Hoy me toca meterme con los Servicios Públicos y la burocracia arcaica que seguimos teniendo en este país. Un estado en el que puedes tardar dos meses en ratificar una sentencia de divorcio haciéndolo de mutuo acuerdo y sin problemas. O que puede hacer que los trámites para obtener una pensión se dilaten en el tiempo de manera que tengas que ir tirando de tus ahorros (si los tienes) o malviviendo en caso de que seas autónomo, que ya sabéis que tienen una baja ridícula. Por no hablar de las colas, esperas, malos modos y falta de información útil y necesaria. Y del “tiene que volver con estos papeles aparte de los chorrocientos que trae hoy” y tú respondiendo: “es que no me dijo que había que traer esos papeles” y ellos: “pero debería saberlo, y si no, haber preguntado” Y el volver mañana, teniendo en cuenta que ya los papeles no salen hasta pasado y luego es un mes de espera, suponen un retraso considerable en la gestión.
Llevo como cosa de un año que por motivos personales, no muy agradables por cierto, es más, sumamente desagradables, me veo obligada a visitar oficinas de la Seguridad Social, de Hacienda y Registros varios. Y me ha pasado de todo, de verdad, es como jugar a la lotería mala cada día, dependiendo del funcionario que te toque, de qué humor tenga ese día, de a cuántas personas ha visto antes que a ti, te toca el gordo o la pedrea… Me he encontrado con profesionales buenos que han intentado ayudarme, cometiendo incluso alguna pequeña infracción, como darme información sobre la persona a la que yo iba a hacer los trámites sin llevar autorización de la misma (es evidente que en este caso el error fue mío y podía haberme mandado a casa tal cual, pero mira, por una vez que me hacen un favor…) hasta bordes que, sin el más minimo miramiento han ahondado aún más en la herida, haciéndome sentir no solo triste y desesperada, también una inútil y ante una situación sin solución.
Lo que no entiendo es que, con la situación que estamos viviendo, a los funcionarios no se les evalúe cada equís tiempo con la posibilidad de que, si no pasan los requisitos exigidos se les degrade, se les avise, se les recicle o incluso se les despida. No quiero meterme con el gremio funcionarial, supongo que habrá gente competente y magnífica (por desgracia, en los últimos tiempos yo solo me encontrado con dos o tres, pero también me he encontrado con ineptos en otras disciplinas, así que no creo que sea exclusivo de ellos, me parece a mí que en este país una de las consecuencias de tanto recorte va a ser la falta de profesionalidad y saber hacer en todos los ámbitos) pero no me parece justo que a ellos, por aprobar unas oposiciones que no dudo que serán durísimas y difícilisimas, se les permita trabajar mal y tratar a la gente como el verdadero culo. A los que trabajamos en el sector privado también nos ha costado lo nuestro llegar hasta ahí y si no cumplimos unos mínimos nos echan. Esa es la diferencia, que malos profesionales hay en todas partes, pero unos corren un riesgo y los otros están blindados.
Ejemplo: Voy al Registro Único, y subrayo lo de Único, porque no se puede ir a otro en Madrid capital. Primera patada en el estómago, no tiene rampa de acceso, con lo que la persona a la que represento no podría entrar en caso de tener que venir. Continúo mi camino tras subir el escalón y me remiten a la quinta planta. Ascensores: Sólo caben cuatro personas, las escaleras dan miedo del estado precario en el que se encuentran, con lo que nadie se atreve a subir por allí aunque sea la primera planta. Cola para acceder al ascensor que es minúsculo con lo que, problema añadido, allí no puede entrar una silla de ruedas. Consigo llegar a la quinta planta. Una cola de una hora para hacer una consulta un poco delicada. Me fijo y veo que la información te la dan detrás de una mesita y que yo me estoy enterando de todas las dudas de los que tengo delante, es decir, privacidad cero. Consigo llegar y mira, hoy no he tenido suerte, me ha tocado la funcionaria no solo inepta, también insensible y borde.
