Fumando espero… (por Isa)

Empecé a fumar a eso de los quince años. Entonces, tenías que tener 16 años para comprar tabaco de forma legal y hacerlo antes de la edad reglamentaria era el mínimo exigible de subversión, de rebeldía adolescente. Compraba los cigarrillos sueltos en un kiosko de periodicos a un chico moreno y delgado que se daba un aire a Antonio Vega. En todo. Había experimentado en sus escasas carnes los excesos de la heroína dejándose llevar por la dulce libertad de la movida madrileña y ahora, recién inaugurados los 90 sufría las consecuencias. A mi mejor amiga le gustaba. Probablemente porque ella también estaba enferma. Hace más de quince años que no veo a ninguno de los dos.

Lo confieso: Soy una adicta. Nunca he fumado muchísimo, pero puedo afirmar sin estupor que tengo adicción al tabaco como cualquiera. Desde el principio, me alarmó y desagradó la sensación de dependencia que generan los pitillos, por eso intenté controlarlo. Ya en el instituto, instauraba de ‘motu proprio’ cada ‘equis’ tiempo el ‘mes de no fumar’, y durante ese mes íntegro no me acercaba un cigarro a la boca. ¿Para qué? No lo sé… ¿para mantener la conciencia tranquila?

Lo cierto es que esta práctica me sentaba de maravilla, y eso que al mes siguiente volvía a fumar sin problema, aunque el primero de los pitis me supiera a rayos… Mis compañeros alucinaban con la dinámica, que seguí manteniendo durante mi etapa universitaria. Algunos se mofaban de la escasa eficacia de la pausa -en realidad, ellos no eran capaces ni de renunciar a fumar ni un día-, otros me echaban en cara que lo retomase cuando ya -según ellos- había pasado lo peor, y los había que incluso aplaudían mi ‘gallardía’ como si se tratase de una gran hazaña.

El caso es que cuando realmente intenté dejar de fumar definitivamente, fue ese primer mes el que menos duro se me hizo. No echaba de menos el tabaco en ningún momento de mi rutina diaria. Ese momento del café que dicen que es el peor para la ansiedad, o después de comer o incluso ese cigarrito que algunos se dedican después de echar un buen polvo… La cara más desagradable de la adicción la experimenté el primer día que salí de marcha con mis amigos y me tomé un par de cervecitas… entonces noté lo que es la punzada desasosegante del vicio, la angustia por no poderme fumar alguno de esos pitillos que mis amigos degustaban felices. Ya no podía pensar en otra cosa. La mente se alejaba de los temas de conversación… ya no entendía nada de lo que me decían… mi vista se me iba a los cigarrillos de los demás sin poder evitarlo.

Desde entonces, decidí que sería fumadora social, residual… Sólo fumo cuando bebo y estoy entre fumadores, y lo hago porque la adicción me impide disfrutar bien de esos momentos de ocio etílico sin un pitillo en la boca. Es así de triste…

En cualquier caso y pese a que lo ‘normal’ sería lo contrario estoy deseando que se ponga en funcionamiento la anunciada Ley antitabaco del Ministerio de Sanidad. Qué gozada comer sin que el humo de otros se te cuele en la boca, tomar un café por la mañana sin que el pelo pase del olor a champú al pestazo a tabacazo, tomarse un aperitivo sin que te piquen los ojos… ¡respirar!

Ahora veo con desesperanza que vuelven a aplazar la decisión… por cobardía, supongo, y la rabia me corroe. Estoy harta de escuchar a los mal-llamados defensores de la tolerancia… ¿qué tolerancia supone tragarme el humo de los demás? ¿qué ejercicio de solidaridad malsano es compartir mi humo con los que están a mi alrededor?

21 respuestas a “Fumando espero… (por Isa)

  1. Junto a una infinita ristra de defectos también tengo el de fumar. También desde los quince o así.

    Sólo intenté dejarlo una vez. A la vez que estaba a dieta y de exámenes. No funcionó. Pero siempre dije que lo dejaría a los 30 y ya me queda tan poco que fumo más para quitarme las ganas futuras.

    Fumar es un asco pero a mí me encanta. Recuerdo el piti con amigos después de la última clase del día como los mejores momentos de la rutina universitaria.

    Y con alcohol siempre es más difícil. En un reciente viaje a Londres, entramos cuatro fumadores en un bar del Soho en el que había un fiestón increible. Nosotros nos mirábamos y nos bebíamos el mojito a toda leche porque sólo pensábamos en el cigarro. Muy triste.

