
Y llegó el inicio de curso para los profesores… y llegó con recortes y con desprecios varios hacia su trabajo. Y llegó con la presidenta de la Comunidad de Madrid cuestionándoles e intentando convertirles en la diana del resto de trabajadores con contratos de 48 horas. Argumentan desde el marco político que los maestros solo trabajan 18 horas a la semana, que son unos privilegiados y que se les acabó la fiesta. Y yo me indigno y me gustaría cogerles del pescuezo y preguntarles cuántas vacaciones tienen ellos, cuántas veces acuden a asambleas, comités y demás y cuántas se escaquean sin tener que dar explicaciones. Les interrogaría sobre su sueldo y lo pondría en la balanza con el de un profesor medio. Y, sobre todo, y para mí lo más importante, me gustaría que me explicaran qué es lo que hace la política últimamente por el ciudadano, por su bien, por su crecimiento, por su bienestar. Porque los profesores, señores políticos, no «solo» trabajan las 18 horas que dan clases a sus alumnos, eso es una simplificación similar a la de afirmar que los políticos solo trabajan cuando los vemos en la tele (aunque en este caso está por demostrar lo contrario). Un docente (los de verdad, los vocacionales o al menos profesionales) se preparan sus clases, tienen tutorias, guardias, vigilancias de comedor, clases de refuerzo, visitas de los padres, corrección de exámenes y, punto muy importante, están en sus puestos para ayudar a alumnos y familias.
Los que no hayáis seguido mucho el blog pensaréis que yo soy del gremio, pero los que me habéis leído más sabéis que nada que ver. Pero sí estoy rodeada de profesores (familiares y amigos) que te cuentan el día a día de su labor de la manera más natural del mundo cuando para mí son dignos de admiración. Su trabajo con niños discapacitados integrados en colegios «no especiales» pero que, por cuestiones económicas, y en ocasiones de dejadez y mala gestión, no han previsto las necesidades de esos alumnos. Tutorías con adolescentes en las que, hora tras hora, se ganan su confianza para que terminen contándoles que el problema que tienen es que sus padres le maltratan, momento en el que el profesor actúa llevándose incluso el problema a casa. Conozco incluso un caso en el que una alumna se presentó en el apartamento del profesor porque su padre le había dado una paliza. Y por supuesto, y para evitar problemas, llamada a vecina para que nadie le pudiera luego acusar de nada, llamada a policía, servicios sociales, etc… y todo esto en su tiempo de ocio. Niños muy inteligentes que no avanzan y a los que hay que buscarse las mañas para motivarles. Padres que no aceptan que sus hijos no estudian y amenazan con traer al abogado al colegio (esto en los de pago, en los públicos directamente pueden llegar a pegar al profesor.) Extranjeros que tienen problemas con el idioma y a los que hay que ayudar de manera especial. Atajos y preocupaciones para estos alumnos puedan salir del colegio con un título aunque no tengan los papeles en reglas. Tortas con la burocracia que no entiende de seres humanos, solo de números. Métodos pedagógicos inventandos por las multinacionales para ganar dinero. Cambios de libros y métodos por el contrato con editoriales y puesta al día por parte del enseñante de todos estos nuevos sistemas de dar clase. Y un largo etcétera.
Y ahora, que Esperanza Aguirre me diga, a mí y a todos ellos, si toda esta labor se puede comprimir en las dieciocho horas de clase.
Yo soy periodista porque en séptimo de EGB (otro anacronismo, por dios, ahora es ESO, primaria, bachiller…) mi tutor y profesor de lengua, al que admiraba más que a nadie, en una reunión con mis padres, me dijo que yo valía para escribir, y que por mi cabeza esquemática y mi curiosidad, podría dedicarme a esa profesión. Me habían hecho test que habían corroborado su opinión y me dijo que, si me decidía, me tendría que esforzar mucho y trabajar duro. Me insistió una y otra vez hasta que vió que lo había entendido. Luego en el Instituto encontré otros cuantos profesores (sobre todo de lengua y literatura) a los que admiré, incluso cogí cariño, y que me ayudaron un montón. Y no sería quien soy sin ellos. Por supuesto que había otros capullos e hijos de su santa madre que no se merecían ese puesto y que eran un peligro público para los niños y adolescentes, pero incluso de ellos aprendí algo. Y se lo agradezco y me quito el sombrero ante aquellos que se plantan delante de una clase de 25/30 personas, o bien demasiado pequeños o bien hasta arriba de hormonas y chulería propia de la adolescencia, y consiguen que, al menos, estén callados durante el tiempo que dura la clase. Y si aprenden algo, es para dar un premio al caballero o la señora.
