Un ramito de violetas (por Vega)


Hoy no solo estrenamos semana sino también colaboración im-perfecta, con Isabel Vega, una joven periodista que ejerce, por fortuna (para ella y los demás), y aún cree en lo que eso significa. Está casada, tiene una niña de once meses que le deja dormir (que no es poco) y que dice ser lectora de Im-perfectas desde que empezó en Facebook

Calendario Bomberos de Bilbao 2009, mes de Abril. Lucho Rengifo
Últimamente se hacen muchas bromas en mi casa sobre la posibilidad de que a mis 32, me esté volviendo una vieja verde. Implicaciones peyorativas de género al margen, lo cierto es que de un tiempo a esta parte reparo en especímenes que, al menos hasta antes de la maternidad, no me llamaban la atención. Me pasa con los fotógrafos, con los bomberos y con los tíos que van de traje en motos grandes, en general. No me malinterpretéis, no es que camine cachonda perdida por la calle, es sólo que me fijo y antes no me fijaba.  Es divertido.
Hay mucha literatura en Internet sobre hormonas y deseo sexual en el posparto, pero de nuevos vicios al cabo de un año nadie explica nada. Mis amigas, todas con el útero intacto, me dicen que es lo normal y me cuentan de otra que ha pasado del aerobic a la defensa personal porque el profesor de kárate le provoca temblor de rodillas. Lleva casada cinco años y su ‘afición’ comenzó hace dos, sin que haya tenido ni se prevea ningún tipo de consecuencia sobre su vida de pareja. No quiere una relación, no quiere sexo: es sólo por el ‘zou bisou bisou’ cuando le mira. Le divierte.
Somos hijas de una cultura de “lo romántico”, con sus príncipes y sus perdices, en la que el amor deja sitio apenas para respirar. Se impone un ‘felices para siempre’ sin matices que convierte en tabú cualquier asunto relativo a un tercero, aunque no esté ni de lejos en discordia. Lo hacemos nosotras (y seguro que también ellos) cuando omitimos la descripción física del karateka y cuando comentamos el color de la moto aunque miramos a su ocupante. Quizá la magia sea precisamente lo ‘clandestino’ de ese pensamiento. Quizá la clave sea que se guarda en silencio. 
Salvando las distancias, porque ningún juez vería igual fijarse en el ‘sensei’ que ladear un poco la cabeza cuando pasan los bomberos, la cuestión que me asalta es la misma: ¿Existe el deseo platónico? ¿Se puede desear sólo por el gusto de hacerlo, sin tener la necesidad de que ese deseo se vea saciado? Me viene a la cabeza una y otra vez la letra de aquella canción tan ñoña de Cecilia sobre el ramito de violetas. ¿De verdad quería aquella mujer saber quién le mandaba las flores o hubiera preferido seguir disfrutando de aquel ‘zou bisou bisou’ tan divertido que no tenía complicaciones?

9 respuestas a “Un ramito de violetas (por Vega)

  1. Si! probablemente fuera la mujer de Paco Rabal! Yo también hice en su día una lista de perdonables, importando la idea de Friends jajajaj debería repasarla porque algunos de mis mitos están ya viejunos y echados a perder!!

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  2. Bienvenida, Vega!!! Encantada de compartir «casa» cibernética contigo!

    Yo creo que es completamente natural y sano este amor o deseo platónico, somos humanos, el instinto tira mucho y es natural que ante una maravilla de la naturaleza como suelen ser los integrantes del cuerpo de bomberos pues, oye, chica, se vuelva la cabeza… Lo del profesor de kárate me parece a mí que ya entra en otra categoría porque, como apuntáis por aquí, no sé yo cómo reaccionaría esta chica si él comienza a mirarla con ojitos golosones…
    No sé si te refieres a esta persona, pero la mujer de Paco Rabal siempre dice algo parecido de su relación con marido: ella presentía, intuía, en el fondo sabía que él iba con otras continuamente, pero a la que quería y con la que siempre volvía era con ella. Yo no sé si podría ser tan permisiva, la verdad, pero me parece una opción de vida tan válida como cualquier otra, mientras no haya daño ni dolor. Mi marido y yo tenemos, desde el mismo día que nos conocimos, una lista de «perdonables»… vale, son bastante imposibles, pero oye, mira, es que si mi señor esposo se cruza con una de esas mujeres, ella se pone a tiro y él no hace nada, me parecería una locura, ja,ja,ja… en mi lista está George Clooney, Hugo Silva, etc… Pues eso, que el tema de la infidelidad real es otro, pero aún así, creo que lo que planteas roza bastante el caso si se convierte en obsesión o si suple aspectos de tu vida en familia que no te terminana de convencer…

