Hacia un consumo más sostenible (por Arantxa)

En enero el secador que me había prestado sus servicios durante 16 años murió y se me ocurrió repararlo. En su momento fue muy caro y el desperfecto no se debía a eso que llaman obsolescencia programada, sino a que el cable se había roto por el uso reiterado. Las artes de mis nenas también han tenido algo que ver. ¿Reparar un secador cuando por 30 euros los hay medianamente decentes? Algo que antes ni me planteaba. El caso es que no encontré donde arreglarlo, así que compré uno nuevo.

Esto que pretendía hacer antes de consumir entronca con un concepto relativamente nuevo, el de economía circular, algo de lo que hasta hace poco no había oído hablar. Tan sencillo como abogar, frente al sistema productivo lineal (de fabricación/producción, uso y desecho) por otro en el que los productos o servicios tienen nuevas vidas y son incorporados como recursos a la cadena de producción, sin llegar a convertirse en residuos. Hace unos meses tuve la oportunidad de entrevistar a varias personas que saben mucho de economía circular, gestión de residuos y reciclaje y me quedó claro que la economía circular ha llegado para quedarse. Como comentaba Michael Braungart, uno de los gurús de este nuevo modelo de desarrollo, «somos la única especie del planeta que malgasta sus recursos». Cualquier animal o planta es más listo o avezado que nosotros, como mínimo en ese sentido.

Todo esto, que parece un leiv motiv propio de hippies, idealistas o activistas de la ecología no es más que racionalizar el consumo y hacerlo sostenible. Y de nuevo, en cierto sentido, tiene poco, porque lo hemos conocido. En los 80 si se estropeaba la tele, antes de comprar otra, se llevaba a reparar. Vale que nuestros padres no estaban pensando en clave ecologista. De acuerdo en que no les movía el reducir las emisiones de CO2 ni disminuir la generación de  residuos y minimizar la contaminación ambiental. Entonces el reciclaje era un perfecto desconocido y la sostenibilidad no digamos. Se pensaba en clave ahorro, porque la generación de nuestros progenitores no es consumista o no abiertamente consumista, como sí lo son/somos, en clave general, las de los nacidos en los 70, 80 y 90.

Por lo que he leído, en España la tasas de consumo y consecuentemente las de generación de residuos se han reducido con la crisis y de hecho el mercado de la segunda mano ha crecido. El motivo fundamental ha sido el ahorro, ajustar el presupuesto doméstico para llegar a fin de mes. Y aunque parece que ahora estamos inmersos en una racha de crecimiento económico, el plus de ser ecológicos, sostenibles, respetuosos con un planeta al que maltratamos -especialmente desde el primer mundo- es imparable. Como consumidores está en nuestra mano alcanzar un modelo de consumo sostenible y racional. El planeta y nuestro bolsillo nos lo agradecerán.


14 respuestas a “Hacia un consumo más sostenible (por Arantxa)

  1. Quería aportar con mi caso, un ejemplo, de que cada uno de nosotros podemos hacer mucho por un consumo sostenible, más de lo que nos creemos, porque también es más sencillo de lo que pueda parecer.

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  2. No se el caso concreto de tu localidad, pero en la que yo vivo, no sólo hay puntos limpios fijos, sino que además, pensando en los que no tienen coche o en las personas mayores, ciertos dias hay puntos limpios móviles, por ejemplo para la recogida del aceite. Los muebles o electrodomesticos, sino se pueden llevar a un punto limpio, el ayuntamiento tiene un servicio de recogida, llamas por telefono y queda con ellos, para que lo pasen a recojer.

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  3. Muy interesante tu post Arantxa. Me ha gustado mucho, porque, aunque parezca que me quiero lucir, lo cierto es que soy una activista de la ecología, como tu lo llamas, je,je,je,je. Por suerte, mi situacion económica no se ha visto afectada por la crisis, y sin embargo, desde hace ya bastante optamos como primera medida por reparar antes que tirar y comprar, y ahora es mucho más sencillo, porque existen muchísimos más sitios donde poder hacerlo, así que estoy encantada. además, para ello es muy buena opción contar con un seguro del hogar de los que tienen incluidas pequeñas reparaciones, que consisten en que te envían un técnico y las primeras horas de mano de obra las paga tu compañía aseguradora, y sólo te cobran las piezas de repuesto. Prometo que no trabajo en ninguna aseguradora, pero es que estoy encantada con este servicio que tiene mi compañía. Besos.

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  4. Cierto que hay dificultades pero cada vez menos. En Madrid ciudad, por ejemplo, hay puntos limpios fijos y móviles. Es cuestión de informarse sobre las opciones para gestionar los residuos.

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  5. En mi caso, que he pasado por varias mudanzas, el concepto lo tengo claro, pero las dificultades que te ponen para llevarlo a cabo son enormes. Por ejemplo, muebles que quieres donar a ongs para no tirarlos a la basura y que alguien los pueda utilizar. Mil condiciones, dificultades para ir a tu casa a buscarlos, problemas… En cuanto a reparaciones, ídem de lo mismo, siempre está la consabida frase de «te va a salir más barato comprar otro» y lo peor es que es verdad… Y una vez has comprado lo nuevo, ¿dónde están los puntos limpios para deshacerte de lo antiguo? Si no tienes coche es una odisea tirar de manera ecológica un electrodoméstico… pero no hace falta irse a algo tan grande… ¿qué hacer con el aceite de la cocina que sobra? Eso también se recicla, pero, ¿dónde, en qué lugar, cómo llegar a él?… O cambiamos todos, empezando desde arriba facilitando el trabajo o este planeta se va literalmente a la mierda…

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  6. El actual ritmo de desarrollo y consumo de recursos es insostenible, absolutamente inviable, y ni siquiera a largo plazo, cada vez en un plazo más corto de tiempo. No puede ser que los árboles o los animales sean más listos que nosotros en el uso que hacen de los recursos de la naturaleza, como me decía el señor Braungart. La claves son modificar hábitos e inculcárselos a nuestros hijos. Si todos empujamos esto cambiará.

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  7. Vivimos en una sociedad consumista en la que lo que compraste ayer ya es caduco pasado mañana. Cada vez hay mas conciencia social respecto a un mundo sostenible, pero a la vez somos bombardeados a diario con nuevos productos.

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  8. Tengo una gran área de mejora en este campo, la verdad. Conciencia no me falta, pero cuando es más fácil cambiar que arreglar me cuesta tirar por lo difícil, principalmente por un tema de prioridad en el uso de mi tiempo libre, que ya de por si es escaso.
    En cualquier caso, comulgo con la búsqueda de formas más sostenibles de consumo y creo de vital importancia educar a las generaciones venideras en la racionalización de las compras.

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  9. Interesante. Yo también estoy en proceso de concienciación medioambiental (y de ahorro). Mi consumismo se ha reducido notablemente y como norma reciclo todo lo que está en mi mano.
    La reparación de los pequeños electrodomésticos sigue siendo una asignatura pendiente, que te obliga a realizar un esfuerzo que la mayor parte de las veces resulta infructuoso. Hace poco se me estropeo un radiador eléctrico, consulté a un electricista la reparación y él mismo me aconsejó que me comprara otro.

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  10. Es cierto que antes se reparaban muchas más cosas que ahora. Es una pena que se haya perdido esa costumbre porque es bueno tanto para la economía familiar como para el medio ambiente. Lo malo es que ahora las reparaciones a veces cuestan más caras que comprar el artículo nuevo. Lo tienen todo pensado. Besotes!!!

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