Horrores del armario masculino (por Arantxa)

Todo fondo de armario masculino esconde alguna prenda vulgar, fea y hortera, digna de la galería de los horrores antilujuria.

La pieza más singular de este particular museo de lo antiestético que he visto en mi vida fueron unas zapatillas de oso, oscuras, peludas, espantosas. No se trataba sólo de que las pantuflas imitaran la suela y el pelaje del mencionado plantígrado, sino que a modo de un guante, el dedo gordo del pie estaba cubierto por su correspondiente dedo, y así los nueve restantes. Toda una invitación a que la última te la tomes en tu casa, sola y vestida para dormir.

En realidad, con permiso de las zapatillas del párrafo anterior, venía a hablaros del skijama. Si la palabra provoca cierta hilaridad, la prenda en si hartazgo, porque es de sobra conocida. O que levante la mano quien no haya visto a papá o a algún hermano o a un primo del pueblo de esa guisa. Pijama de dos piezas, jersey y pantalón, de estampado decidamente hortera, para gusto de madres y abuelas.

Sin botones, para que no se cuele el frío, que de eso se trata. El skijama es de una tela que se adhiere con facilidad a las partes pudendas, y esto, que en los tiernos infantes no comporta ningún peligro, llegados a la pubertad debería estar prohibido. Puro exhibicionismo de andar por casa, y más por las mañanas… Espantoso, sin más.

Un consejito, a los machotes. No debéis lucir tal prenda nunca ante una fémina que os guste y a la que pretendáis gustar durante un tiempo. Nunca, ni siquiera si se ha ofrecido a cuidaros cuando estáis con fiebre y con pocas ganas de fiesta. La visión es imborrable por impactante, y corréis el riesgo de que nos visite en los momentos más inoportunos. Y puede dar por cerrada de un plumazo lo que se anticipaba como una larga sesión bajo las sábanas. El skijama nos recuerda a papá, al hermano o a algún vecinito enfermo, de la época de la EGB, al que hacíamos la caritativa visita de sábado. Con él puesto, la líbido femenina cae como la bolsa en estos tiempos de crisis.


15 respuestas a “Horrores del armario masculino (por Arantxa)

  1. Es cierto, es un horror estético, pero me producen una ternura rara… tal vez porque mi padre lo ha usado siempre, tal vez por lo que dice Isa, porque tengo tantos fotogramas grabados… No sé, a mí no me gustaría que desapareciera esta prenda, quizá se trata de utilizarla en el momento adecuado, y nunca, nunca si se prevee un momento romántico…

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  2. El skijama, un horror estético, genuinamente hortera, falto de chic y elegancia, de fashion… Por un lado pienso que deberían ir todos a la hoguera, pero ellos los guardan porque se lo compró mamá y eso marca, y les hace más tiernos.

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  3. Mira que he esperado a leer vuestras opiniones para ver si mi causa recibía apoyo. Pero no. Soy la excepción. La que confirma la regla. Y es que a mí, mujer de libido desviada y confusa, sí me gustan los hombres en pijama de una pieza.

    Podéis llamarme romántica, o cosas peores, pero en mi mente están grabados fotogramas de grandes símbolos de la masculinidad con ese atuendo… no sé… ese aire como de tipo duro del Far West, de último cowboy, a mí me pone.

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  4. jajaja, no sabes lo que me he reído!

    Afortunadamente, no he tenido que ver esa horterada en vivo y en directo, ya que en mi casa el único hombre era mi padre, y gracias a Dios tenía mejor gusto! jajaja.

    Tienes toda la razón, pocas cosas hay tan antimorbo! jajaja

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