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  3. No sé en qué película o incluso en qué entrevista escuché decir a una mujer, en relación a su marido pibón y presunto mujeriego, que lo importante para ella era que al final del día, él siempre volvía a casa. Entendía esto en un sentido amplio,como os habréis imaginado. No sé si el umbral de tolerancia en este caso es desproporcionado, pero al final es lo que parece decirse esa chica cuando sale de clase de kárate: «no ha 'pasado' nada y estoy volviendo a mi casa». Hoy el blog Eros de El País (http://blogs.elpais.com/eros/2013/11/es-pecado-ser-infiel-.html) dedica un post a los distintos tipos de infieles y no habla de esta 'infidelidad platónica'. Sin embargo, a veces pienso que puede ser tan o más terrible desear algo con mucha fuerza que llevarlo a cabo, esté o no prohibido hacerlo según los códigos de las relaciones de pareja. Por eso estoy de acuerdo contigo Chelo, cuando pones la línea en la premeditación. Quizá añadiría vinculación sentimental como ingrediente para que ese mero deseo natural empiece a tomar otra forma.
    Creo que la mujer de la canción de Cecilia no quería saber quién estaba detrás de las cartas porque se habían convertido en la sal que le faltaba, pero estoy igualmente convencida de que si en una de ellas al «admirador» hubiese propuesto una cita, ella habría asistido de cabeza.
    Arantxa, deseando ese post 😉

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  4. La línea creo que es más bien fina y muy subjetiva. Yo por ejemplo creo que si se te cruza un bombero como el de la foto y no “sientes” nada es un poco raro. De ahí a una infidelidad pues hay un trecho. Mientras sea platónico y superficial –no crónico ni obsesivo-, sin premeditación ni alevosía no veo problema, creo que es lo natural. Una puede estar muy enamorada de su pareja y además tener ojos en la cara y sangre en las venas, mientras no se tenga intención de traicionar la relación en al que se está, creo que es hasta sano mirar y deleitarse con terceras personas. Si ya buscas otra cosa, si no es casual que es buscado… entonces ya no lo sé. Si el profesor de karate le hiciera proposiciones a tu amiga ¿ella que haría?. No por evitar el riesgo no vas a dejar de “pecar” llegado el caso, ni tampoco todo lo contrario…

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  5. muuuuchas gracias por la acogida!!!! Es un orgullo ser im-perfecta!!!
    Sobre el tema… Arantxa, en el fondo quizá sea esa la cuestión. ¿Hasta qué punto el mero deseo se convierte en traición, en infidelidad? ¿Dónde está el límite? ¿En la obsesión con el profesor de kárate o en el gusto por los motoristas? ¿Quién pone la línea roja?

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  6. Es cierto lo de que la mujer está en su plenitud sexual en la treintena, aunque en mi caso no se traduce en ser especialmente mirona.

    Sí se puede desear sin consumar -y consumar sin desear-, pero la mayoría de la gente se siente mejor si sacia su deseo. Se dice que se arrepiente uno más de lo que no hizo que de lo que hizo, aunque las consencuencias fueran dolorosas. Estando o no en pareja la gente prefiere normalmente saciarse, lo cual abriría el melón de otro debate, el de la infidelidad, puntual o sostenida.

    ¡Bienvenida!

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  7. Qué bien que haya una nueva integrante im-perfecta!!! Yo creo que eso nos pasa a todas, con útero intacto o sin él. Tenemos ojos, ergo, miramos y, en ocasiones, nos solazamos con lo que vemos. Creo que en pocas ocasiones se da un deseo de querer convertir en realidad esa fantasía. Es sólo alegrarse un poquito la vista, que eso no hace daño a nadie… Un besote.

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  8. Hay estudios que demuestran que las mujeres alcanzamos nuestra plenitud sexual en la treintena, por tanto es perfectamente normal ese renacer sensual en ti… no creo que tenga nada que ver con la maternidad 😉
    Creo que sí que se puede desear sin consumar y que no tiene porque ser frustrante, pero lo de la canción de Cecilia sí que me lo haría mirar… jajajaja

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