No penséis que no me he percatado que hoy es San Valentín, día del amor, los corazones, los Ramos de rosas rojas y los mensajes de Whatsapps con Cupidos de culo respingón. Muchos piensan que es un invento comercial, pero no es así. Es una celebración que se remonta a los tiempos de maricastaña o del impero romano para los más cultivados. La historia del tal Valentín tiene su enjundia, al que le interese en la Wikipedia puede encontrar un resumen la mar de majo.
Pero hoy vengo a hablar de otro tipo de amor, del amor al bisturí.
Supongo que muchos ya habéis visto la transformación física que ha sufrido la ex vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega. Yo me quedé de piedra. La tía está irreconocible, oye, que está guapa y todo. Guapa y joven. Guapa, joven y apuesta. Se ha quitado 30 años de encima… y me quedo corta. Dicen que todo el paquete le ha salido por unos 10.000€.
A mí me parece estupendo, que queréis que os diga. Estaba muy estropeada la mujer. Esas arrugas tan arrugadas, ese pelillo de Calimero, esas bolsas del Carrefour en los ojos. Hasta el estilismo ha cambiado. Además se lo ha hecho todo de golpe, que con 62 años no está una para andarse con tonterías. A mi esta estrategia me convence más que, por ejemplo, la de nuestra princesa Letizia, que debe pensarse que si se lo va haciendo poco a poco no nos damos cuenta, já.
Personalmente no sé si pasaría por quirófano por un tema tan estético, no porque me parezca mal sino más bien por miedo a que me dejen como a Belén Esteban, ósea, fea. Fea y desigual. Fea, desigual y con cara de asco permanente. Bueno, por eso y porque soy una miedica y lo de meterme en un quirófano me da yuyu. Pero quien sabe, igual que hay miedos que aparecen con la edad, quizás los haya que desaparezcan ¿No?
¿Y tú? Dejando a un lado el tema económico ¿Te harías algún retoque llegado el momento?
Yo tambien soy fan de la vejez natural, y creo que no pasaría por quierófano. Pasados los treinta, y mientras voy recorriendo esta tercera década de mi vida van estructurándose unas finas arruguitas al rededor de mis ojos, y me parecen que es la huella de mis risas y mis lágrimas, no me gustaría borrarlas. Pero vaya usté a saber, lo mismo entro en crisis con 60 y prefiero borrar huellas. Ahora, si las arrugas hablan de nosotros, desde luego Maria Teresa debe haber tenido un espíritu muy amargo, y eso no creo que lo cambie un bisturí. Así que creo, que la mejor receta para envejecer bien es saber vivir bien, aún cuando la vida duela. Así que, a disfrutar se ha dicho!!
Enhorabuena por el post. Saludos!!
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Olé, Olé y Olé 🙂
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Yo tengo una opinión bastante radical sobre este tema: no a la cirugía estética a no ser que el problema sea objetivamente visible. Quiero decir: unas orejas de soplillo, una nariz de loro, etc… pero de verdad, que impidan llevar una vida normal. Todo lo demás (más tetas, menos arrugas, etc) solo son producto de un ego mal entendido y quizá de un problema de autoestima que debería estudiar un psicólogo, no un cirujano. Yo vivo en un barrio en el que las operadas de todo, absolutamente todo, son el 90% de la población, y te puedo asegurar que son muchas más bellas las señoras mayores de barrios periféricos que asumen su edad con dignidad, sus arrugas con orgullo, que las viejas con abrigo de pieles de aquí que parecen sus hijas (operadísimas también), todas están cortadas por el mismo patrón (nunca mejor dicho) que les quita toda la personalidad que pudieran tener y sin poder sonreir porque el botox les ha paralizado la cara.
He dicho…
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María Teresa está divina, porque aparentaba quince años más. Así sí, y no como todas esas mujeres que tratan de aparentar tener 20 con 50 o 60 años, y se quedan que parecen «hechas de plástico fino». Nunca me he sometido a una intervención quirúrgica, así que lo de la anestesia general me da pavor, los riesgos están ahí. Pero si hubiera alguna otra opción, fuera de la abdominoplastia, para que se fuera la barriguilla que se ha quedado tras dos embarazos en menos de dos años, yo tan feliz.
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A mí me parece genial lo que se ha hecho Mari Tere… la han dejado estupenda. Yo no pasaría por el quirófano si no es porque la salud me obliga a ello… aunque como dice Ciudadana C hubo un tiempo en que no me hubiera importado: hasta fui a una consulta con un cirujano para operarme la nariz. Menos mal que desistí: ¡¡¡todavía recuerdo lo fea que era la napia del médico!!! 🙂
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Es verdad Opiniones incorrectas, ha cogido unos kilos y le sientan muy bien,
besos
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Fernández de la Vega está bellísima y además engordó un poco y luce un pelo muy moderno.
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Así me gusta Ciudadana!
Un beso
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Jejeje, pues creo que no… ¡encima que con los años he aprendido a quererme y aceptarme tal y como soy!!!
Igual si me pilla esta pregunta con 18 años te hubiese dicho: «poooos, las tetas y… una lipo… y de paso la nariz»
Pero con mis 35 añicos (camino a los 36) me siento «sesi», segura, madura, confortable en mi piel…
Quizá dentro de unos 30 años… te digo todo lo contrario. Jeje.
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Leia, como dide Diego, a nosotras no nos hace falta! Besos
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Cierto Carol, supongo que esa segunda juventud también hay que llevarla pro dentro para disfrutarla bien 😉
Diego, gracias bombón por los piropos. Mira, me has dado una idea estupenda para otro post «Hombres transfromers» que como bien dices haberlos haylos. A mi María Teresa no me parece que esté ridícula, creo que la han dejado muy bien, otra cosa son los efectos de lo que se ha hecho en unos años, eso ya lo veremos…
Besos y gracias por vuestros comentarios
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Oye… yo alucino, no reconozco a la Fernandez de la Vega!!! Lo malo es que si paso por quirofano y me quitan 30 años me quedo que en vez de ir a trabajar tengo que quedarme en la guardería de mi hijo. Jaja.
Lo de la Leti y la Esteban… Es-peluznante!
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Tú estás guapísima como estás, Chelo, no te «liftes» 🙂 A mí me parece tan retocada la foto del «antes» como la del «después» de Fernández de la Vega. El «fotochó» hace o quita milagros. Pero bueno, si ella ha querido hacerse un estirado de cara, me parece muy bien; aunque yo soy más partidario de la naturalidad, de lo auténtico, de la teta sensual caída antes que de la de plástico tiesa e insensible, de la arruga en el ojo que indica mil risas en lugar de esos pergaminos que solo consiguen acentuar que se es antiguo. Lo que me molesta de esta polémica es que afecta a una mujer ¿Nadie dice nada del pelo (horrible) teñido de Rajoy, Bono, Rubalcaba y tantos y tantos políticos? Para mí están mucho más ridículos que María Teresa, ¡dónde va a parar!
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¡Superafavor del lifting de De la Vega y de la segunda juventud bien llevada!
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