Y seguimos con la ronda de estrenos en colaboraciones im-perfectas. Esta vez, se presenta Olga: Hace no tanto cambie Madrid por los desayunos a orillas del mar en Valencia. Miro al mundo desde mi balconcito particular que esta en El mejor lado de la vida, desde donde tengo vistas gourmet, olor a mercado y sabores infinitos. Con buen humor, energía positiva, un pellizco de sarcasmo y 100% de autenticidad le planto cara a la vida. 

Soy una persona que deja casi todo para el último momento y desde que lo he aceptado como algo intrínseco a mi personalidad vivo mucho más relajada. En el último momento lo hago todo cien veces mejor que con todo el tiempo del mundo por delante.

A ver poneros en situación ¿Cómo dejas la casa cuándo se avecina visita de la suegra? Pues niquelada ya te lo digo yo. He llegado a la conclusión que cuando tengo que hacer las cosas en el último momento, las clavo, las hago con una perfección que asusta y es que a mi todo el tiempo del mundo me incita a la procrastinación, las cosas como son, la elasticidad del tiempo tiene sus ventajas pero también tiendes a marear la perdiz y dejarlo para el último momento cuando ya no te queda más tu tía que hacerlo.

Presupuestos, ofertas, llamadas en el trabajo tengo mis objetivos, mis fechas límites que en teoría tendrían que agobiarme…pero no, yo sé que lo entregaré, que llegare y que todo lo tendré a tiempo, confío extremadamente en ese último momento que me pone On, mis células y neuronas se reactivan, mi centro de atención se focaliza única y exclusivamente en lo que tiene que salir si o si.

Y ¿quién quiere comprar los regalos de navidad mes y medio antes, aunque el catálogo de juguetes lleve rulando por tu casa casi desde septiembre y tu hija haya hecho ya, allá por el mes de octubre por lo menos tres bocetos de carta a los reyes magos, y tenga opciones más que de sobra para elegir de su interminable lista de peticiones?, pues cómo bien os  imagináis no es mi caso, a mi me va eso de hacerlo como mucho 2 días antes, recorrerme jugueterías y centros comerciales por doquier y tirarme en plancha a la última unidad del juguete de moda de turno. Y aunque en algunos momentos me gustaría que una de esas madres que lo tienen todo planeado, organizado, comprado y perfectamente empaquetado desde noviembre me poseyera, en el fondo mi vocecilla interior se descojona porque sabemos que eso no va a pasar.

Los mejores planes del mundo surgen en el último momento, unas cervecitas, ir a comer a casa de tu madre, ver la mejor película de la cartelera por descarte en el último momento, que venga tu sobrina a verte y en el último momento se ofrezca como canguro de tu hija un sábado por la noche, si es que son todo ventajas.

Y es que el último momento provoca en mi una adicción mágica, porque además es que tiene un sinfín de cosas buenas.

Las rebajas ¿Cuándo hay los mejores precios? ¿Esas gangas que tus ojos no pueden creer?Pues claro en el último momento, los últimos días de rebajas son los mejores, eso sí puede que a lo mejor esa cazadora que llevas fichando toda la temporada ya haya volado, pero si vas sin expectativas el último momento es maravilloso.

Decidir en el último segundo antes de salir de casa el almuerzo que le pongo a mi hija o que ella se le ocurra coger el juguete de turno que se quiere llevar al cole, si hija has heredado esta bonita afición de tu madre.

Y por supuesto soy mega fan de las páginas last minute, porque me puedo pegar meses mirando ofertas de billetes de avión, buscando alternativas, compañías, ofertas y si no fuera por las paginas last minute no se que sería de mi, porque evidentemente el día que sea capaz de comprar un billete con más de una semana de antelación es que algo ha cambiado en mí…mi afición al último minuto forma parte de la autenticidad de mi ser.