    Pero gente que creía que nunca lo conseguiría lo ha dejado. Así que a lo mejor también hay esperanza para mí.

    Me gusta

  2. En el tema de la ley lo tengo clarísimo, a favor, con una sola matizacion: Me parece una putada que a los dueños de los locales les hayan obligado a hacer obras para habilitar zonas de no fumadores hace dos días y ahora se prohiba fumar en esos mismos locales reformados, debería haber alguna compensación para ellos. Por lo demás, me haría muy feliz ir al desayunar en mi bar de cabecera recién duchadita y perfumadita y salir igual… Y os puedo asegurar que en mi barrio no hay muchos bares para elegir, así que como para ponerse pijo buscando uno para no fumadores…

    Me gusta

  3. Rosana, gracias por tu comentario… Me parece muy buena idea la del club de fumadores. No sé si lo sabes, pero Javier Marías (gracias por la aportación, Pablo) también lo propone: http://javiermarias.es/wordpressblog/index.php/2010/02/07/la-zona-fantasma-7-de-febrero-de-2010-un-ejercicio-de-comprension/.

    Patricia, el olor a coco es una bendición para tu chico y para tus pulmones 🙂

    Vega, gracias detractora: siempre me muestro favorable a la libertad de elección, el problema es que ahora mismo no la hay. Un ejemplo: De los más de quince bares/restaurantes que rodean la manzana de nuestra oficina sólo uno es para no fumadores. Por eso al no-fumador no le queda más remedio que tragar humo. Intolerancia es abusar de la libertad sin tener en cuenta a los de al lado…

    Sinceramente creo que si la gente fuera un poco más consciente de lo que sufren en silencio los no-fumadores y trataran de evitarles 'el mal trago' no sería necesario andar prohibiendo nada… pero este país funciona así: a base de prohibiciones.

    Anónimo no-fumador: pese a ser fumadora (que lo soy, no lo olvidemos) coincido contigo en todo.

    Me gusta

  4. Vega, por alusiones (indirectas) y aunque nadie me haya dado vela en este entierro quiero matizar que los no-fumadores no estamos diciendo (por lo menos en mi caso) que no se pueda fumar en ningún sitio. En absoluto. El que quiera fumar tiene todo el derecho del mundo a hacerlo, pero o en la calle, en las zonas habilitadas para ello, o en su casa. Es decir como hacen en todos los países «civilizados».

    No creo que suponga mucho problema al fumador salirse 5 minutos del bar donde esté a echarse el pitillo. Es por la salud de todos: fumadores y no-fumadores.

    Además, poco bares hay (que yo conozca) en los que no se pueda fumar. En la mayoría tienen zonas (zulos) habilitados para fumadores que son todavía más insalubres que los propios bares de fumadores. Te invito a que te pases por la zona de fumadores de cualquier establecimiento Vips y me cuentas…

    Concluyo. Es una cuestión de respeto, no de prohibición. He dicho.

    Me gusta

  5. A mí no me gusta como huele el bar de abajo a fritanga y por eso camino hasta otro que está más lejos. Si a uno le molesta el humo de tabaco puede cambiar de local y buscar un garito para no fumadores. De ahí, a defender la «solución final» y que nadie pueda fumar nunca en ningún lado… pues qué quieres que te diga… no puede parecerme bien en ningún caso.
    Eso es intolerancia con todas las letras porque viene a decir: «Como a mí no me gusta, que se joda el mundo entero».

    Me gusta

  6. La narración de Isa es como si mi mente hablara… es fácil no fumar cuando sabes que volverás al mes siguiente o en el momento que te apetezca, es decir, no te llegas a pasar al otro bando…eres fumador social…te crees que dominas el tabaco y que eso te matará un poco menos…

    Así que aquí estoy yo una ex fumadora en proceso de serlo plenamente y enfrentándome al angelillo que te ofrece el cigarro para ser feliz y al diablillo que te dice que son muchos en el infierno como para aguantarte también a ti antes de que llegue tu hora…

    Sí, el cigarrillo inevitable es el que acompaña a las cañas… a las copas… como si el humo maridara con el alcohol de una forma inevitablemente bohemia… ¡¡ Pero si yo antes de tragar el humo ya sabía lo que era el puntillo y lo pasaba genial !!