La educación es el futuro, estamos formando personas para que este mundo mañana sea mejor. No solo les enseñamos lengua y matemáticas, también comportamiento, valores, ética… Y eso lo transmiten las familias (que también habría que hablar un día de cómo lo hacemos y cómo, en ocasiones, descargamos nuestras responsabilidades con nuestros hijos en la escuela) y los profesionales de la educación. Déjemos que hagan su trabajo en paz y con tranquilidad, paguémosles lo que corresponde a su esfuerzo y dedicación, apoyémosles como padres, autoridades y sectores económicos, y exigámosles lo que conlleva su trabajo, que sus alumnos salgan preparados no solo para trabajar, también para convivir y ser buenas personas. He dicho.
Gracias Ana.
Soy maestra Chelo y mis vacaciones comienzan el 15 de Julio y acaban el 1 de Septiembre, cuando no me toca trabajar Julio entero, y te aseguro que sí, acabo jarta de currar, probablemente en las mismas magnitudes que tu.
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Eso es lo más lamentable de todo, que la educación pública esté vista como algo de segunda, de clase baja… el reducto para los pobres.
Qué mierda de país de memos, que no saben luchar por lo propio, por lo que les corresponde por derecho: una educación pública de calidad que sufragamos con nuestros impuestos y que nos escatiman y maltratan.
Os dejo el artículo de Almudena Grandes, que está sublime: http://www.elpais.com/articulo/ultima/Mentira/podrida/elpepiult/20110919elpepiult_1/Tes
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Yo diferenciaría entre profesionales. Puede haber profesores que hagan el mínimo y otros que le echen muchas horas fuera de las lectivas. Ni todos son unos profesionales excelentes, ni todos unos mediocres.
Chelo, no creo que pueda «pesarse» en horas la dedicación de los profesores. No obstante, más duro es trabajar en el campo, en la mina, y sí, hay mucha gente que trabaja cómodamente sentada frente al ordenador por sueldos muy bajitos. No digo que los docentes estén bien pagados, pero en este país no hay muchas profesiones que lo estén. Tú le echas muchas más horas que los profesores, eso lo se, pero es comparar dos mundos. En cualquier caso, por lo que conozco de primera mano por dos personas muy allegadas, en los coles concertados las vacaciones de verano comienzan el día 1 de julio, el 1 de septiembre se incorporan, aunque las clases empiecen más tarde. Pero en Navidad y Semana Santa es como tú dices, lo que pasa que lo dices en muy mal momento, vamos hay que ser valiente porque ese argumento tuyo es impopular en este contexto. Lo piensa mucha gente, lo de las vacaciones de los docentes, pero no es la cuestión ahora.
Y Ana, es que en este país la educación pública, hasta que se llega a la universidad, está vista como algo de segunda división. Yo misma hubiera preferido para mis niñas un centro concertado. Pero relativamente cerca de casa no tengo otra opción, amén de que en los concertados es complicado entrar. Incluso en los religiosos, y eso que hoy en día creyentes quedamos pocos.
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Muchas gracias a todos por vuestras opiniones, y a Ciudadana y a Peter por los halagos. Chelo, estoy con Isa, no todas las profesiones son iguales y en algunas no se trabaja igual todas las épocas del año. Por ejemplo, cuando yo realizo un programa y se acerca la fecha de emisión, hago horas por un tubo, en cambio, cuando está grabado, a lo mejor me voy a media mañana o ni aparezco. No quiero ni pensar lo que son las épocas de exámenes, de presentación de papeleos a Educación, de reuniones con los padres.
En cuanto a que hay profesores malos, por supuesto, creo que lo menciono en el post… y garrafales, como hay oficinistas, bomberos, periodistas y médicos. Tal vez, al igual que con el resto de funcionarios, lo que habría que hacer es evaluarlos cada cierto tiempo, recibir informes de ellos, y los que no respondan, pues a la calle, sin miramientos.
En fin, que este es el tema, y creo que a muy poca gente le interesa, como queda demostrado día a día, porque sigue primando la idea de que lo público es de peor calidad y si tenemos dinero mandamos a nuestros hijos a privados, porque no es algo tangible cuyos resultados vemos de inmediato como la subida de precios o la congelación de sueldos… Y es una pena, porque nos estamos jugando mucho, el futuro de un país nada menos…
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No me vale la comparativa de las horas… porque francamente no creo que puedan compararse la dinámica de trabajo de todas las profesiones. No es lo mismo trabajar sentado en una oficina, que en la sala de un quirófano, o con un grupo de turistas recorriendo el mundo, o en una zanja de una obra, o conduciendo un autobús…
Todas y cada una de las profesiones tienen su propia idiosincrasia y la de los maestros también. Estoy convencida que un buen profesor se jarta a currar… y por un sueldo bastante mermado ya de por sí.
Cercenar derechos y maltratar a un colectivo tan vital es lamentable. Siempre.