No os voy a aburrir con la conversación entera, pero la conclusión es que la persona en silla de ruedas tiene que llegar sí o sí hasta el mostrador de la señorita, que el juez no sale de su sala si no se está muriendo alguien (literal, se me ha quedado grabado) y que, como comprenderé, ellos no tienen la culpa del mal estado del edificio, que vaya a la Consejería y proteste. Solo me arrepiento de una cosa, de que quedé en estado de shock de ver como me estaba tratando y me bloqueé, no fui capaz de contestarla como hubiera debido. Vamos, que el juez no iba a bajar a recepción porque una persona no pudiera acceder al ascensor ni, por supuesto, subir con una silla de ruedas por las escaleras hasta la quinta planta.
Pero aquí no acaba la cosa, me mandan a la segunda planta a por unos certificados. Otra media hora de espera para que la señora funcionaria que ni da los buenos días (no he visto nada más parecido a un robot que esta buena mujer que sólo decía: “el siguiente, nombre y apellidos”) me de dos fotocopias cutres en papel que tengo que volver a subir hasta la quinta planta… Pero, vamos a ver, una duda me corroe el alma desde hace un tiempo: ¿la era de la tecnología ha pasado de largo por algunos lugares? ¿Internet se ve imbuido en un agujero negro en algunas oficinas? ¿El servicio público, financiado integramente por nuestros bolsillos viaja en el tiempo y vuelve al siglo XV cuando sus empleados y los españoles de a pie traspasan sus puertas sin rampas? Es que no me puedo creer que no puedan tener una forma de que los de la quinta planta den a un botón y les aparezca la información que a mí tardaron una micra de segundo en imprimirme. ¿No sería un ahorro en papel, por ejemplo, y en ordenadores e impresoras?
Llegados a este punto, no pude más, decidí no subir a la quinta planta de nuevo, salí a la calle en cuanto pude pillar un ascensor en que hubiera sitio para mí y me senté en la parada del autobús a llorar. Aún a día de hoy, tras serenarme e intentar buscar soluciones, nadie me da ninguna, que proteste, que me haga valer, que llame a los medios de comunicación. Lo pienso hacer, todo eso, pero mientras, la gestión que debo resolver sigue sin resolverse, y si quiero hacerlo tengo que ir preparada para pasar un mal momento de tensión y nervios. Y estamos hablando de un tema grave, de una enfermedad, de una situación en la que yo solo debería estar intentado disfrutar junto a esa persona, apoyarla y darle lo mejor de mí misma, no malas caras y mosqueos porque vengo enfadada tras pelearme con toda la burocracia del mundo.
Resulta que llevo un año y medio dando vueltas por distintas oficinas para solucionar temas de bajas, altas, etc. Me pregunto, ¿y si una persona enferma no tiene a nadie que le pueda hacer esto, y si los que le pueden ayudar no saben leer o escribir? Lo único que pido, por favor, es que se faciliten ciertos trámites que llevan un tiempo que no tenemos y una dificultad que se añade al mal momento que se está viviendo, con lo que psicológicamente es un machaque.
Otra petición: que las personas que, debido a su trabajo, por el que se les paga, no lo olvidemos en ningún momento, tengan un poco de sensibilidad y paciencia con estos temas, que piensen que les puede tocar a ellos en cualquier momento y que no te ignoren cuando ya estás sentada después de horas esperando, para llamar por teléfono a su compañero para ver cuándo van a tomar el café juntos (lo juro por lo más sagrado que esto me ha pasado) o te pongan el cartelito de “Vuelva usted mañana” en tu propia cara.
Ana, siento mucho todo lo que cuentas. Como bien dices, unido a los «motivos desagradables», que es lo más doloroso de todo, está la indiferencia, cuando no la falta de sensibilidad de esos funcionarios de pacotilla. Y no sólo de los funcionarios, por desgracia. Yo hace años que no empujo a una persona en silla de ruedas, lo hice en una época de voluntariado, y aquello era espantoso, aceras, bordillos, baches, estrechez, ausencia de rampas… Pensaba que en estos años habría mejorado la situación. Sobre los funcionarios, los hay de toda clase. Y sí, como dice Isa, tarde o temprano te toca lidiar con ellos en temas desagradables, una defunción, una separación o el tan frecuente despido en nuestros días y algunos son bloques de hielo. Cero empatía.
