La siesta de los domingos (por Chelo)

Desde bien pequeña fui instruida en el arte de siesta. En casa de mis padres era una tradición tan arraigada y respetada, que, si osabas disturbar ese momento casi sagrado, te ganabas un rapapolvo.

En mi casa, mis hijas han sido educadas igual desde su tierna infancia. Saben que los sábados y domingos, sus padres duermen siesta y eso merece un respeto máximo. Silencio y auto entretenimiento, mucho cuidado con los portazos y si quieren merendar, ya saben dónde está la cocina. Porque no hablamos de siestas de media hora, no.

Pero vayamos por partes. Hablemos de la siesta de los sábados. De lunes a viernes, en mi casa, estamos todos en pie a las 7 de la mañana, así que, aunque el sábado no haya necesidad ninguna de madrugar, el cuerpo no nos pide cama más allá de las 8. Así que los sábados la siesta mola, diría que es incluso necesaria. Te permite acostarte más tarde y el domingo puede que con suerte a las 9 sigamos acariciando a Morfeo.

La siesta del domingo es otro tema, es puro vicio. Es el lujo de los pobres, te la permites por que sí. En mi caso esto conlleva una retahíla de sucesos no deseados: el domingo se extingue como la pólvora; por la noche me cuesta horrores dormirme a una ahora decente; cuando suena el despertador el lunes no me sale nada bonito por la boca; paso el primer día laboral de semana deseando que lleguen las 22h para meterme en la cama…en fin, todo mal.

Así que este año, a la vuelta de las vacaciones familiares (en las que hemos dormido siestas sin remilgo) hemos decidido no caer en el sopor de media tarde los domingos. Décadas de tradición familiar tiradas por la borda.
El truco está en planificar actividades justo después de comer, nosotros hemos optado por abonarnos a la sesión de las 16h de los cines próximos a casa. Hay que ver cómo nos luce ahora el domingo y lo al día que estamos en estrenos, de momento no sucumbimos a la siesta, habrá que ver pasa cuando los días fríos, oscuros y lluviosos se establezcan con la llegada de invierno, eso si que va a ser duro de combatir. No hay mayor placer que una siesta en la penumbra del invierno, con manita y la tele de fondo…

¿Vosotros dormís siesta? ¿A diario? ¿Los fines de semana? ¿De forma esporádica? Contadnos, contadnos…


4 respuestas a “La siesta de los domingos (por Chelo)

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