Hospital (por Isa)

Etimológicamente, el término hospital pertenece a la misma familia que hospitalario. Qué burda ironía, qué sarcástico juego de palabras… No hay nada menos hospitalario que la mezcla de ‘familia’ y ‘hospital’.

Nunca he estado ingresada. Por suerte, sólo he ido de visita y, salvo en alumbramientos, la sensación es siempre desagradable. Depende, claro está, del grado de conexión que tengas con el paciente y sobre todo del estado en qué se encuentre… Pero siempre dan cosa.

Les ves ahí, exiliados de su hogar y de su vida, sin su ropa, sin sus cosas… Casi nunca parecen ellos, si no el clon enfermo que les suplanta… Frágiles y huraños, envidiando tu libertad como un reo recién sentenciado. Qué mal se me da fingir serenidad en esos casos, dibujar la sonrisa en la cara… No soy buena consolando a un enfermo… Me contagian la angustia y acabo resultando de muy poca utilidad. Molesta. Un estorbo para las enfermeras y los celadores que trajinan por allí.

Creo que he heredado de mi santa madre la animadversión hacia los centros sanitarios. Me producen repelús su olor, sus sonidos, el blanco predominante… Ella siempre dice que sabes cómo y cuando entras, pero no cuando sales ni de qué manera. Y, pese a que la sentencia no deja en muy buen lugar a un gremio -el de los médicos- al que tengo en alta consideración, he de decir que la comparto plenamente.

Últimamente piso mucho el hospital, en dos formatos y por dos causas: por desgracia, de visitante inoperante y, por suerte, de paciente impaciente… Y aquí estoy. En una fría sala de espera a la que han intentado darle un toque color a base de láminas con paisajes bucólicos y agrestes en un infructuoso intento de permitir la evasión mental.

Pero la única evasión que tolera mi mente ahora me lleva directa al baño… Tengo ganas de vomitar. Rodeada de mujeres en mi mismo estado; es decir: en estado, y en ayunas… Gordas rebosantes de hormonas que sueñan con croissants a la plancha con mermelada, medio mareadas por los efectos de una prueba que llaman ‘la curva’ pero que deberían llamar carretera de montaña, porque te deja con el mismo mal cuerpo que un descenso en coche desde los lagos de Covadonga…

Sólo una cosa conseguiría sacarnos de nuestro letargo de budas gestantes, pero por más que miramos hacia la puerta de acceso no aparece la impecable bata de George Clooney, ni la de Patrick Dempsey o la de Eric Dane, ni si quiera Hugh Laurie cojeando… Porca miseria!

Es difícil, lo sé… pero un poco de sentido del humor siempre ayuda:

Mr. Bean en el hospital


24 respuestas a “Hospital (por Isa)

  1. ¡Gracias, Lobo! Además me llamaron ayer para decirme que estoy bien, que no tengo exceso de glucosa… ¡me puedo dar al chocolate!

    Anónimo hospitalario, así me siento yo también, como en una regresión infame a la infancia más negra…

    Lo: el sentido del humor es fundamental siempre, pero en un caso como el vuestro es imprescindible. Admirable. Ánimo y besos mil.

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  2. Puf, los hospitales son un mundo! Mi hermana tiene Lupus y cada vez que la ingresan está en una planta diferente, en un pasillo distinto, porque tampoco saben muy bien donde meterla. Siempre acabamos dando paseos por el pasillo de las mamás recientes, es el que más nos gusta! Aunque cuando ha estado en traumatología también nos gusta! porque es de los pocos sitios en los que ingresan chicos jovenes 😉 y podemos alegranos un poco la vista. Todo hay que saberlo llevar con el mejor humor!

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  3. Me alegro que al final la prueba haya dado bien.

    3 veces, madredelamorhermoso, con lo poco goloso que soy yo (al tercer pastel, me dejo la mitad), estoy seguro que si me tocara hacérmela a mi, me la iban a tener que meter por vena, jajaja

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  4. Queridos: he de decir que hoy me han repetido 'la curva' por tercera vez… la primera me perdieron los resultados, la segunda -el viernes pasado- me vomité todo el jarabe encima en mitad de la sala de espera, y hoy por fin, lo he conseguido, aunque todavía tengo el estómago revuelto. ¡Prueba superada!

    Dicho lo cuál, Ana y Arantxa… creo que estoy lejos de ser hipocondriaca. No sé si hay un término que defina el extremo opuesto, pero ese soy yo… lo que no quita que sienta una profunda admiración por médicos y demás personal sanitario… y más, como ya he dicho alguna vez, si la bata les sienta tan bien como a George Clooney.

    Dr. Bean… a este tío es mejor tenerlo al otro lado de la pantalla, porque si me toca de compañero en la sala de espera, no sé lo que haría con él.

    Diego… hasta a mí me ha dado miedo el sonido de los pasos de la enfermera diabólica 😉 Gracias!!!

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  5. Hipocondríaca confesa, ergo, los hospitales no me dan miedo. Pero tampoco me divierten. Menos visitar a las mámás y los bebés, lo demás no es plato de gusto.

    Un médico como House, con cojera y todo, tiene su aquel.

