Menuda polvareda se ha levantado este finde a cuenta de una canción de Mecano y de su interpretación por una de las participantes en Operación Triunfo. Reconozco que me he enterado por una amiga -lo juro, no es el típico recurso-, porque OT no lo he visto nunca y de Twitter -que es la que se dedica a alimentar las polémicas moñas- estaba casi desenganchada. Supongo que ya todos os habréis enterado, pero si no os lo resumo un poco: María (una de las que canta en el concurso) ha pedido cambiar el término «mariconez» del ‘Quédate en Madrid’ de Mecano porque le parece homófobo. A los de Mecano no les ha parecido bien el cambio y han defendido el uso del término. Por supuesto, como en toda controversia de este siglo ha habido fervoroso posicionamiento en uno y en otro bando. Mucha indignación.
No voy negar que yo también entré al trapo y publiqué mi opinión al respecto en Twitter. Me costó un buen rato darme cuenta de que muy probablemente la polémica era artificial, fabricada por el propio programa como una forma de ganar visibilidad y audiencia. Desde que releí 1984, cada poco tiempo hago el esfuerzo mental de salirme de la corriente en la que flotamos, observar el flujo desde fuera y comprobar que casi siempre hay alguien que obtiene beneficio de que nos movamos todos en un sentido o en otro, o de que choquemos.
Mariconez es un término malsonante, que ni siquiera viene en la RAE y que puede resultar ofensivo para los homosexuales (como mariconada, que sí que viene en el diccionario, y otros términos derivados de marica). No es una palabra bonita, la verdad, pero es la que puso José María Cano en la canción, y es la que canta Ana Torroja: Siempre los cariñitos / me han parecido una mariconez / y ahora hablo contigo en diminutivo / y con nombres de pastel. Mecano tiene algunos versos sonrojantes que fuerzan la rima consonante hasta el universo y más allá de Nueva York , e incorrecciones gramaticales injustificables ni por la Fuerza del Destino, pero no es el caso de este, donde mariconez tiene una razón de ser. También tienen otros muy chulos, como justo el que viene después: Y aunque intenté guardar la ropa / al mismo tiempo que nadar, / me he resignado a ir en pelotas / mientras dure el mar.
La canción habla de un tipo que se cree rudo pero que al enamorarse se le trastoca el mundo, y empieza a hacer lo que antes le parecían mariconeces (entendido como lo propio del «hombre blandengue» del Fary).
Las palabras no se pueden juzgar de forma aislada. El uso que se haga de ellas, el contexto en el que se encuentren, el tono en el que se pronuncien les otorga un significado u otro, a veces completamente opuestos. Por eso resulta tan complejo el análisis automático de textos. Las máquinas no tienen filtro para captar los matices y ver si algo es positivo o negativo. Pero nosotros no somos máquinas. Sabemos y debemos analizar las palabras en su contexto, no solo el textual sino también el sociocultural en el que se produce el texto en su conjunto.
Al margen del interesante debate lingüístico -sobre el que me encanta escribir-, del significado de mariconez y de si su uso puede resultar ofensivo o no, lo que a mí me preocupa es que se planteen cambiar la letra de una canción, que no deja de ser una pieza de ficción, una obra artística. Las canciones, como las novelas, recrean situaciones de mentirijillas, sus autores inventan personajes dotados de su propia personalidad que hacen o dicen cosas. Ese personaje puede ser encantador o un cafre, puede ser una niña o un anciano, un perro o un árbol, un asesino o una víctima. Al igual que no se puede responsabilizar al autor de lo que hacen los personajes de sus libros tampoco se puede identificar lo que hacen o dicen los personajes de las canciones con sus compositores o sus intérpretes. Un libro, una canción, un cuadro, una peli no es homófoba porque uno de sus personajes diga mariconez, aunque el término pueda serlo. Y tampoco lo es su autor.
Que haya una reflexión sobre el uso de términos potencialmente ofensivos me parece chapó. Lo que no me gusta tanto es que haya cierta disposición social a modificar piezas artísticas. Eso es lo que hace la censura. Cortar, corregir, modificar en aras de la corrección política, de la moral y las buenas costumbres. Se empieza por algo nimio como cambiar una palabra en una canción y se acaban quemando libros o vistiendo los desnudos del Prado.
Muy acertada en todas tus reflexiones. Pero sobre todo en tu referencia a «1984».
Muchas Gracias
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Menuda polémica más estúpida. Como se pongan en plan tan purista, muchas canciones de los ochenta y noventa al paredón… De todas formas, en todo este tipo de movimientos no dejo de ver estrategias de marketing. No veo la tele, no sabía quién era esta chica; por la prensa digital me he enterado. Seguro que es conocida en media España a raíz de la controversia. Un poquito de publicidad y tan contenta, ella y el equipo del programa.
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Totalmente de acuerdo. No te gusta, no la cantes, pero ¿qué derecho tienes a enmendar la plana al compositor? Más le valdría a esta muchacha preocuparse de adquirir un estilo propio y de componer sus propios temas, en vez de participar en concursos de cantantes que son clones de otros cantantes.
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Ahí le has dado. Que demuestre su talento cantando sus propias composiciones sin mariconeces de ningún tipo.
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Totalmente de acuerdo Isa!! Como cojan la letra de Si, Si de los Ronaldos o corazón de tiza de Radio Futura censuran el programa.
Viva la libertad y basta de censura!
Besitos guapa!!
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Calla, calla… Que en su incultura musical aún no las han descubierto, si no van todos a la hoguera 🙂 Imagínate si pillan a Siniestro Total o a los Porretas…
¡Viva la cultura libre y Hortaleza!
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Efectivamente todo parece una gilipollez. Y causa risa que sea precisamente una canción de Mecano Mecano! la que cause esta polèmica de milenials. Viva el punk!
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Jajajajaja pues sí, llegan a coger el tema de otro grupo y lo destrozan.
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Pues muy de acuerdo contigo. Las obras son como son. Desconocía la polémica pero, en caso de haber estado yo en la piel de esta chica y si tanto me ofendía la letra, hubiese preferido pedir que me cambiaran la canción antes que cambiarla. Besotes!!!
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Así es, Mi Álter Ego. Si se sentía incómoda con a canción, lo que tenía que haber hecho es ponerse a cantarla. Eso es una objeción de conciencia en condiciones. Pero esto no.
¡Gracias por tu comentario, guapa!
¡¡Besitos!!
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