Cosas de críos (por Isa)

Hacerse mayor conlleva la mayor parte de las veces olvidar lo que pensabas cuando eras adolescente, cómo te sentías y de qué forma te comportabas. Es normal y además es sano. El paso del tiempo y la experiencia te hacen relativizar las cosas. Justo lo contrario que cuando eres joven, que todo te parece mucho más intenso, más perdurable, más importante, más todo…

Yo no tuve una buena adolescencia, al menos al principio. Entre los 13 y los 15 años lo pasé mal. Viví en una angustia permanente, acosada por mis complejos y por parte de mis compañeros. Un grupete de unos cinco chavales de mi clase la tomaron conmigo. Cosas que pasan. Me tocó a mí, pero podía haberle pasado a cualquiera. Me gastaban bromas pesadas, me perseguían a la salida de clase para insultarme y pegarme, me ridiculizaban en público siempre que podían… me tenían realmente aterrorizada. El resto de la clase no intervenía. Supongo que era bullying, aunque entonces nadie le hubiera puesto nombre.
Aún me estremece recordar aquello, y lo cierto es que algunos detalles los reproduzco con nitidez cinematográfica. No, yo no he olvidado como me sentía entonces. No del todo. Como otras muchas crías de mi edad escribía mis preocupaciones y pensamientos en una libreta. Tengo varias guardadas y aunque el pudor me impide leerlas, hace algunos años, en una de mis últimas mudanzas le eché un vistazo a una de ellas. Qué horror. Solo encontré frases de odio hacia mí misma y planes suicidas. No me acordaba de eso… y casi había conseguido olvidarlo hasta que leí hace un par de meses el caso de Carla Díaz Magnien, una adolescente asturiana que se quitó la vida desesperada por el acoso que sufría de mano de sus compañeras. Elvira Lindo y Arturo Pérez-Reverte -entre otros- se hicieron eco del tema con notable maestría.
Aunque mi autoestima se quedó tocada, salí de aquello. Yo tuve más suerte que Carla. Tenía amigas. Muy buenas amigas. Ellas tendieron un círculo protector a base de sentido del humor, calor y apoyo. Fueron valientes sin ser conscientes del todo (como siempre que se es valiente) y me ayudaron a salir del pozo en el que aquellos cretinos -pobres diablos- me habían hundido. Mis padres poco pudieron hacer… A esas edades, la confianza en los adultos es bastante endeble y, además, nunca le dieron mucha importancia a lo que ocurría. Ellos tenían problemas de mayores. Como los que tengo yo ahora. Solo espero no olvidarme del todo, para saber distinguir qué son (o no) cosas de críos.

21 respuestas a “Cosas de críos (por Isa)

  1. La prevención es la clave, a base de educación en valores… pero una vez que falla, ¿qué hacer con esos niños? No lo sé. No tengo respuesta… cuando llegan a ser atroces, creo que hay que castigarles con firmeza, aunque ellos mismos sean muchas veces víctimas de sí mismos y de sus circunstancias.

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  2. Lo de protegerse yo creo que nos pasa a todos en determinado momento de la infancia y la adolescencia, por complejos, neuras, traumas… pero lo de un niño acosado ya debe rozar el máximo… Por ejemplo, yo tengo una imagen de sociable y agradable que me sorprende mucho porque soy ultra tímida y un poco borde por naturaleza.
    En cuanto al castigo, la toma de decisiones sobre qué hacer con estos críos… creo que ahí reside el meollo de la cuestión. En este país seguimos teniendo un miedo atroz a psicólogos, mediadores familiares, asuntos sociales, etc… pero es que quizá es el único camino efectivo, analizar a esos niños/adolescentes y a su ebtorno. Como ya he dicho alguna vez, estoy rodeada de docentes, algunos de un colegio de una de las zonas más conflictivas de Madrid y otros de colegios de pago de élite. Pues todos coinciden en narrar historias de acoso, delincuencia e incluso prostituciòn a cambio de móviles, zapatos de marca, etc (¡¡¡en colegios de millonarios!!!) Y cuando se ponen a analizar, al final es siempre lo mismo: abandono por parte de los padres o sobreprotección o familias disfuncionales (con dinero o sin él) Creo que sin una buena terapia integral del niño, la familia y el entorno, es imposible solucionar nada.
    Perdona el rollo que he metido, pero es que es un tema que me interesa muchísimo, de verdad.

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  3. Estas cosas nunca se superan del todo… siempre hay momentos en los que algo te remueve por dentro, por no hablar de los tics que se adoptan para proteger tu verdadero yo de las agresiones, a las que siempre vas a temer estar sobre expuesto. Yo, por ejemplo, adopte el rol de borde que es algo que hace de escudo de forma infalible. Lo malo es que a menudo no deja ver quien eres realmente… en fin, un rollo.

