Últimamente escucho mucho esta palabra, sobre todo en el tema de la alimentación, en concreto en el consumo de ultra procesados y Bio fakes. El caso es que La Matrix domina nuestras vidas, o más bien vivimos inmersos en ella sin apenas darnos cuenta, lo encuentro pelín profundo, pero bueno hay ciertos puntos que desde luego comparto.
Eso de ir a la compra y llenar el carro de productos frescos, es casi ya como misión imposible, la falta de tiempo, hace que nos alimentemos de productos ultra procesados, reconozco que muchas veces es lo más cómodo, abrir y comer, o enchufarle a los peques un zumo de brick o un bollo, que yo me he inflado de pequeña y aqui estoy sana como una pera. Dicho lo cual, pues sano, sano tampoco es, las cosas como son. Y luego todo lo que llaman BIO, es caro de narices, que para mí es puro marketing y de BIO lo justo, BIO son los melones de la frutería de debajo de mi casa y sin tanta coña.
Y es que las grandes marcas nos engañan como quieren, el otro día vi un anuncio de la leche de formula que le daba a mi hija de bebé, con el aliciente de que ahora iba sin aceite de Palma. Me sentí la peor madre del mundo, se que en parte es un poco chorrada, pero que nos meten venenito disfrazado de BIO, productos infantiles, etc, es tan cierto como que por las mañanas sale el sol.
He de decir que en el fondo le deberíamos estar eternamente agradecidos al aceite de Palma, que gracias a que nos hemos enterado de lo malísimo que es para la salud, ahora además de invertir mucho más tiempo en hacer la comprar, que a veces siento que estoy en la biblioteca, del rato que invierto en leer las etiquetas de los productos, he empezado a alimentar mejor sobre todo a mi hija, que aún está a tiempo de salir de Matrix, aunque lleve regular que ya no entre un bote de Nocilla en casa. Todo es cuestión de proponérselo, mas bocata de chorizo, fruta, y platos de cuchara.
Y de vez en cuando nos pegaremos algún chutecillo en el Mc Donalds, en los cumples, o nuestras noches de pizza.
Todo con moderación, pero en general aunque vayamos como motos en el día a día, merece la pena comer comida de verdad, de esa que tienes que pelar, cortar y cocinar. Que no se convierta en misión imposible comer sano. Que tampoco hay que volverse loco con todo lo sano y ser un fanático del concepto «Sin». Sólo con añadir un par de ingredientes secretos que se llaman, moderación y sentido común, seguro que nos alimentamos mucho mejor.
Olga: Hace no tanto cambie Madrid por los desayunos a orillas del mar en Valencia. Miro al mundo desde mi balconcito particular que esta en El mejor lado de la vida, desde donde tengo vistas gourmet, olor a mercado y sabores infinitos. Con buen humor, energía positiva, un pellizco de sarcasmo y 100% de autenticidad le planto cara a la vida.
A mí me resulta un poco cansino todo el rollo de la comida sana… Hay un boom un poco exagerao. Porque sí, está claro que la comida procesada es caca pero tampoco es necesario obsesionarse, ni tirarse media hora leyendo etiquetas en el súper. Yo he pasado de compra las pizzas precocinadas a hacerlas en casa -que la verdad es que es muy fácil- pero no me he tirado de cabeza a los productos orgánicos. Creo que con un poco de sentido común y buscar el equilibrio es suficiente.
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