Acabo de terminar de cocinar. Ya tengo lista la comida para toda la semana: Garbanzos negros (con calamares en su tinta), spaguetti carbonara, berenjena rellena de carne gratinada al horno y bacalao con pisto y arroz. En total me habrá llevado un par de horas hacerlo todo, y lo cierto es que me ha resultado relajante. Prepararme mi sustento semanal se ha convertido en una rutina bastante gratificante para la tarde-noche del domingo ¿Quién me lo iba a decir a mí hace unos años?
La culpa de todo la tiene, como no, la crisis, que es la responsable de todo lo que acontece últimamente. Y es que en toda mi vida laboral -que ya son unos cuantos años- y hasta hace nada siempre había tenido una ayuda para comer en los restaurantes de mi área de trabajo, así que me sé los platos que corresponden con los días de la semana de los menús del día típicos madrileños como para pasar un examen. Puedo, de hecho, recomendar lugar en función del día que sea. A algunos, por mucho que insistan, la paella de los jueves les sale deleznable, pero las lentejas de los lunes les quedan de rechupete.
Yo era feliz comiendo de menú, que es algo muy castizo, vacilando a los camareros que ya se sabían mi vida, mis gustos culinarios y mis preferencias en base a mi humor, que detectaban nada más verme atravesar la puerta. Respeto mucho a los profesionales de la hostelería. A los buenos. Me han acompañado en situaciones de lo más bizarras y han sido testigos de algunos de mis momentos más memorables. Aún los echo de menos, y es que, por mucho que le haya cogido afición impuesta a los fogones, ¡Bares, qué lugares!, que dirían los Gabinete Caligari. Sirva de homenaje al menú del día, este célebre monólogo con cancioncilla grashiosha, grashiosha del gran Riky López:
El caso es que mientras sigan sin prestarme el apoyo económico para volver a esos menús que me mantenían lozana y jamona en los tiempos de bonanza, mis nuevos aliados son los tuppers: esos recipientes de plástico entre duro y gelatinoso, con tapa hermética -a veces y a ratos-, dificultad innata para desprenderse de la grasa ni con el milagroso Fairy y gran diversidad de tamaños y capacidades. Las tarteras de toá la vía de Dios, vaya, que ya se sabe que in English suena todo más sofisticao y menos cutre…
Los tuppers han irrumpido en mi vida con tal fuerza, que mis escasas incursiones en las aún vigentes rebajas de enero han sido para buscar chollos de la marca ‘Curver‘, y no para adquirir ropita y cosméticos como antaño… Ayyyy en qué maruja me estoy convirtiendo. Y es que, aunque a principio acogí la actividad de cocinillas con la desgana propia de alguien a quien la necesidad obliga y solo me hacía las cuatro cosas básicas para salir del paso, ahora me ha picado el gusanillo -harta de comer siempre lo mismo, claro- y he empezado a experimentar con versiones propias de clásicos de siempre y a confiar en el criterio de algunos bloggers culinarios modernukis, que nos salvan el expediente, el paladar y el estómago castigado por la recesión. Uno de ellos es Falsarius Chef, un grande en esto de cocinar sin saber, sin tiempo y sin recursos. Vamos, un crack el tío, que encima te cuenta las cosas con arte y simpatía. Doy gracias a mi mejor amigo por presentármelo virtualmente, y a los demás os lo recomiendo encarecidamente.
Ya os contaré como me han salido los platos de esta semana… no prometo subir fotos, porque entre el afán artístico y de reconocimiento social y la gula salivante, suele ganar siempre esta última 😉
Un último apunte para deciros a todos, que culminada la semana de tuppers (hoy comeré fuera) puedo felicitarme a mí misma por mis dotes culinarias 🙂 Todo muy rico, a la par que sano y nutritivo. Gracias.
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Al Comidista le tengo ganas, Anita… Cierto es que no hay nada más sano para la mente que tomarse con humor las obligaciones y tareas impuestas, pero si hay algo que genera paz mental y espíritual es que poder hacer lo que te gusta y se te da bien. Si a mí se me diese tan bien como se te da a ti la cocina, me montaba un restaurante 😉 ¡Un besito, guapa!
