Rutina (por Isa)

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Ya he dejado a los niños en el cole. Uno se ha quedado feliz y la otra llorando. Mi hijo estaba deseando volver, ver  sus amigos, recuperar la rutina y la niña, no. Ella no tenía ningunas ganas de dejar las vacaciones, la playa y el ocio. En la entrada he coincidido con los padres de siempre, casi todos más morenos y sonrientes. Nos hemos dado besos y hemos compartido las frases habituales: qué tal el verano, cómo se han dado las vacaciones. Las preguntas eran las mismas, las respuestas también, y las apostillas finales diametralmente opuestas. Todo el mundo te dice que el verano genial, pero a algunos se les ha hecho corto y no querían volver, y a otros largo y ya tenían ansia de rutina. Como cada septiembre, con la vuelta al redil se vuelven a formar las dos facciones enfrentadas. Los pro rutina y los antirutina. Yo soy de las segundas.

Odio la rutina. Los lunes no son mis días, y septiembre no es mi mes. Me gusta la jarana, la actividad, la sorpresa, improvisar y planificar. No me importa madrugar siempre que sea por gusto. No soy de vaguear, ni de siesta; en realidad no paro y mis vacaciones son de las agotadoras, pero cómo disfruto el frenético trajín del ocio. Solo de pensar en volver a la carrera para alcanzar el metro antes de que se vaya, me da dolor de tripa. Y se me pone una mala leche que no me aguanto ni yo. Ya la víspera de la vuelta a la rutina me da bajón, por eso intento apurar hasta el último minuto el disfrute vacacional. También en eso hay discrepancia de opiniones y metodologías. Los hay que una semana antes de empezar a trabajar ya están tratando de adaptarse a los horarios y las formas. Me da urticaria este sistema. A mí me parece que es anticipar la agonía. Mucho mejor superar el trauma de sopetón, cuando ya no queda más remedio.

Una vez metida de lleno en el rail de la vida moderna, me acabo acostumbrando. No me queda otra, claro está. El trabajo, las actividades extra escolares, el gimnasio, la compra semanal, la lectura diaria en el metro, el ritual de belleza nocturna y hasta el polvete matutino. Todo es susceptible de entrar en una tabla de excel. Es un gran logro de la humanidad. Una muestra evidente de la evolución de la especie, algo que nos distingue de otros primates. 

Muchos me vendréis a relatar las bondades mentales de tener unos esquemas y unos horarios. Me da igual. No os lo compro. Me declaro insumisa a la rutina.

¿Y vosotros de qué palo sois?

 

 

 


2 respuestas a “Rutina (por Isa)

  1. Yo siempre vuelvo de vacaciones la noche antes de reincorporarme a trabajar. Vamos, que soy de las tuyas 😉 Sin embargo, termino necesitando las rutinas para ordenar mi propio caos.

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    1. Cierto orden es necesario pero se está tan bien sin calendarizarlo todo… En mi caso es que una vez que empiezo con la rutina escolar no me queda otra que tenerlo todo medido. O igual es una neurosis mía. No lo sé. No me gustan las rutinas pero las aplico hasta el extremo. Incoherencia pura 😉

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