    En fin, ya os iré narrando mis desventuras en esta ardua batalla contra mi yo fumador… ¿lo que me anima a seguir?… tener un compañero de batallas ex-fumador (y que volverá a fumar si yo vuelvo) con una fuerza de voluntad inaplacable que no cambiaría mi mal humor por un cigarrito que sellara mi boca cuando estoy ansiosa…¿Otro aliciente?… cuando se acerca, y te dice dulcemente: ¿sabes una cosa?… tendremos más años de vida para hacer planes…y ya no nos une el humo…ahora hueles a coco…¡me encanta!

    Me gusta

  7. Como fumadora, reivindico que dejen libertad a las personas que quieran fumar. Propongo clubes de fumadores para tomar una copilla, un cafelillo, o lo que sea, con ese pitillo que tan bien sienta en esos momentos.
    Eso no quita que yo también odie salir de los bares con olor a tabaco en la ropa y en el pelo. Pues eso, que si voy a un bar de fumadores, pues sé a lo que me expongo.
    Muas Rosana

    Me gusta

  8. Chelo, yo creo que no es una cuestión de criticar… como sabes yo también fluctúo entre todos los 'bandos', creo que es una cuestión de tolerancia (de la de verdad) para procurar no molestar a los demás…

    Arantxa, el tabaco tiene todas estas desventajas que comentas y muchas más…

    ¿¿es que no va a escribir ningún fumador??
    ¿dónde se han metido? ¿no hay ningún fumador contra la ley 'anti-tabaco' entre nuestros lectores?

    Me gusta

  9. Nunca he fumado, bueno, de forma activa, porque pasiva sí y bastante. Desde pequeña. Mi padre era fumador compulsivo. Tres diarias de Winston. Y lo dejó de forma radical. Si él puede cualquiera lo logra.

    No veo razón para que mis niñas tengan que tragar malos humos en una cafetería, humos tóxicos, y nocivos. Ni yo misma.

    Y ese olor que deja, chicas, además de que es malísimo para la piel, le hace perder luminosidad. Si no queréis lucir el código de barras que tanto afea el labio superior prematuramente, dejad los malos humos. Amarillea los dientes, uf, es pésimo para la belleza.

    Dejando las frivolidades a un lado, pido la Ley antitabaco ya!! Mis pulmones se lo merecen!

    Me gusta

  10. Estoy de acuerdo con la “nueva” ley y también espero que se empiece a aplicar cuanto antes, en beneficio de todos…
    Sobre el vicio en sí de fumar, no soy quien para hablar ni criticar a unos ni a otros, he estado en todos los bandos: no fumadora, fumadora, ex-fumadora, fumadora furtiva, fumadora que recae… no me libro de ná… solo se que el tabaco en un asco, la dependencia que genera (al menos en mi persona) es lamentable, el olor a tabaco me repugna… pero qué placer un cigarrillo 😦

    Me gusta

  11. A todos, gracias por comentar… y ahora, vamos por partes, como dijo Jack el Destripador:

    Bruji, me parece de un cobarde rastrero que hayan aplazado la decisión después de anunciarla.

    Moni, no sé si seremos muchos o no los fumadores que nos ponemos en la piel de los demás, pero haberlos haylos… en cualquier caso y para quitarme mérito, diré que a mí también me molesta el humo por lo que tampoco tengo que hacer un gran ejercio de empatía…

    Anónimo no-fumador, me alegro por tu salud y estoy completamente de acuerdo contigo: a pedir, al metro y a fumar, a la calle..

    FumaYoNo, tienes razón: da miedo pensar en que tienes una adicción de por vida, y sí, me parece un escándalo que haya gente que se muera como consecuencia del tabaquismo sin haber fumado jamás.

    Javi, enhorabuena por conseguirlo!

    Sr. Atrapao: no sé si tiene más clase pero el sexo es una forma de matar la ansiedad infinitamente más sana.

    Ciudadana Coja, yo seré madre en breve y me gustaría que los bares no estuvieran proscritos a los niños.

    Magda, creo que haciendo un poco de esfuerzo se entiende a todo el mundo. El que no se da cuenta de que molesta al prójimo es porque realmente no se para a pensar en los demás… Eso sí, espero no pertenecer a ninguna tipología o al menos no a la de tu hermano, y poder dejar de fumar definitivamente algún día…