¿Se pueden recoger firmas a favor de una iniciativa para corregir los desmanes de los que hablas? No se si has acudido a la ONCE, que no sólo presta servicio a ciegos, aparte del CERMI. Un beso.
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Ana, según leía tu post se me han ido calentando los cascos. Se me ocurren los informativos de La Sexta, a ver si se pudiera hacer algo por ahí. Tiene que haber imágenes de eso, que se vea el desastre que es…. o algún tipo de programa de denuncia, ¿no? Perdona lo caótico del discurso, pero es que es para cagarse en las muelas de toda esa gentuza…
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Resulta indignante la falta de educación y de respeto reinante entre aquellos que trabajan atendiendo al público (funcionarios o no). También es bochornoso la escasa modernización y adaptación de la burocracia española (desde los edificios a los trámites, pasando por los empleados públicos que desinforman y no resuelven). Realizar cualquier gestión administrativa es habitualmente un suplicio… pero lo es mucho más si tienes algún problema de salud, alguna discapacidad o atraviesas por un momento psicológicamente complicado -algo que suele pasar a menudo: defunciones, despidos, rupturas matrimoniales, etc.-
Lamentablemente, el sistema no repara en que la eficiencia debe ser el objetivo fundamental de la administración y que el personal a tu servicio debe estar, eso, a tu servicio y reunir cualidades intelectuales y humanas que rara vez atesoran.
Sólo puedo brindarte mi apoyo en esta lucha, que no es solo tuya. Es de todos.
¡Ánimo y un beso!
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Pues sí, la sensibilidad social de los medios de comunicación deja mucho que desear. Por cierto, Ana, en la página del Cermi hay una pestaña de asesoría jurídica. Un besazo guapas.
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El CERMI es bastante fuerte y activo… Lástima que los medios no se hagan eco de sus noticias. Vicky sabe de lo que hablo…
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Y no solo las rampas… ¿alguién me puede explicar para que sirve el bordillo de la acera? Hasta ahora no me lo había planteado, pero es que es inútil y peligroso no solo para gente en silla de ruedas, para mamás con carritos, para ancianos… Supongo que tendrá su utilidad y me gustaría que alguien me iluminase pero ahora mismo para mí son solo un engorro. Y las aceras con las baldosas levantadas, y las farolas en medio de calles de aceras de metro y medio, y la gente que no se aparta ni que la atropelles… Son muchas, muchas cosas las que están hechas sin pensar en nadie más que en gente perfecta, no digo ya sana, digo que esta sociedad nos vende que todos tenemos que ser modelos de anuncio y no es así, hay ancianos que no pueden pasar por ciertas zonas, bebés, niños a los que les cuesta andar por ciertas calles, y por supuesto, enfermos, que tienen todo el derecho a pasearse y a hacer una vida lo más «normal» posible
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Ana, no hay que consentir que nadie nos trate mal (funcionario, empresario, cura o lo que sea) faltaría más
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No puedo estar más de acuerdo… Hay que empezar por sensibilizar y que todos seamos conscientes de que esto nos puede pasar a cualquiera. Y no queremos compasión, efectivamente, queremos solidaridad y empatía, ayuda y facilidad para hacer ciertas cosas que a nosotros nos cuesta más… Lo de los edificios y las calles vendría rodado si todos pensaramos un poco más en los demás…
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Pues no es el único, Chelo, mucho me temo. Yo ya he puesto reclamaciones en varios. En una oficina de la Seguridad Social lo hice porque además fueron también muy bordes y unos meses después ví que habían puesto una rampa, aunque para hacer ciertas gestiones hay que subir unas escaleras que ya nos cuesta a los que estamos bien, no te quiero decir a los que tienen problemas. Y ahí no existe siquiera ascensor. Lo que no sé es si se niegan a bajar a hacerte las gestiones en la planta baja porque yo siempre he estado abajo y no he tenido el problema, pero mira, es de las pocas veces que protestar me ha servido de algo.
