
Cuando me sale Mr. Hyde (que es el que se baja cosas), sale cabreado. ¿Tengo que renunciar a ver series que las cadenas españolas no creen adecuadas para el público de este país? ¿Tengo que verlas con doblajes demenciales y mil quinientos cortes de publicidad? Que si hay que pagar, se paga, pero… es que ni por ésas: hay multitud de series que ni las cadenas de pago (que omiten los subtítulos con gran alegría) ni las editoras de dvds me ofrecen, películas que ni se estrenan ni se encuentran en tiendas. Y están ahí. ¿Qué hago, renuncio a ellas? No.
Hyde también tiene algo que decir sobre eso de que los creadores pierden dinero con las descargas. Casualmente, servidor es guionista. Y ya de los dvds (en alquiler o venta) y de las descargas legales de sus obras no ve un duro en derechos de autor. ¿Pierden dinero guionistas y directores? No. Lo pierden los productores, muchos de los cuales, créanme, imponen ya cláusulas contractuales que harían vomitar a una cabra. Y dicho sea de paso, la SGAE mira para otro lado.
Pero ahora viene el doctor Jeckyll, el legalista. Y cuando escucha eso de que internet es libre, responde que libre para qué: ¿si entro en una cuenta corriente ajena y me llevo la pasta también está bien, porque está en internet? Hay webs que ofrecen series, películas y música, que no son suyas, y se benefician de banners publicitarios. Eso no es ser una ONG cultural: eso es robar.
También se enciende (y eso que Jeckyll es más tranquilo que Hyde, dónde va a parar) cuando escucha eso de por qué no cobran derechos de autor por su trabajo los fontaneros, los sastres o los estomatólogos. La diferencia es que un sastre vende una chaqueta, pero un guionista (por ejemplo) no vende su guión: cede los derechos para su explotación, reservándose un porcentaje de los beneficios. Derechos de autor que, todo hay que decirlo, no pagan los espectadores, sino las cadenas, en el caso de la televisión. De todos modos, si creen que los creadores son todos como Alejandro Sanz (de millonarios) o como Ramoncín (de pesados), tranquilícense: hace un par de años una encuesta reveló que sólo el 10% de los guionistas españoles podían vivir de escribir.
Pero cuando Jeckyll y Hyde se juntan a tomar una caña, en lo que sí están de acuerdo es que aquí pasan dos cosas muy españolas. La primera, que es oír la palabra “gratis” y hacernos los ojos chiribitas, como a Marujita Díaz. ¡Qué más da que la película que me descargo esté desenfocado y con toses! ¡Es gratis! ¿Que me bajé cuatrocientas pelis, que no voy a ver en mi vida? ¡Es que es gratis! ¿Qué hay una edición en dvd magnífica y en oferta? ¡Que no, tonto, que es gratis!
La segunda, que la culpa de todo la tiene siempre “el otro”. Para la industria cultural, todo es culpa de la piratería. Ella no hace nada mal. No admite que puede haber algún fallo en gastarte 8 euros para ir al cine y que la copia esté en mal estado, los subtítulos ilegibles, y si el de delante mide 1.80 no veas un trozo de una pantalla que a menudo es del mismo tamaño que la tele de tu casa. No debe ver fallo alguno en que las programaciones y condiciones de emisión estén echando a cada vez más gente de la televisión convencional. Deben ver lógico que vayas a la Fnac y un libro importado de Francia o Reino Unido te cueste menos que su edición española (y esté mejor editado). O que el panorama musical mediático se limite a poco más que lo que sale de Operación Triunfo. De todo eso debe tener también la culpa la piratería, parece…
Así que Jeckyll y Hyde lo dan por imposible, se piden otra caña, y piensan que, ya que no pueden cambiar de país, lo mejor será cambiar de tema.
Muchas gracias por la colaboración, Pablo, una magnífica reflexión sobre esta ley y sus consecuencias. Totalmente de acuerdo con todo lo que dices, así que no pongo ni quito una coma a lo que tú has escrito. Un beso y hasta pronto.
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Te sorprenderías de cómo somos los miembros de la SGAE, Arantxa. Hay guionistas, directores, músicos, dramaturgos… Lo que ocurre es que la imagen que se tiene es la de Alejandro Sanz, Ramoncín y Teddy Bautista, pero está llena de chavales que escriben guiones a sueldos de mil euros al mes.
Yo tampoco espero mucho de Sinde. En ninguna de sus facetas.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
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Nunca hubiera esperado un enfoque moderado y racional sobre la ley de un miembro de la SGAE, lo confieso.
Para mi la ley está coja, pero no esperaba mucho de Sinde.
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Excelente entrada, Pablo.
mira que ha desatado polémica la famosa Ley Sinde y como en otra ocasiones similares, he conseguido -sin mucho esfuerzo- no enterarme absolutamente de nada…
Dicho lo cual, estoy completamente de acuerdo con tus dos yos y sobre todo con tu explicación de porqué Spain is different.
Muchas gracias por tu colaboración, im-perfecto!
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Una gran colaboración, sí señor. Con lo bruto que se está poniendo este debate, qué gusto leer algo inteligente sobre el tema.
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Lo que pienso sobre el tema lo han escrito otros mucho mejor de lo que yo soy capaz de expresar, así que, como poner el link es gratis (de momento) os invito a leer este magnífico artículo de Juan Gómez-Jurado, con el que estoy muy de acuerdo, he ahí mi punto de vista sobre todo esto: http://alt1040.com/2011/01/la-pirateria-no-existe?utm_source=twitter&utm_medium=button&utm_campaign=TwitterButton
Es largo, si, pero merece mucho la pena.
Pablo, gracias por la colaboración, como siempre, brillante, gracias de verdad.
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Acertadísima reflexión Pablo! Yo creo que muchos estamos como tú, en esa dicotomía. Yo también soy miembro de SGAE y me descargo (ocasionalmente) contenidos de internet. Bien es verdad que lo que yo me descargo rara vez infringe los derechos de autor (Benny Goodman murió hace ya algunos años). Pero eso no exime que esté realizando una actividad cuanto menos de dudosa legalidad.
A mí me hace gracia eso de la cultura gratis por internet. ¿Acaso producir esa cultura es gratis? ¿Cómo vamos a tener una industria cultural potente si sus creadores no pueden vivir de ello?
La cultura es mucho más que una subvención o un lobby de presión política. Es la seña de identidad de un país en el mundo. Si no tenemos en cuenta eso, mal vamos…
Por otro lado se ataca demasiado a la industria y -con eso de hacer de abogado del diablo- pocos se paran a pensar que tenemos alternativas tipo iTunes, Spotify, Groovesharks para escuchar música de manera legal…
Con el cine pasa algo parecido, hay webs que ofrecen películas en streaming por un módico precio y en alta calidad. Pero claro que se «jodan los de la ceja».
En este país la cultura no se considera un trabajo serio y se tiende a meter a todo el mundo en el mismo saco. Parece que sólo trabajan los fontaneros, los sastres o los fruteros…
Pues nada, a seguir viviendo del cuento…
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