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te lo digo yo… ya verás qué bien 🙂
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Yo, por otras circunstancias, también he tenido que ponerme a tope con el tema cocina… y lo odiaba… y aún lo odio… Bueno, vamos a aclarar el tema: hay una cosa que dices en una de las contestaciones a un comentario con la que coincido plenamente, ya que hay que hacer las cosas, pongamos alegría y el mejor de nuestro ánimo en ellas, así que yo, también mujer práctica, decidí que si tenía que cocinar, pues por to' lo alto… Y lo mejor es que creo que lo hago bastante bien, tengo mano para esto de la cocina… pero me sigue sin gustar, si pudiera evitar hacer la comida y la cena lo haría…
Ya te lo he recomendado alguna vez, pero me reitero, El Comidista también es genial para esto de recetas sencillas, baratas y rápidas…
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no sé yo… a ver a ver… Muy rico!
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¿Estaba rico? Suena muy bien… No sé porqué me da que ese reto lo vas a conseguir 😉
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¡Es que son los mejores! 😉
Yo tb congelo y voy tirando… Así hago comidas variadas: pasta, legumbres, verduras, carne y pescado… Como de tupper 3 o 4 días a la semana y de vez en cuando me doy un homenaje…
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Es verdad que la vida te cambia cuando la tienes que planificar en función de tuppers y comidas. Yo llevo fatal eso de tener que decidir el domingo lo que voy a comer el miércoles siguiente… Pero no es menos cierto, que, por buscar el lado positivo, experimentar con guisos, ingredientes y sabores tiene su `punto relajante. Mi reto para este 2013 es cocinar más y mejor y a ser posible a horas menos intempestivas. Dicho esto, me voy a calentar el tupper de hoy, menestrilla de verduras con salchicha. Muy divertido!! mmmm 😉
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Pero si usamos los mismos tuppers!
Yo llevo comiendo de tupper mucho tiempo, no todos los días pero si al menos 2 veces por semana. Eso sí, soy mucho menos organizada que tu, yo me llevo restos de la comida del fin de semana o de las cenas, no me hago comida para llevarme. Cuando cocinamos, lo hacemos para que «sobre». Voy congelando y luego tirando de la reserva… la verdad es que tiempo para eso si podría sacar el domingo tarde-noche, pero de momento paso ;-P
Besos!!
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pues tienes razón en que es un rollazo dedicar el poco tiempo de ocioque tenemos a algo que no nos gusta, pero una que en el fondo es bastante práctica acaba cogiéndole gusto a lo que le toque, que es la mejor forma de hacer algo cuando no queda más remedio 😛
Un besazo, Mi Álter Ego 🙂
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Gracias por lo de crack 😉 en realidad, lo hago así porque me agobiaría muchísimo si tengo que dejarlo para el último momento. Me levanto con la hora justa y cuando acuesto al enano -y consigo que se duerma- estoy tan reventada que no soy capaz de nada.
¡ánimo CC, qué tú puedes! 🙂
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Ay maja… qué envidia me da eso de salir a las 15h 🙂 Lo de los tuppers de cristal ya me lo había planteado,pero me da la sensación de que pesan más y me da miedo que se rompan.
Por otro lado te digo, que si hay que sacar tiempo se saca. A la fuerza, ahorcan. Ya se sabe.
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Falsarius es un genio entre los genios. Yo no como en el trabajo porque tengo un horario raruno pero admiro a la gente que puede invertir parte de su fin de semana en cocinar. Con lo poco que me gusta, como para aprovechar mi tiempo libre en eso… Jajaja. Un besote!!!
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Eres una crack! yo aún ando perdida en el mundo Tupper. Me desenvuelvo mucho mucho mejor haciendo la comida en el momento. Pero entre mis propósitos de Año Nuevo, siempre está el de «aprender a organizarme». Siempre acabo levantádome el mismo día (lunes) a las seis de la mañana para prepararme algo rápido, que suele ser arroz cocido o pasta con algún sofritillo de verduras.
Me pasaré por «internete» porque sé que tan pronto le coja el gustillo, todo será «comer» y cantar!!
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Un consejillo para que la grasa se vaya con facilidad: usar tuppers de vidrio. La tapa de plástico y el recipiente de vidrio. Aparte de que la grasa no se resiste, son más higiénicos; las bacterias y los virus le tienen menos querencia, vaya. Esto dicho por médicos estomatólogos, ya sabes que soy devota de los galenos.
Por lo demás, no como de tupper porque salgo a las tres y pienso que no vale la pena ir cargada, arriesgarse a que chorree (esos accidente ocurren)… Pero como muy tarde y eso, dicen los señores a los que menciono en el párrafo anterior, que es malo. Quizás yo también tendría que ponerme a ello, pero cocinar para toda la semana me da mucha pereza. Tampoco saco tiempo, que si niñas, que si curso… Hoy por hoy imposible.
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