El otro día me subo en el ascensor de mi casa con una vecina a la que conozco sólo de vista, de encontrarnos en el portal de vez en cuando. Yo iba con una bolsa de Tiger, esa franquicia que invade Madrid en medio de esta crisis creciente. Venden productos de diseño, bonitos, a precios asequibles (nada más caro de 20€ citan en su web), lo que venía siendo la tienda de todo a 100 pero bien puesta y en modo de franquicia.
Volviendo a la vecina, nos juntamos en el descansillo para coger el ascensor y después de darnos las buenas tardes se queda mirando mi bolsa y me pregunta ¿Qué has comprado? Si, como lo leéis. Yo pensaba que yo era cotilla, pero esto ya me pareció el colmo, que alguien que no conoces te pregunte qué has comprado es lo más en intromisión. Me dieron ganas de contestarle “Un vibrador señora, ¿sabe lo que es?” pero me abstuve y sólo dije “cosas”. Menuda respuesta absurda, “cosas”. No es que hubiera comprado nada que no se pudiera contar, tres chorradas, unas cartulinas, unos trapos de cocina y una caja con instrumental para hacer manualidades con las niñas. Da igual lo que hubiera adquirido, la cuestión es que no se pregunta a alguien que no conoces qué lleva en una bolsa ¿No? ¿Soy un bicho raro y esto es normal?
Qué mal llevo a la gente que mete sus narices en los asuntos ajenos…
Odio, pero odio de verdad, subir en el ascensor con otras personas, y en mi portal es prácticamente que esto no ocurra. Las conversaciones forzadas, la tensión que se puede romper con un cuchillo… Y los cotillas… en mi bloque también hay varios, pero cotillos de verdad, de la vida íntima de cada uno… La verdad es que yo los manejo bastante bien, les doy una de cal y otra de arena, les contesto a la pregunta más insignificante y me escabullo de las comprometidas… De verdad, qué ganas de meterse en la vida de los demás… ahora, eso sí, todavía nadie me ha preguntado por mi compra, sí por la hija de mi pareja, pero por la compra no 😉
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El tema del embarazo es peliagudo, a mi hasta me han dejado el sitio en el metro y yo claro, muy digna me he sentado, sin estar embarazada jajajajaja soy lo peor, lo se
Beso!
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JAJJAJAJJA MI Alter Ego, no sería por falta de ganas JAJAJAJ
Beso!
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JAJAJAJAJA uff, esa es buena, pero no se si sería capaz de aguantarle la mirada hasta el 6º!!!
Beso!
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A mi estas situaciones me bloquean también, luego se me ocurren mil cosas que responder, pero en el momento sólo me salen chorradas como «cosas» 🙂
Beso!
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Hola Diego, gracias por la visita, tomo nota del consejo 😉
Beso!
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Jijiji… yo creo que responder «cosas» fue una muy buena respuesta 🙂 Mientras no meta las narices en asuntos más personales…
Lo más flipante que me ha pasado a mí respecto a indiscreciones de gente desconocida fue cuando en un todo a 100 la dependienta me espetó: «¿Estás embarazada?». Quiero creer que fue porque llevaba una blusa suelta y no por las dimensiones de mi michelín…
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Jajaja. La gente es de lo más cotilla. Mi conversación hubiese sido tal que así:
– ¿Qué has comprado?
– Quete
– ¿Quete?
– Sí. Qué te importa.
Besotes!!!
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Yo también llevo muy mal a los cotillas y a los impertinentes… Hay gente muy maleducada. Yo no la hubiera contestado. Me habría quedado mirándola fijamente los pisos que quedasen hasta llegar a mi planta. Y riéndome por dentro. A carcajada viva.
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Lo del vibrador como arrebato está bien, aunque no sé yo si se lo soltaría. Quizás preguntarle de que color lleva las bragas… No sé, me quedaría perpleja y bloqueada, creo. Supongo que tiene cierta edad porque una persona joven jamás te preguntaría eso. Me parece de una mala educación espantosa.
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Al menos no metió sus narizotas en la bolsa para husmear 🙂 La próxima vez no te prives y díle que has comprado cuarto y mitad de vibradores y verás cómo no te pregunta más 🙂 Besico.
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