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  4. Comparto tu duda: ¿qué se hace con un crío delincuente? Aún recuerdo el caso espeluznante del pequeño James Bulger, secuestrado y asesinado por ¡dos críos de 10 años! La sociedad no está preparada para reaccionar ante ese horror. ¿Qué hacer? ¿Es justo despacharlos con cuatro meses de trabajos a la comunidad, como a esas horribles chicas que empujaron a Carla al suicidio? ¿Les metes en un reformatorio para que quizá terminen de torcerse? No tengo respuestas…

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  5. Durísimo relato, Isa, muy difícil de leer si tienes un mínimo de empatía y te pones en el lugar de un niño que sufre este dolor… Me alegra sobremanera que llegases a superarlo y ahora puedas permitirte hablar tan libremente de ello, eso es señal de que realmente lo has dejado atrás…
    La solución a este problema se me antoja complicada por mil factores, lease padres, sociedad, colegios… ¿qué se hace con los niños crueles, casi delincuentes, se les encierra en una cárcel, en un reformatorio, se les castiga, de qué manera? ¿Estamos educando a nuestros hijos como queremos o como podemos teniendo en cuenta la sociedad de mierda y falta de valores en la que vivimos? Es muy complicado, y ahora con las redes sociales, móviles que graban en alta definición, etc, aún es más difícil controlar todo esto. Estoy de acuerdo con vosotros en que la única solución viable hoy por hoy es la educación, sobre todo en casa, pero también os digo que yo soy bastante pesimista. Por suerte o por desgracia, me muevo y me he movido en ambientes muy diferentes al mío natural y os puedo asegurar que la homofobia, el machismo, la crueldad física, etc, siguen existiendo en un alto número de hogares… En fin, confiemos en ir cambiando la sociedad poco a poco, aportando nuestro granito de arena ayudando en la educación y el crecimiento emocional de los niños que tenemos más cerca…

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  6. Es muy interesante lo que planteas, Isa. Mi personalidad se forjó alrededor de una coraza que me puse para evitar posibles agresiones… tardé mucho tiempo en quitarmela y no creo que consiga hacerlo nunca del todo.
    Respecto a los otros, ¿de qué le sirve la memoria a quien no tiene conciencia?

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  7. Para mi lo peor de la resiliencia (o quizá supervivencia) es cuando te obligas a cambiar, a ser otra persona, para sentirte adaptada. Llega un día en que miras atrás y no te encuentras. Con la memoria, o con una de esas libretas, intentas buscar el punto del camino en que te perdiste. Te das cuenta de que ser tú, no estaba tan mal y comprendes que de haberte mantenido segura, en la misma senda, quizá te habría acabado yendo mucho mejor. Te has perdido un millón de cosas de ese camino que te habrían entusiasmado. No, yo no sufrí ni la violencia ni la virulencia de los ataques que como tú, padeció una de mis mejores amigas, pero en otro nivel y en otro plano, también me machacaron. Y no, no es algo fácil de olvidar. Me pregunto si quienes lo perpetran tienen hoy tan buena memoria.

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  8. Gracias, Manu.
    La gente está más concienciada, pero no del todo. Hay muchos que solo ven los ejemplos nocivos… gente que consigue salirse con la suya después de actitudes cuanto mínimo dudosas, personas que consiguen llegar a lo más alto pisoteando a los demás… Desgraciadamente, el mensaje que se transmite es que el bueno es un pringao y el malo un triunfador.

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  9. Gracias, Chelo… al menos yo puedo decir que lo superé. No todos tienen la misma suerte.
    Es un problema grave al que tanto las escuelas como, sin duda, el Gobierno sigue sin tratar con la debida importancia, como si efectivamente fueran cosas de críos.

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  10. Gracias, David 🙂
    Creo que es fundamental evolucionar para madurar y dar una perspectiva realista a los temas que uno magnifica de adolescente, pero sin caer en la trampa de ignorar problemas reales colgándoles la etiqueta de 'cosas de críos'.

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  11. Muy bien escrito el post Isa, no puedo decir que me gusta, porque no me gusta nada lo que leo, pero tu texto transmite a la perfección el dolor que tuviste que pasar. Te felicito por tener los ovarios de contarlo.

    Este tema es muy muy complicado de manejar, ningún niño debería pasar por esto. No sé si los padres de los acosadores no se dan cuenta o si y les da igual. En ambos casos habría que tomar medidas y el colegio en primera instancia y el gobierno después deberían involucrarse y tomar responsabilidades, porque los niños están desprotegidos totalmente. Pero claro, que se puede esperar de un país que a la fecha no ha sido capaz de firmar un pacto de Estado por la Infancia. Lamentable.