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Educación y sanidad deberían ser de lo último que se toca a la hora de hacer «recortes», por principios. Sinceramente creo que en Madrid tenemos áreas de mejora presupuestarias menos sensibles y más coherentes, antes de hacer recortes en educación…
Otro tema es lo que comentas de los profesores. Si, los hay buenos pero también malos. Los hay que te ayudan más allá de su jornada laboral y los hay que te joden la vida (minando la iniciativa y creatividad, dejando en ridículo a niños que no llegan… en fin, de todo, bueno y malo). Igual que en casi todas las profesiones (médicos, funcionarios, políticos…), ni todos son superhéroes ni todos son villanos.
Por otra parte, y por ver si cunde un poco la polémica, unos datos:
Días lectivos-escolares en la Comunidad de Madrid del curso 2011-2012: 175 días (horas de trabajo semanales de profesores, con la propuesta de incremento de jornada a 39,5 horas semanales). Total horas de curro/curso: 1.382,5 x profe.
Un trabajador cualquiera con jornada completa (40 horas semanales comúnmente en España) trabaja en el 2011 unos 224 días (a 365 le quitas sábados y domingos , restas 23 días de vacaciones y 14 días de festivos). Te salen 1.792 horas anuales.
Soy muy mala para las matemáticas, así que agradeceré correcciones.
Claro, habrá quién tenga más de 23 días de vacaciones y quien se toque las narices en el curro y quien trabaje sólo 35 horas a la semana, pero así, hablando en general, esos son los datos comparando la jornada de un profe y al mía sin ir más lejos.
Y ya sé que los profes van al cole algunos días que no son lectivos ¿Cuántos? Pregunto por qué no lo sé. Igual tengo la concepción de que en verano están de vacaciones más o menos los mismos días que los niños y no es así (del 24 de junio al 12 de septiembre), igual pienso que en navidad descansan del 23 de diciembre al 9 de enero y no es así, igual yo pienso equivocadamente que los profes no trabajan del 31 de marzo al 8 de abril (2012) por semana santa…
No sé, me parece mal la medida porque con esto echarán a interinos, los profesores tendrán más carga, se les asignarán clases para las que no están preparados (habrá que completar horarios) y mil cosas más. Y al final todo eso repercutirá en la educación que reciben nuestros hijos. Pero… que no me digan que están jartos de currar!!!!!!!!!!!!
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La profesión docente siempre me ha parecido admirable… Respeto profundamente a los profesores y maestros, y además tengo la suerte de contar con muchos amigos y familiares que se dedican a la educación.
Atacar algo tan básico y fundamental como la formación de los niños y jóvenes, embriones de ciudadanos que constituyen el futuro del país, amparandose en la crisis, es un sin sentido y un error garrafal. Lamentable.
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Simplemente genial!
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Te aplaudo y no podría estar más de acuerdo… como todas las profesiones, ésta es una más con sus altos y sus bajos, pero tengo claro, que si no la SIENTES no llegas a nada ni con tus alumnos, ni con sus familias, ni con su entorno en general… Se nota que cuentas con gente del gremio a tu alrededor porque cierto es que quien no lo tiene, se piensa exactamente lo mismo o parecido que la «presidenta» de la CAM. Que tienen muchas vacaciones y poco trabajo. Decirte, como ya sabes, que la educación nunca fue el punto fuerte de España en general, que no se ha invertido demasiado ni en infraestructura, ni en material ni en personal, ni siquiera en recursos humanos cuando las vacas se suponen eran «gordas», no quiero ni pensarme a qué llegaremos ahora que hay crisis. Recuerdo que hace unos cinco años (aún no se le veían las orejas al lobo) un colegio pidió que por favor le pintasen la fachada que se le caía a trozos, después de insistir meses (incluso pasó un curso escolar) vinieron a pintarla, de modo que el colegio de justo al lado, se sorprendió pq ellos también lo habían solicitado y no se lo habían concedido, tras la pataleta de este segundo cole ¿sabes cual fue la solución? que pintaron media fachada de uno y media de otro ¿qué te parece? Yo que voy a un IES a dar clase alguna tarde, no quiero ni contarte cómo está todo! los corchos destrozados, las puertas descolgadas, las pizarras ya chirrían pq están desgastadas, en esta era tecnológica no hay ni un mísero ordenador en clase, ni cañón para audiovisuales y cuesta encontrar hasta una radio C.D… es muy muy triste, de verdad. Y de «recursos humanos» ya ni hablamos!!! ahora un profe sirve para cubrir su vacante y la del compañero que ya no está y encima no tiene que notarse nada la ausencia. Vaya, ¡yo también he dicho!!
Besos y gracias por tu sensibilidad. El profe no se equivocó en nada en que escribir se te da bien 🙂
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