
Estrenamos colaborador im-perfecto, Igor Vicente: publicista, especialista en marketing y comunicación digital. A Igor le gustan los videojuegos, la música y las series, pero por encima de todo, viajar con su familia y descubrir otras culturas y sabores.
Viví mi niñez en la década de los 90 y siempre quise pedirle a los Reyes Magos una muñeca. Sin embargo, durante muchos años, nunca me atreví a hacerlo, por eso de que «las muñecas no son para los niños». Por supuesto, no veía a ningún niño jugando con ellas en los anuncios de la tele.
Entre los primeros recuerdos que tengo de los regalos de Navidad se encuentra un scalextric, un regalo que no había pedido pero allí estaba debajo del árbol. También recuerdo ese sentimiento de obligación de montarlo y jugar con él, porque era un regalo y cómo iba a decir que no me gustaba. La realidad es que apenas lo usé, y como no tenía hermanas a las que sí les regalaran muñecas, bajaba a casa de mis vecinas a jugar con sus Pin y Pon.
Durante años envidié a mis amigas por tener sus Barbies, con las que muy ocasionalmente yo también jugaba en el patio del colegio, un poco medio escondido, no fueran a verme otros niños y me insultaran por ello.
Ya casi preadolescente, tras mucho tiempo reprimiéndome y con un poco más de consciencia, reuní el valor para dar el paso y decirle a mis padres: «quiero una muñeca». Mis padres se sorprendieron pero acabaron regalándomela, concretamente una Penique Elastic, de estas que se enganchan a las manos y los pies y puedes moverte con ella. Realmente no era el tipo de muñeca que quería, pero supongo que mis padres entendieron que esa era la muñeca más apta para que un niño jugara con ella. Nunca más volví a pedirles otra muñeca.
Ayer entró en vigor el nuevo Código de Autorregulación de la Publicidad Infantil de Juguetes que incluye varias medidas como la obligación de ofrecer información comprensible y clara de cada juguete para los menores, el fomento de un consumo saludable, responsable y sostenible, o la que más se está comentando, la promoción de modelos positivos usando lenguaje inclusivo y ofreciendo una imagen plural, igualitaria y libre de estereotipos. Es decir, se acabó el mostrar solo a los niños jugando con cochecitos o solo a las niñas jugando con muñecas.
Yo no puedo hacer otra cosa que aplaudir la medida. Ya era hora. Porque estoy seguro de que mi historia es compartida por muchxs otrxs, y jolín, qué bien nos habría venido que no hubiera roles definidos en los anuncios de la tele o en los catálogos de juguetes. Es necesario que existan referentes diversos y acabar con los roles de género para que cada vez menos niñxs tengan que reprimirse o sentirse mal por querer cosas que se supone que no les deberían gustar. Los juguetes son para pasarlo bien, y cada niñx tendrá sus preferencias, por encima de cualquier estereotipo establecido. Afortunadamente vamos avanzando.
Por mi parte no puedo decir que fuera un niño desgraciado, pero me pregunto si hubiera sido un poco más feliz si con 5 años hubiera tenido una caja llena de muñecas a las que peinar y vestir, en lugar de una caja llena de coches de juguete.
Me ha gustado mucho leerte, Igor. Ojalá las cosas cambien de verdad y a nadie le parezca raro nunca más ver a un niño jugando a las muñecas o las cocinitas. Un besazo enorme.
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Gracias por compartir tu historia, Igor. En mi caso, nunca tuve problemas en que me regalaran coches o juegos de construcción cuando los pedía, pero tenía un primo al que le encantaban las cocinitas y era ridiculizado por sus padres y sus hermanos (todos chicos). ¡Qué importante es dejar a lxs niñxs que expresen sus gustos con libertad y sin la mirada contaminada por los estereotipos de los adultos!
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