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  12. Lo del bullying no es nada nuevo, desde luego. Y tienes toda la razón en que las situaciones que podemos manejar cuando somos adultos, en la infancia o la adolescencia se te hacen un mundo. Si aún recuerdas aquellas situaciones, estoy segura de que sabrás estar atenta a las señales si llegara a suceder, que no tiene por qué. Un besote!!!!

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  13. Eres tan vulnerable a esa edad, que es cierto que lo que te pase entonces te marca de por vida… y sí, se magnifica todo. Si hago el esfuerzo y me meto en mi mente a los 14 años nunca hubiese pensado que iba a ser tan feliz como soy hoy.
    El problema, Carol, es que nuestra sociedad actual transmite que el chorizo, el que no tiene escrúpulos es el que tiene todas las de ganar. Tenemos un problema gordo con los modelos que inspiran a los chavales.

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  14. Muy bueno Isa!!!
    Hay que tener memoria y empatía, que como dices al hacernos mayores nos volvemos egoistas e insensibles muchas veces…
    Y sobre todo los padres y los profesores tienen que tener mucha vista en estas situaciones que pueden convertir la vida de un niño en un infierno…
    Buen artículo!

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  15. Estas cosas ponen los pelos de punta.

    Pasar por eso es algo que nunca se olvida, porque el sufrimiento es muy grande, y sobre todo porque en el momento no ves salida posible.

    Estoy con vosotras, la clave está en educar en el respeto y también en el valor de la solidaridad, de no mirar hacia otro lado ante las injusticias y de apoyar al compañero puteado, y no al matón. Por desgracia, hay muchos padres descerebrados que lo que transmiten a sus vástagos es que en esta vida hay que ir pisando al resto para «triunfar».

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  16. Sabía que tú te acordarías. Gracias, Arantxa: por ser una de esas amigas salvadoras de entonces, y por seguir siéndolo hoy.
    Y sí, la clave (como casi siempre) es la educación. Trataremos de hacer un buen trabajo con nuestros hijos para que sean respetuosos, valientes y fuertes.
    Un besazo.

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  17. Me ha gustado tu post. También me he acordado de todo aquello, alguna vez me sucede, lo pensé a raíz de este caso y de algún otro que ha salido en prensa. Bajábamos juntas del colegio y esa gente asquerosa seguía y seguía, no voy a olvidarlo nunca.

    El bullyng ha existido siempre, aunque ahora está muy amplificado por las redes sociales y con ayuda de los smartphones. El mensaje llega a más, la burla, el acoso. Cuando éramos adolescentes no nos hablaban nuestros padres del concepto de empatía o de la inteligencia emocional, es que ni existía todo eso. Eso era lo que les faltaba a los que te machacaban. Por contra les sobraba crueldad y sadismo.

    Parece que los colegios y centros educativos suelen desentenderse de estos temas -de las sentencias judiciales mejor no hablamos-, y no les voy a quitar yo su cuota de responsabilidad, pero la principal responsabilidad está en el hogar, en los padres. Si no educas a un niño en el respeto a los demás, ni para que sea sensible, no va a serlo. Si ante la primera salida de tono -si la hay- no tomas medidas-, tu hijo puede llegar a ser un monstruito o, a lo peor, un verdadero sociópata.

    Una de mis hijas es más sensible que los niños de su edad, dicho por los profesores. Con más inteligencia emocional, que no quiere decir que vaya a ser ingeniero de caminos o abogada del estado, nada de eso, ni que sea más lista en el sentido que nuestros padres entienden la palabra “lista”. Sufre mucho con la injusticia ajena. Tampoco yo puedo quitarle importancia a todo, eso da igual hija, no pasa nada. Si un niño llora porque otro le insulta o si ríe de él sí sucede algo, algo serio. Y no son adolescentes, pero es que hay niños de 6, 7 u 8 años que ya apuntan maneras de lo (crueles) que pueden llegar a ser.
    Gracias a Dios, no todos los chavales que sufren acoso escolar acaban quitándose la vida, depende de la capacidad de resiliencia de cada uno. Pero algunos no pueden sobreponerse o sobrellevar ese acoso implacable (me he acordado muchas veces del niño vasco, Jokin Ceberio, el primer caso de bullyng que tuvo gran repercusión en los medios en nuestro país). No es un problema de críos, no es un asunto menor. Como madre yo tengo la responsabilidad de educar a mis hijas para que sean respetuosas con el prójimo y para que tengan la fortaleza y los recursos suficientes a la hora de hacer frente a situaciones en las que fueran víctimas de un ataque o injusticia. Si mucha gente sigue pensando que esto es cosa de críos, mal vamos, mal educamos.

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