La salud mental también importa (por Arantxa)

Primer día de otoño. Esta estación es adorable y traicionera al mismo tiempo. Para los que aborrecemos el calor excesivo, la llegada de estos días es una delicia. Menos horas de sol suponen menos horas de calor, pero también esconden un peligro latente. La bajada del estado de ánimo y los ataques de nostalgia, que son males menores, pasajeros y soportables.

Otros no tienen tanta suerte y caen en la depresión otoñal. No se trata de un mero estado de tristeza, sino de un trastorno afectivo estacional que puede requerir apoyo terapéutico: ayuda psicológica y medicación. Los depresivos crónicos le tienen pavor a la llegada de la estación de la caída de la hoja, porque es probable que sufran un rebrote de su enfermedad cuando los días menguan.

«Estar depre» es una cosa y tener depresión otra bien distinta. Siempre he detestado la primera expresión, por exceso de rigor y porque no es algo para trivializar: la mayoría de los que se sienten «depres» no han experimentado, afortunadamente, los síntomas de una depresión. Si tan siquiera hubieran conocido a una persona depresiva -yo sí- no usarían la expresión con tal ligereza. La depresión es una enfermedad de la que no se habla, un mal proscrito,  como cualquier dolencia mental, y el enfermo tiende a ocultar su estado, incluso a veces a las personas de su entorno más cercano. Las enfermedades físicas graves despiertan un halo de compasión, afecto y solidaridad intenso, y es bueno que así sea. Pero la depresión o la ansiedad, por mencionar dos trastornos muy frecuentes que han padecido o alguna vez padecerán uno de cuatro seres humanos a lo largo de su vida -sí, te puede tocar a ti-, están mal vistas y generan en muchos rechazo y recelo. No son dolencias contagiosas, pero se asocian a locura. Nada que ver, aunque la ignorancia es tan peligrosa como osada.

La gente que sufre estas enfermedades lo maquilla como puede. Sin embargo, las cifras no engañan; los antidepresivos y las benzodiacepinas son dos best sellers en las farmacias españolas. Nuestro país ha duplicado el consumo de estos psicofármacos en diez años. Sin embargo, los depresivos son enfermos fantasma. La gente que conozco toma analgésicos, antiinflamatorios, protectores de estómago o antihistamínicos con relativa frecuencia. Si ingieren antidepresivos o ansiolíticos lo callan.

Hablo de esto porque el 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Enfermedad Mental, que, por supuesto, va más mucho más allá de la depresión. La celebración es una llamada para que nos solidarizemos con los enfermos y sus familias y para frenar el estigma que sufren, la pesada losa de rechazo y exclusión que soportan muchos de ellos y su entorno. Un rechazo que es un sufrimiento añadido a su mal. Publico hoy sobre el tema porque cuando vuelva a escribir un  post la fecha ya habrá pasado y caído en el olvido, aunque no debiera. La salud mental importa y mucho.


16 respuestas a “La salud mental también importa (por Arantxa)

  1. Somos muchos y callados. Lo peor es padecer esquizofrenia o trastorno bipolar. Hay mucha depresión y mucha ansiedad, agorafobia. Y callamos para que no nos miren mal, no hacemos daño, sufrimos sin hacer mal. No creo que esto se normalice. MC.

    Me gusta

  2. Las enfermedades del coco son complicadas y el estigma muchas veces viene como habéis comentado por la ignorancia. A veces ni el propio enfermo se reconoce como tal.
    Imagino que con el tiempo y la globalización de la información este tipo de enfermedades estarán más aceptadas y se podrá hablar de ello sin tapujos ni metáforas.

    Me gusta

  3. Hay depresiones exógenas y endógenas, en las primeras el detonante no es el propio cerebro. Ante una misma vivencia unos padecen depresión y otros no, aunque estén muy tristes. Parece que hay cierta predisposición a desarrollar depresión, ansiedad, fobias… El caso de los trastornos alimentarios para mí es diferente, responde a la presión social por un físico perfecto. Ánimo Ana.

    Me gusta

  4. A ver, lo confieso, yo he reaccionado bastante mal a enfermedades mentales a mi alrededor, no tengo paciencia para la depresión o la anorexia… y me fustigo y me arrepiento de ello todos los días. Ahora lo veo más claro, las personas no se dividen entre fuertes y débiles, el componente físico que lleva a la enfermedad también tiene mucho que ver. Yo llevo tiempo en terapia y nunca me ha dado pudor confesarlo, pero entiendo que en otros ambientes y circunstancias alguien no se atreva a decirlo. Hay que acabar con eso dando visibilidad a este tipo de enfermedades…

    Me gusta

  5. Los trastornos mentales pueden impedir desarrollar una vida normal, desde luego. Puedo entender que quien no haya conocido estas enfermedades en piel propia o en la piel de alguien muy cercano no llegue a comprenderlo nunca, pero de ahí a rechazar y estigmatizar hay un abismo.

    Me gusta

  6. La ansiedad es espantosa también, diferente a la depresión –aunque a veces los síntomas se combinan-, es otro veneno. No he focalizado el post en ese tema porque el hecho de que las horas de luz disminuyan hace que bajen los niveles de serotonina y esto estaría más relacionado con la depresión. Y claro que no ayuda que el resto no entienda o censure algo que el enfermo no elige sufrir. Un beso.

    Me gusta

  7. Las enfermedades mentales se relacionan con la locura y en el caso de la depresión, hay gente que no le danla importancia que tiene y que creen que es cuento. La ignorancia es muy osada.
    hay que luchar contra un estigma que lleva siglos fraguandose. No será fácil… pero otros lo han conseguido.

    Me gusta

  8. Muy buena reflexión. Yo estuve hace un par de años con ansiedad, fue la primera vez, y no quiero ni imaginar lo que será una depresión….No tengo claro, si será más porque se asocia con locura, como se ha comentado o por ignorancia del que no lo ha sufrido nunca, lo cierto es, que se siente mucha incomprensión por parte de los que te rodean, lo que además, no ayuda nada.

    Me gusta

  9. Entiendo que una persona que tome psicofármacos y/o que vaya al psicólogo/psiquiatra no hable de ello con las misma naturalidad que otros cuentan que van al fisioterapeuta y toman antiinflamatorios. Es un tabú y sobre todo en el lugar de trabajo son temas que no se entienden. Se asocia todo con locura. Ignorancia. Doy fe de que una depresión puede ser tan mala como el cáncer.
    El Observador.

    Me gusta

  10. Yo tuve una depresión de casi un año y, por suerte, conseguí salir de ella. Como dices, nadie está libre y, aparte de que haya gente que te mire como si fueras un desquiciado, también están los que se piensan que es todo puro cuento (eso creo que me fastidia todavía más).
    Las enfermedades mentales son algo muy serio y creo que no se les da la importancia que se debería. Un besote.

    Me gusta

  11. Los males de la mente son equiparables a los males del cuerpo, y en algunos casos peores, ya que pueden llegar a ser cronicos y limitar el desarrollo de una vida plena. Estoy de acuerdo contigo, hay muchos estigmas y desinformacion. Mens sana in corpore sano… Todo nuestro organismo esta conectado.

    Me gusta

Deja un comentario