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  6. Cuando estuve en el hospital el año pasado, lo que más me inquietaba era oír los pasos de la enfermera por el pasillo, a las siete de la mañana, abriendo puertas sucesivamente, hasta llegar a la mía, provista de sus instrumentos de dolor, que los hombres somos menos «sufridos» que las mujeres ¡Enhorabuena! (me ha hecho sonreír eso de buda gestante)

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  7. Y digo yo, ¿por qué no estará Mr Bean en todos los hospitales? Me parece un gasto de lo más necesario. Se lo voy a proponer por carta al Consejero, aunque aunque me da a mí que no me va a tomar muy en serio. Asco de realidad…

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  8. Como buena hipocondríaca que soy tengo que reconocer que no me asustan demasiado los hospitales, siento una admiración reverencial por todo el personal sanitario y en alguna ocasión pensé en dedicarme a ello… pero evidentemente, es horrible acudir a ellos cuando son cosas graves, cuando tú eres el enfermo o alguien a quien quieres lo está pasando mal… Aunque allí también se producen grandes alegrías, nacimientos, recuperaciones, salud recuperada… Y en tu casa va a ser algo maravilloso aunque tengas que residir en ese lugar que tanto odios durante unos días… Y que sepas que yo te iré a ver…

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  9. Gracias, Belén… Desde luego, la de personal sanitario (sea la índole que sea) es una profesión absolutamente vocacional… Olé!

    Chelo, esto va por rachas… acaba una y empieza a otra. La tuya seguro que pronto toca su fin, y espero que la mía no dure mucho. Muack!

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  10. Bueno yo debo ser rara hasta para esto, porque nunca aborrecí los hospitales, ni de niña, ni de jovencita, ni ahora. He pasado por ellos 3 o 4 veces, no siempre para cosas agradables, pero no los detesto esa es la verdad.
    En su día trabajé en un par. Y ni aún así los he cogido manía, je, je.

    Será que algunos nacemos para formar parte del personal que atiende.

    Ánimo y feliz embarazo.

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  11. Moni, si trabajas allí el rollo es diferente… tengo familiares enfermeros, matronas y celadores, y no ven los hospitales como yo.

    C.C. ¿¿esto no ha hecho más que empezar??

    Gracias, Lobo, creo que es difícil mantener la dignidad intacta medio en cueros y lleno de tubos. Por no hablar de algunos especímenes del sector sanitario que sólo les falta tratarte como si tuvieras seis años.

    Mamá pediatra, supongo que sí, que la mayor parte de las veces sales mejor de lo que entras, pero conozco casos que confirman lo contrario.

    Eso espero, Silvi, eso espero… y también espero no tener que ir mucho a visitar a nadie.

    Efectivamente, Manuela… es un inframundo paralelo… raro, raro, raro…

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  12. el mejor estado para un hospital o un centro médico es el tuyo, el de embarazada, supongo que es el único momento en que puedes vibrar de emoción y de ilusión ahí adentro, y eso que yo también los odio, son micromundos y cuando estás en ellos parece que afuera pasen cosas de otro planeta, incluso después de tener mi primer hijo, y eso que era el momento más feliz de mi vida, me parecía muy raro que todos los demás entraban y salían de aquella celda amueblada, todos menos yo que estaba allí tumbada y con puntos y sin otro tema de conversación que el parto… mientras ellos, los que iban y venían, hablaban de sus citas allá afuera, de sus trabajos, de sus cenas y comidas, se me hizo muy raro…

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  13. Jajaja, buenísimo Isa, me ha encantado tu post…!! No te preocupes, no pasarás mucho tiempo en el, solo lo justo para que despues de un largo y pesado trajín, puedas disfrutar de tu precioso niño !!

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  14. Animo Isa, yo tampoco me siento agusto en ellos y desde luego has definido perfectamente como me sentí como paciente y a veces cmo visitante. Tengo un lío en la cabeza con que es lo que leo en cada blog que se me había pasado totalmente tu embarazo, así que enhorabuena y espero que todo vaya muy bien.

    P.d: creo que cuanto menos te gusta estar en los hospitales, más cosas te pasan para estar en ellos xD. Espero que la segunda prueba no te la pierdan!

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  15. 😀
    Mira que he pasado por la misma situación que tú y nunca se me hubiese ocurrido escribir un post así.
    Si esto no ha hecho más que empezar… estoy deseando leer el resto.
    Un besín en el garbancín 🙂

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  16. Pues para mí lo de los hospitales es más como de casa: Cuando trabajo lo hago en ellos… Y no son tan malos. Y si tienes la suerte de que te toque la planta de maternidad es muy satisfactorio!!!. No te preocupes por lo la curva,seguro que repites…Las «viejas» libramos de la prueba, yo sólo la hice de Laura. Un beso y suerte!!!

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  17. Leia: gracias, guapa… pero todavía me quedan unas cuantas visitas al hospital antes del gran momento…

    Mamareciente: efectivamente, me la tienen que volver a repetir, pero porque han perdido los resultados!! ggrrrrr

    Jota, todo un honor volverte a ver por aquí… Gracias! muack!

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  18. Ainsss, al fin encontré como comentaros, pensé que ya no se podía, torpe de mí.
    Bueno, feliz gestación, feliz estado y precaución en las curvas. un besote.

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  19. Yo también odio los hospitales. Además, te ponen ese camisón sin botones que pierde uno/a toda la dignidad…
    De la curva de la glucemia, no conozco a nadie a quien la primera le haya salido bien ( luego la segunda ,sí) Suerte!

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  20. Ánimo Isa, ya verás como la curva no es muy cerrada y no tienes que pisar el freno (si acaso levantar el pie un poco).

    Los hospitales no son más que aparcaderos de gente enferma a la espera de que se cure; y por eso no nos gustan a nadie, los relacionamos con el dolor y el sufrimiento…

    Pero tu, con un poco de suerte la próxima vez que vayas al hospital será para lo más maravilloso del mundo!.

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