntos, pero el artículo tiene un tono catastrofista un poco exagerado. No creo que Madrid sea una mierda. Hay cosas que se van a pique; la fiesta nocturna, la música en directo, la cultura en general, se están viendo especialmente perjudicadas. Pero por otro lado ha resurgido una vida muy intensa en los barrios, como en Lavapiés, donde hay un movimiento vecinal sólido que organiza un montón de actividades. Tenemos la desgracia de tener una alcaldesa y un presidente de la comunidad puestos a dedo y, lo que es peor, que no saben hacer la o con un canuto. Pero contra eso nos queda estar alerta y ser activos y luchar dentro de nuestras posibilidades contra la esclerosis que amenaza la ciudad.
Es cierto que en el extranjero mucha gente piensa, increíblemente, que Barcelona es la capital de España y les encanta. Madrid a algunos ni les suena (lo cual es mitad ignorancia suya y mitad sintomático de lo mal que lo están haciendo los que malgobiernan la capi de puertas para dentro y para afuera). Pero me resulta difícil creer, como dice el Sarasola, que en Barna los horarios de cierre nocturnos sean más permisivos (que alguien me corrija si me equivoco, pero no es lo que yo he experimentado cuando he ido allí).
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Madrid puede ser odiosa muchas veces. A mí me costó quererla y muchas veces quise irme, pero me alegro de no haberlo hecho, porque me habría perdido muchas cosas y a mucha gente.
Es verdad que lo de venir de fuera era una ventaja en cierto modo. De pronto estar a tu bola (bueno, casi, porque yo viví varios años con mi tía), sin la supervisión paterna, y con todo el tiempo libre que nos dejaba esa carrera en aquel bendito plan de estudio de seis asignaturas anuales… Pero también la soledad se hacía sentir muchas veces, cuando los madrileños que ya teníais vuestros amigos de siempre pasabais de los forasteros y no había manera de integrarse en ningún grupo (y no lo digo ni por ti ni por Isa, por supuesto).
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Es imposible que haga 20 años que empezamos la carrera, Chelo… imposible!!!… con lo jovencísimas que somos… aquí debe haber un error sin duda 😉
Tengo que confesar que yo, madrileña hasta las trancas, sentía una envidia, no sé si sana, de todos aquellos que de repente aparecísteis desde otros puntos de este país… Desde vuestra libertad y recién conquistada emancipación (aunque fuera con ayuda de padres, pero a los seguiamos en nuestra ciudad nos costó un poco bastante más de tiempo) hasta las ganas y el entusiasmo que poniáis en conquistar Madrid y sus secretos. Creo, como Isa, que los que sois de fuera, guardáis con esta ciudad una relación muy distinta a los que hemos nacido aquí, mucho más intensa, la verdad
Yo, como Isa, de nuevo, mantengo una especia de amor-odio con esta urbe. Me encanta, me fascina, no me canso de caminar por ciertos lugares, pero me parece una ciudad dura, muy dura, inhospita en ocasiones… Elena, nuestra amiga inmigrante en NuevaYork, me comentaba un día que su integración a esa gran ciudad no fue tan difícil porque venía de una ciudad como Madrid, que le había hecho callo y por eso le fue más fácil… Y me lo creo… porque siempre ha sido difícil la capítal, pero desde tiempos de nuestro faraón particular, Gallardón, que nos dejó con una deuda de cojones, con perdón, hasta los recortes de nuestra Botella de cianuro particular, que fomentan la suciedad, el tráfico, y todo lo que de malo tiene una gran ciudad, están consiguiendo que muchos pensemos en emigrar…
Pero bueno, yo me alegro de que tú llegases para quedarte y que formes parte de mi vida y de la de tantos madrileños que te echaríamos de menos si te fueras…
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Los que habéis nacido en otro lugar, los madrileños de adopción, sabéis verle algo a Madrid que los de aquí no le vemos. Yo quiero mucho a mi ciudad, pero últimamente se me ha hecho hostil. Me cuesta transitar por sus abarrotadas calles y por su suburbano atestado y estresante. La velocidad con que nos movemos todos, el ruido, el humo, la suciedad… se me antojan cada vez más presentes.
Ayer se publicó este artículo de El País, que suscribo en gran medida, hablando de su decadencia: http://politica.elpais.com/politica/2013/10/04/actualidad/1380911735_707943.html
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Por cierto, aunque he nacido y vivido mucho tiempo en Madrid no es una ciudad que me haya enamorado. No lo hizo y dudo que lo haga.
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De toda esa gente que empezamos la carrera hace 20 años hay un número importante que no ejerce. A mi me daba miedo eso hace 20 años y ahora compruebo que la situación está mal pero lo importante es mantenerse.
Veinte años es mucho, da vértigo mirar atrás y lo hago poco. Sobre todo desde que soy madre.
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Buffff. Yo llevo casi doce años y creo que todavía no le he pillado el punto. Bueno, en realidad pasé seis años en Guadarrama, que sí que me gustó y llevo ahora casi otros seis en la capi. Y nada, que no hay manera… ¿Tendré que esperar a llevar veinte para enamorarme? Jajaja. Un besote!!!
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Ayyy, me he emocionao… Somos varios los que cumplimos 20 años en Madrid en estos días (en mi caso los cumpliría el día 13, que yo me incorporé a las clases después del puente del Pilar, ¡faltaría más! :-P) y cuando lo pienso me entra muchísimo vértigo. Yo que iba de paso…
Estoy de acuerdo contigo en todo lo que dices. Madrid es una ciudad estupenda, pero cuesta pillarle el punto y al principio te sientes muy sola y muy pequeñita. Ahora, si consigues llegar a quererla, ya es para siempre. Me gusta estar donde estoy ahora, pero echo mucho de menos Madrí y, por supuesto, cuento con volver.
Aunque hace mucho tiempo que Sabina ya no me dice nada, recuerdo haber escuchado esos discos muchísimo cuando era pequeña (los ponían mis padres), y creo que nadie ha expresado mejor esa sensación a caballo entre vivir en una ciudad fascinante y sentirte perdida en ella.
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