En cuanto a los funcionarios, pues sí, hay de todo, pero como tú bien dices, como en todos los oficios, lo que pasa es que a los que son bordes en estas oficinas los estamos pagando nosotros, no tenemos que consentir que nos traten mal…
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Muchas gracias, Vicky, ya mismo me pongo en contacto con ellos, así además conozco el comité, que no sabía que existía… ¿Ves cómo no hay ni pizca de información sobre ciertos temas…?
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Son innumerables. Recuerdo una vez que fui a una rueda de prensa en Nuevos Ministerios, donde había una rampa que daba a una puerta cerrada con cadena y candado. Les dije que no debían tenerlo así, porque si venía alguien en silla de ruedas no podía entrar, y me dijeron que si llegaba el caso le abrirían. Y tan panchos. Si os fijáis, hay muchos sitios. Deben pensar que como las personas con discapacidad son minoría, pues para qué van a tener esa puerta abierta todo el día. Y hablo de las rampas, como de los #cafresalvolante que estacionan en plazas para personas con movilidad reducida, o de quienes utilizan los ascensores para estas personas por no subir cuatro escalones, o de los que se sientan en las plazas para discapacitados en los autobuses o bien ocupan esa plaza en el metro.
Una vez dentro, vi que tenían el logotipo de bucle magnético, pedí que lo encendieran. No sabían. Y tuve que seguir la rueda de prensa como siempre, colocándome al lado del altavoz más cercano. Como no era la primera vez que me ocurría, escribí una encendida queja a la autoridad pertinente, y surtió efecto, al menos en uno de los sitios. De Nuevo Ministerios no puedo deciros nada, porque no me tocó volver para cubrir otra rueda.
Un abrazo.
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Hola Vicky, gracias por tu comentario, ya que me mencionas, te pregunto sobre:
«¿sabes en cuántos edificios públicos hay rampas que dan a puertas cerradas con llave? ¿sabes cuántos sitios tienen instalado el sistema de bucle magnético para que aquellas personas con discapacidad auditiva pero no saben utilizarlo?»
No, no lo sé ¿nos lo cuentas? Queremos darle difusión a este post y cuantos más datos recojamos más impacto tendrá.
Muchísimas gracias!
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Chelo, en cuanto a la accesibilidad… ¿sabes en cuántos edificios públicos hay rampas que dan a puertas cerradas con llave? ¿sabes cuántos sitios tienen instalado el sistema de bucle magnético para que aquellas personas con discapacidad auditiva pero no saben utilizarlo? Queda mucho camino por andar en el camino de la integración de las personas con discapacidad. Primero hay que eliminar la barrera de la falta de empatía, y luego construir la de la educación y la de la solidaridad. Harta estoy de que los partidos políticos haga suya la bandera de la discapacidad para encontrarme luego con la falta de información, de ayudas y de solidaridad, que no compasión.
Un abrazo.
Vicky.
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Te leo y siento rabia. Por muchas cosas. Por centrarme en el post ¿Cómo es posible qué en un edificio público dónde hay que ir si o si para determinados trámites no se haya pensado en las personas con problemas de accesibilidad? Es que no me cabe en la cabeza. Se me ocurre que podemos abrir una petición de firmas en http://actuable.es/
Sobre el trato de los funcionarios que están de cara al público he tenido experiencias muy diferentes, me he encontrado con gente maja y profesional que trata de ayudarte pese a las trabas que a veces encuentran con los trámites que deben seguir o con los arcaicos sistemas informáticos de los que disponen. Y también me he encontrado de lo otro, de los de “vuelva usted mañana”. Puedo decir que sin mucha diferencia con el resto de profesiones. Así vamos…
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Hola Ana:
¿Te has puesto en contacto con el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (en twitter @CERMI_Madrid)? Su página web http://www.cermi.es/es-ES/QueesCERMI/Paginas/Inicio.aspx. Es lo que primero que se me ha ocurrido al leer tu artículo. Siento mucho tu situación. Si se me ocurre alguna otra forma de ayudarte te escribo.
Un abrazo.
Vicky.
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