    Me gusta

  12. Aqui una no fumadora.
    Quizas no pueda entender lo que sienten los fumadores y menos los exfumadores…
    Siempre he procurado respetar, aunque cada vez me cuesta mas, pues cada dia me molesta mas el tabaco.
    estoy segura que tengo alguna alergia, es terrible como me pongo al entrar en un local con humo, ojos llorosos picando hasta el punto de no poder ni abrirlos, congestion nasal moqueante…
    Pero desde que soy madre lo aguanto peor, ya si que no llego a entender
    porque les cuesta tanto esperar a encender el cigarro fuera del ascensor.
    o no sentarse el grupo de padres en el banco del parque rodeando a los niños con el humo, que aunque es la calle no lo parece.
    o que anden por la calle con cigarro en mano dando aspavientos sin tener encuenta la altura en las que estan nuestros niños. (a mi de pequeña me quemaron en el brazo asi)
    echar el humo hacia un lado sin fijarse quien esta en ese lado.
    salirse de la sala para ponerse a fumar justo en la entrada de aire (ya sea la misma puerta abierta o una ventana)

    no se si de verdad no se dan cuenta o si es que no les importa, mi duda siempre es ¿he de aguantarme y no decir nada por no ofender?¿tengo que aguantarme porque todos tenemos derecho? pero ahi estoy perdiendo derechos, al final dejo de acudir a muchos sitos, si, decisión mia, pero no elegida por gusto si no por no tener disgustos.

    Ah otra cosa Isa, creo que tu eres de los mismos que mi hermano, lo dejas, regresas, dejas de nuevo, cambias momentos, modos… no se tu, pero el creo que no se despidira nunca, mi cuñada se enfadaba, pues ella era incapaz, se subia por las paredes cuando intentaba dejarlo y veia que el como si nada, pero ella ahora hace mas de 6 años que lo dejo del todo y el ahi sigue, ahora se lia sus propios cigarritos para tomarse mas tiempo y hacerlos mas finitos.

    Saludos

    Me gusta

  13. Yo no fumo y cada vez soy más cojonúa con lo de que otros me echen el humo!!! Sobre todo cuando una ya va con el churumbel a todos los lados y piensas que esto deber ser una locura cuando en pleno invierno vas buscando una «terracita» en la que poder tomarte algo sin que tu hijo se fume lo de los demás…
    Espero poder disfrutar de algún espacio libre de humos (en todos los sentidos) aunque ya me estoy imaginando alguno que piense que los niños en sus casitas y los fumadores en los bares.. no sé, que hay opiniones para todos!!!
    Besitos.

    Me gusta

  14. Empecé a fumar el día que empezó la prohibición. Asi que confio que algún día cese la misma, para que fumar no tenga ningún interés para mí.

    No obstante fumar no más que un modo de matar la ansiendad, ¿podrían patentar uno con más clase no?

    Me gusta

  15. Ays…! Qué tiempos cuando fumaba… A la semana de dejarlo ya no lo echaba de menos. Lo mejor no es el dinero que dicen que te ahorras (yo sigo tienendo el mismo). Ni que respires mejor (respiro igual de bien o mal que antes), ni por el aliento, ni el olor ni nada de eso. Lo mejor es no estar pendiente del tabaco a cada rato.

    Saludos!!!

    Me gusta

  16. Ese mes era para convencerte de que lo controlabas. Pero dicen que engancha de por vida. A los que no fumamos (o a mí) da un poco de miedo pensarlo.
    Y el argumento de la libertad y la tolerancia me resulta curioso. Debe ser la libertad del camarero para tragarase los humos de los demás diez horas todos los días. ¿Cuántos de ellos (trabajando en los que les ha tocado para vivir) han muerto de cáncer? La verdad es que no me gusta nada ponerme tan dramático, sólo provoco un poco a ver si alguien me replica 😉
    Besos sin humo!

    Me gusta

  17. Nunca he fumado, y creo que nunca fumaré.
    Yo siempre fui más de fumarme la vida, que se agota igual pero por lo menos no desprende humos tóxicos.

    Con respecto a la dichosa Ley antitabaco, no entiendo cómo somos de los pocos países europeos en los que se puede fumar en los bares aún. No es una cuestión de ser talibán contra los fumadores, ni de prohibir nada a nadie.

    Simplemente el que quiera fumar -que está en su derecho- que se vaya a la calle, pero los que no fumamos también tenemos nuestro derecho a respirar ambientes saludables. Si en Italia lo han cosenguido no veo por qué no podemos hacerlo aquí.

    Me gusta

  18. Reconozco que me dejas un poco liada!!!SI, porque poquísimos fumadores,se ponen en la piel de los que no fumamos. Y es verdad que yo puedo elegir un bar donde no se fume para no oler a tabaco, pero…¿cuantos conoceis? Yo ,ninguno, o eso creo…Y de verdad que no os imaginais lo mal que se huele a tabaco despúes de tomarte un cafetito!!!Un besiño

    Me gusta

Deja un comentario