La vida te da a veces la oportunidad de conocer algo que no te habías propuesto. A mí me está pasando y os lo voy a contar. Creo que las mujeres que hemos estudiado, que nunca hemos tenido demasiados problemas para trabajar o para pagar las facturas, vivimos de alguna manera en una burbuja. Indudablemente sabemos que hay otras que no llegan a fin de mes, que no encuentran trabajo o que han sufrido maltrato, pero no las tenemos cerca, no sabemos sus nombres, no están en nuestro círculo…
Pues yo ahora las tengo en mi círculo de las redes sociales. Todo ha sucedido sin que yo lo buscara, porque yo sólo quería vender mi libro. Me explico: he publicado una novela (Desde la piel) que cuenta la historia de una mujer, de sus novios y amantes, es una novela erótica que busca, además de entretener, dejar claro que las mujeres también somos iguales a los hombres en ese plano. Para difundirla la he anunciado en Facebook y una gran cantidad de mujeres se ha puesto en contacto conmigo, me cuentan sus opiniones sobre el libro, sobre los personajes y acaban contándome en qué se parecen, o no, a ellas.
Claro que han leído la novela mujeres como yo, independientes, sin graves problemas económicos, con pareja o sin ella, pero que disfrutan de su vida personal y sexual; pero hay otras, muchas más de las que yo creía, para las que la lectura ha supuesto una revelación, y otras que han buscado en mí una confidente, alguien en quien descargar sus angustias o con quien compartir los detalles de una vida difícil. Todas son mujeres reales, tan reales como mis amigas y yo, y ahora para mí tienen cara, nombre y apellidos. Y, sobre todo, tienen voz, una voz que pide trabajo, ayudas económicas públicas, justicia.
Para estas últimas comprar un libro es una inversión difícil, porque tienen que elegir entre los filetes o la fruta de una semana o la novela; pero la compran porque en ella encuentran su único reducto para la ilusión. Con la lectura se abre ante ellas la ventana de una vida diferente, en la que lo más importante son las relaciones humanas porque lo imprescindible está cubierto. Ellas querrían vivir así, pero les resulta inalcanzable. Tampoco han conseguido en su vida ser libres en sus relaciones con los hombres, que las han utilizado y las han abandonado tras años de matrimonio en los que ellas han tirado del carro, limpiando su casa y las de otros, cocinando en restaurantes de cuarta regional o haciendo habitaciones de hoteles.
Muchas de ellas, las de mayor edad ya no tienen que cuidar de sus hijos, están en una situación económica algo mejor, pero están solas y encuentran esperanza en la lectura de la historia de una mujer de su edad que puede elegir compañero. La mayoría creen que eso es imposible y me comentan la trama como si de un cuento de hadas se tratara.
Tras conocer la dureza de sus vidas de primera mano y habiendo compartido algo que yo he escrito, no como números en una estadística, tengo que hacer algo por ellas. Ya sé que escribir este artículo es muy poco, pero es la única plataforma que tengo para gritar que esas mujeres tienen derecho a vivir mejor, que el Estado debe procurarles una renta suficiente para que salgan adelante ellas y sus hijos, que los trabajos menos cualificados deben recibir un salario mucho mayor que el que ahora perciben y que las pensiones mínimas tienen que subir, porque todas estas mujeres, que ahora son mis amigas, no sólo tienen derecho a sobrevivir, sino también a disfrutar de un ocio que no sea únicamente ver telebasura. Tienen derecho a ser libres para elegir su vida, su pareja o su estado civil y, por desgracia, esa libertad no se consigue sin dinero.
Cristina Buhigas: Tras fundar y asistir al cierre de numerosos medios de comunicación, del antiquísimo Pueblo al moderno Público; de trabajar en ellos miles de horas, como en los diarios económicos La Gaceta de los Negocios o La Economía 16 y en la agencia de noticias Europa Press, Cristina ha conseguido liberarse de libros de estilo y, lo que es más importante, de líneas editoriales, gracias a la jubilación.
Tengo la suerte de mantener relación con gente muy diversa que me sacan de la burbuja de vez en cuando, así que conozco a mujeres así. También conozco a mujeres como Gema (la protagonista de tu libro) pero pocas, tengo la sensación de que son una afortunada minoría.
Gran post, compañera 🙂
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Esplendida en tu comentario, siempre se puede hacer algo por los demas, tu ahora a traves de tu libro, ojala tuvieramos un gobierno que se pusiera las pilas, que nos llenara de satisfacción a los que somos mas priviligiados y de esa ayuda digna a los que no lo son tanto, me gustaria ver algun dia en mi pais un gobierno del que me pudiera sentir orgullosa. Besos Cristina
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Si has conseguido q una sola pueda superar su vida a través de tu libro Enhorabuena por haberlas hecho un poco más felices.
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