¡Que te pongas la mascarilla! (por Ana)

Cual hija pródiga con las fiestas navideñas vuelve Ana, una de las im-perfectas primigenias, para contarnos lo mucho que le indigna la falta de civismo y solidaridad de cierta gente. Al lío:

Soy de las cree que esta pandemia maldita ha sacado lo mejor de nosotros… pero también lo peor. En mi lo peor ha sido magnificar mi  impaciencia, mi poca flexibilidad ante los fallos de los demás y mi legendaria mala leche o bordería (que de las dos maneras puede y debe decirse).

Siempre he llevado muy mal la injusticia y la falta de solidaridad y empatía. No soporto a aquellos que desafían las normas por el siempre hecho de hacerse los machos/hembras alfas. No lo puedo soportar, es superior a mis fuerzas. Así que, con esta premisa, entenderéis que me voy jugando la vida a diario: lo poco que salgo a la calle no hago más que decirle a la gente que lo hace mal que se suba la mascarilla y que mantengan las distancias. Y más de una vez me he llevado una contestación insultante, incluso en un caso sentí que mi integridad física corría peligro. Recordemos: la pandemia ha sacado lo peor de todo el mundo y hay gente que está realmente irascible.

Para nada soy una superheroína ni me gusta ir dando lecciones por la vida, pero es que me da una rabia tremenda esta desigualdad que además es ilegal. Me corroe por dentro que la gente mayor, con lo que ha pasado ya en la vida, tenga que soportar ir con la boca tapada cuando asoman un pie a la calle, los niños lleven una especie de bozal todo el tiempo que están en el colegio sin protestar, gente como yo, con problemas médicos leves, alérgicos, con un pelín de asma, etc. no salimos nunca descubiertos y cuatro listos de mierda se salten todo a la torera.

Salgo con el perro a pasear tres veces al día, caminatas grandes, mínimo de cuarenta minutos. Desde que la situación se ha normalizado un poco a veces me dedico a contar cuanta gente me encuentro incumpliendo la norma de la mascarilla. Y son muchos, muchísimos. Siempre digo que, teniendo en cuenta que soy megacuidadosa y que restrinjo mis salidas y mi grupo burbuja al mínimo, si enfermo va a ser, sin ninguna duda, porque me lo han contagiado en la calle sacando al perro o yendo a comprar.

He observado varios tipos de gentuza que considera que la máscara y/o la distancia de seguridad no va con  ellos:

  • Los fumadores: Los odios, así, sin más. No puedo entender que no sean capaces de esperar a estar en un sitio donde no molestes para fumar. Lo de ir con la mascarilla bajada chupando el cigarro como si no hubiera mañana y exhalando humo encima de las personas que pasan a tu lado siempre me ha parecido horrible, pero ahora me parece directamente delictivo. Si no puedes aguantar, párate en un lugar poco transitado, en un rincón y no andes mientras fumas, por favor.
  • Los oficinistas: Estos se pueden unir a los fumadores pero el espectro es más amplio. Se toman sus minutitos de descanso con total seriedad y se resguardan, ahora que viene el frío, en las puertas de portales que les sean próximo. Debe ser que como dentro de la oficina están todo el tiempo juntos, salen en grupos grandes a fumar, tomar un café o el tentempié y ocupan calles sin importar que sean anchas o estrechas. Y, por supuesto, mascarilla bajada para llevar a cabo estas actividades.
  • Los que hablan por el móvil: Estos me alucinan, me encantaría hacerles un análisis psicológico. Llevan la mascarilla puesta y cuando se ponen a hablar por teléfono, es decir, cuando más peligroso es porque más partículas y aerosoles sueltan, se bajan la mascarilla hasta los pies. Personas que queréis ser escuchadas a toda costa, por experiencia propia os aseguro que las palabras traspasan la mascarilla sin problema.
  • Los que hablan con otros: Esta variante de la anterior es todavía más alucinante y a estos los metería directamente en un psiquiátrico. Dos señoras se encuentran por la calle, se saludan, se ponen a hablar sin la más mínima distancia de seguridad y se bajan las mascarillas. ¡¡¡Pero señoras!!! ¿¿¿Qué parte no entienden de la transmisión del virus???
  • Los que corren, van en bici, en patinete, etc.: Vamos, los que son tan sanos, tan sanos, pero tan sano que no pueden pasar sin su ración de ejercicio, que hay que cuidar la salud. Eso sí,  no por un parque, no, por el medio de las ciudades y pueblos y pasando por aceras por las que difícilmente puede caminar una sola persona, ya dos…. y si es con bici o patinete ni te digo. Y ellos son tan sanos, tanto, tanto, que para no ahogarse mientras hacen ejercicio pasan directamente de cubrirse. Genial, maravilloso, vamos.
  • Los que la llevan por debajo de la nariz: ¿por qué? ¿para qué? para llevarla así casi mejor que te la quites del tirón. Sé honrado/a. Los que la llevan de codera o de bufanda tienen reaños para decir: “soy lo peor y no me importa”. Este quiero y no puedo merece cárcel del tirón.
  • Los que pasan total: Pues eso, los que la llevan protegiendo el codo, la muñeca o la usan para proteger sus anginas. Vamos a ver, personajos odiosos, ¿creéis que a los demás nos gusta ir respirando mal por la calle, subir las cuestas con dificultad, que se nos caiga el moquillo dentro de la mascarilla (¿esto solo me pasa a mí?)? Pues no, mala gente, a ninguno nos gusta, pero lo hacemos por nuestra protección y por la de los demás, incluida la vuestra, que por mí casi que si desaparecéis de la faz de la tierra tampoco me va a entristecer ni una micra.

Es una pena tener que terminar así el post, pero tal y cómo están los tiempos y las susceptibilidades… Hay que leer esto con un poco de humor. He generalizado a tope, no todos los fumadores u oficinistas son así. De hecho, la mayoría de las personas lo estamos intentando hacer bien y esta descripción está basada en un mínimo de la sociedad que debería darse cuenta de una vez de lo que nos jugamos.

Por supuesto, habrá gente que no la llevará por cuestiones médicas, pero hablo aquí de personas que es evidente que lo está haciendo mal con pleno conocimiento de causa. Y que conste que yo también haré cosas mal millones de veces al día, pero como el post es mío, pues me meto con los demás 😉 Cuidaos todos mucho y mucha suerte para todos para poder superar esto de una vez.

Ana se define así: Soy periodista y escritora. Aunque mi carrera se ha desarrollado sobre todo en el mundo televisivo sigo soñando con escribir «la novela del siglo». Vivo inmersa en un mundo de ficción, me encanta «perder» el poco tiempo que tengo plantándome delante de la tele devorando toda serie que se me ponga por delante o bien adentrándome en los distintos mundos que me ofrecen las páginas de los libros. En el mundo real, mi perro Jarete me hace poner los pies en el suelo cuando me pide que se le saque a pasear y que le de mimitos. Esta es mi vida y así os la he contado.


3 respuestas a “¡Que te pongas la mascarilla! (por Ana)

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