El otro día una compañera de trabajo decía, con sorna, que «ahora ya no se puede estar triste, no está de moda». El pensamiento positivo, el buen rollo, la sonrisa, todo eso está muy bien y es necesario para seguir viviendo, pero en algunos momentos resulta difícil mantener el tipo Yo esta semana me encuentro muy cansada y me cuesta sonreír.
Mi hija pequeña ha estado enferma y como en verano estuvo ingresada, bastante malita -me llevé el susto de mi vida-, en esta convalecencia casera he estado muy pendiente de la fiebre, de cómo dormía, de que comiera algo para que no perdiera peso, de todo. Eso se traduce en estar tensa, extenuada, preocupada, intranquila, ojerosa y, en mi caso, tratando de simular que no lo estás, lo cual es doblemente agotador.
Tirando del carro en la casa o en el trabajo, con mi otra nena, somnolienta. Durmiendo poco -a mi es algo que me aniquila- y soñando despierta, no con estar en una tumbona en la playa, lejos de la ciudad, simplemente con poder dormir doce horas seguidas sin interrupciones ni preocupaciones, en casita.
Cuando no tenía descendencia casi nunca me encontraba cansada. Soy puro nervio, muy activa, y normalmente me mostraba enérgica. Sería también por la edad, pero si bien es cierto que a los hijos se les quiere sin límites, agotan como pocas cosas. Aunque es algo que no suelo oírle decir a nadie, ya se sabe que la maternidad es un perenne anuncio de colonia Nenuco y las madres no se cansan, ni lloran de agotamiento, ni se meten en la cama reventadas sin haberse lavado la cara y echado la crema de noche para el rostro -esto es malísimo para la piel, además-.
Tengo dos hijas, pero imagino que con tres el cansancio puede ser aterrador, igual que con uno es más llevadero, esto último lo afirmo por experiencia. De verdad, admiro profundamente a las mujeres que tienen tres, cuatro y hasta cinco criaturas -mi madre tiene el quinteto, de locos-. Conforme crece el número de churumbeles aumentan las alegrías, las preocupaciones y el cansancio.
En semanas así, si hablo con algunas de mis amigas sin hijos, sospecho que se ratifican en su decisión. Como yo, aunque no atraviese mis mejores días, me reafirmo en que tenerlas es una de las mejores cosas que he hecho en mi vida. Con sus momentos de luz y sus ratitos de sombra. Esos de los que nadie habla, pero que sospecho atraviesan casi todas las mamás en algún momento de la crianza.
Es normal estar cansada.
Me llama la atención como ahora se aboga por ser madre pasada la barrera de los cuarenta, como si diera igual, porque si en la treintena cansan en la cuarentena estar con críos pequeños no se lo deseo a nadie que no pueda pagar niñera, servicio en casa. Lo que vemos en las revistas, el famoseo. Asi se puede tener un hijo a los 45 tranquilamente.
Yo tengo una hija de seis años y por mi edad -43- no va a tener hermanitos. Mi pareja viaja mucho y yo también estoy cansada, pero también se disfruta mucho de los hijos.
Ana C.
Me gustaMe gusta
Entiendo perfectamente que tú estés agotada. ¿Y la noche qué hemos pasado ambas? Un beso
Me gustaMe gusta
Ánimo, Arantxa… Lo importante es que la nenita ya está bien… Ya sabes que yo, aunque no soy madre, tengo una situación en la que el cansancio es continuo, no hay manera de recuperarse de noches sin dormir ni de días en los que acabas exhausta sin remedio, y puedo asegurar que el no dormir ni descansar bien conlleva todo tipo de repercusiones: cambios de humor, desconcentración, apatía, tristeza… Así que intenta dormir un poco ahora que la niña está bien… Un beso…
Me gustaMe gusta
Gracias por opinar Elena. Mi niña ya está bien.
No tengo una red de mamis, sí amigas madres, pero no una red de apoyo. Pero lo cierto es que estoy contenta de como lo llevo, aun agotada me siento satisfecha.
Me gustaMe gusta
Es un cóctel, claro. Y todavía nos queda cuerpo de Pilates 🙂 Un beso
Me gustaMe gusta
De uno a dos hijos hay un abismo y con tres me lo imagino como una locura. Un beso.
Me gustaMe gusta
La misma persona que te lanza esa mirada, si es madre, seguro que a veces se siente así.
Nos cansamos más que si tuviéramos diez años menos, con razón, biológicamente, la mejor edad para ser mamá son los veintipocos.
Me gustaMe gusta
Aunque maravilloso, es cierto que es agotador Arantxa. En mi caso, tengo la suerte de contar con un grupo de amigas, madres también, con las que comparto alegrías, preocupaciones y cansancios y además nos ayudamos cuando hace falta…. somos humanos. Ánimo, que seguro que en breve, tu niña estará estupendamente y podrás dormir un poco más.
Me gustaMe gusta
Tampoco es hasta las narices. Vencida por el agotamiento, física y mentalmente. En relación a la maternidad estas cosas no se dicen. Muchas gracias por opinar.
Me gustaMe gusta
Completamente de acuerdo Arantxa, no se podía explicar mejor. También es verdad que nuestro agotamiento es la combinación de los niños junto con todo lo demás, trabajo, casa……
Pero siempre nos queda pilatear un ratito, que nos relaja tanto…..je,je,je
Me gustaMe gusta
Pues claro que cansa, tu con las dos, que te voy a decir, cansa mucho. Con una no te cansabas tanto, porque todo era distinto. Ahora, que conozco gente que tiene uno y están resentaitos, y pienso, uno entre dos no es tanto… En fin, que hay gente más flojita.
Y sí, el tercero es para pensarlo mucho, mucho, nosotros hemos decidido que no,
Un beso. C.
Me gustaMe gusta
Amén… no puedo estar más de acuerdo. Ser madre (o padre) es agotador. También creo que la edad tiene que ver, porque yo también me canso más que nunca. Yo que he sido siempre un no parar…
Y sí, yo también estoy harta de que no se puedan decir claramente las verdades que engendra la maternidad sin que alguien te suelte una mirada cargada de reprobación.
Me gustaMe gusta
El estar hasta las narices, sea de lo que sea, es algo que a todos nos sucede en algún momento. No todo el mundo se atreve a confesarlo pero es una realidad. Un besote.
Me gustaMe gusta