Hace tiempo que necesitaba escribir sobre feminismo desde mi punto de vista personal. Confieso que me ha dado pereza, no sólo por mi naturaleza un tanto vaga, sino por enfrentarme a las opiniones a favor, en contra y “si, pero” que seguramente me van a abrumar. Mientras buscaba el momento de hacerlo, han sucedido muchas cosas, desde el congreso sobre gestación subrogada a los uniformes de las azafatas de deportes varios. Como siempre que se trata de derechos de la mujer, ha habido una avalancha de tomas de posición oficiales o no, de anuncios de legislación y de peticiones de regulación.
Y yo tengo que decir que estoy hasta los pelos de todo esto, de que se tomen decisiones legales y de todo tipo sobre las mujeres y sólo sobre las mujeres. De proteccionismo y también de un feminismo victimista, porque creo que la igualdad es que nosotras decidamos sobre nuestra vida en todas sus vertientes: el trabajo, la concepción o el sexo.
Llegados a este punto ya habrá muchas que se estarán preparando para criticarme. Os pido que esperéis a que me explique. En materia de legislación creo sinceramente que no se puede avanzar para conseguir la igualdad entre mujeres y hombres, incluso en materia de violencia de género no queda nada por legislar, sólo falta que un gobierno comprometido (el actual no lo está) destine fondos y personal a cumplir la ley; pero esa es otra historia.
Lo que sucede es que la sociedad española no es completamente igualitaria. La igualdad no se consigue haciendo leyes que controlen las vestimentas de las azafatas, un suponer, sino educando desde la más tierna infancia a los españoles de ambos sexos en ella. Esto no se hace ni en todas las escuelas ni en todas las familias, por eso se perpetúan las actitudes machistas.
Ante esta situación hay una sensación de culpa generalizada y todas las instituciones hacen constantemente declaraciones contra los llamados micromachismos. Una parte de las mujeres que se autodefinen como feministas apoyan estas actitudes, dicen que son insuficientes y hasta animan a que se legisle prohibiendo vestimentas que cosifican a la mujer o piropos callejeros.
En las últimas semanas se ha desatado una gran polémica sobre la gestación subrogada en la que desde el feminismo se han adoptado posturas similares a las de los antiabortistas, hablando de que se trata de “vender niños” y de que hay que prohibir que una mujer disponga de su cuerpo gestando un niño para otra persona. Han llegado a decir que esos niños “vendidos” estarían traumatizados de por vida. Para defender esta teoría, una escritora de cierta fama utilizó como ejemplo el “trauma de los adoptados”, no sé si también quiere prohibir la adopción… ¿Pero no habíamos quedado en que nuestro cuerpo es nuestro para decidir si tenemos o no un hijo? ¿Por qué no podemos utilizarlo para dárselo a quien no puede tenerlo?
He discutido en las redes sobre esto. También en otras ocasiones lo hice sobre el derecho de las mujeres que quieran dedicarse a la prostitución. Evidentemente, estoy en contra de la trata, de que se secuestre mujeres y se las venda; pero las que elijan esta profesión tienen derecho a hacerlo y deberían poder cotizar como autónomas lo mismo que las taxistas o las tertulianas.
En el origen de todas estas cuestiones está el patriarcado, que disfraza el sometimiento de protección. Los hombres, ellos son mayoritariamente quienes legislan y toman decisiones administrativas, tienen que regular lo que las mujeres pueden o no hacer. Nosotras somos pequeñas tontas que no podemos decidir sobre nuestra vida, por eso ellos nos cuidan, nos imponen cuando y con qué condiciones podemos quedarnos embarazadas, a que trabajo sexual podemos dedicarnos (actriz porno, por ejemplo) y a cual no. No quieren que decidamos para qué utilizar nuestro cuerpo porque siempre les ha servido para someternos, y ahora disfrazan la intención de perpetuar ese control de protección.
Lo malo es que hay mujeres que aceptan el proteccionismo. Muchas se llaman feministas y compran el mensaje del patriarcado. Es lo mismo que los obreros que creen que es cierto lo que les dicen los políticos conservadores respecto a que los parados son unos vagos y viven lujosamente de los subsidios, o que quien no es millonario es porque no se lo merece o no se ha esforzado lo suficiente, y por eso hay que eliminar la prestación por desempleo.
El patriarcado ha conseguido someter a muchas mujeres actuales que basan su lucha vital en el victimismo e incluso sienten vergüenza de ser mujeres, por eso reclaman más y más control público sobre todo lo que las mujeres tenemos entre las manos, porque cuando no se es libre no hay que decidir, ¡qué alivio!
Yo reivindico todo lo contrario, ¡que nos dejen en paz!
Cristina Buhigas: Tras fundar y asistir al cierre de numerosos medios de comunicación, del antiquísimo Pueblo al moderno Público; de trabajar en ellos miles de horas, como en los diarios económicos La Gaceta de los Negocios o La Economía 16 y en la agencia de noticias Europa Press, Cristina ha conseguido liberarse de libros de estilo y, lo que es más importante, de líneas editoriales, gracias a la jubilación.
De nuevo muy de acuerdo con Cristina, me ha encantado la frase de su comentario “Lo de comer productos naturales, no vacunarse y no tomar medicinas ya se ha probado, se llama prehistoria y la esperanza de vida era de 28 años”, poco más que añadir a tanta tontería…
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Lo del naturalismo, la crianza en la que las madres se convierten en esclavas de los hijos o de la lactancia da para varios post, y largos. Sólo lo puedo resumir con una frase que leí el otro día respecto a otro asunto, pero que tiene mucho que ver: «Lo de comer productos naturales, no vacunarse y no tomar medicinas ya se ha probado, se llama prehistoria y la esperanza de vida era de 28 años». También entonces los niños iban colgados del pecho de la madre durante años, porque no había comida y no se escolarizaban porque, obviamente, no había colegios.
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Las mujeres a veces somos nuestras peores enemigas… y la discriminación positiva tampoco me gusta nada. Hay empresas (y hasta gobiernos ha habido) que quieren tener hombres y mujeres al 50% y 50%. Yo creo que lo que importa es tener gente capaz. Si le vas a dar un puesto a una mujer solamente porque te falta una, no sé qué clase de feminismo es ese. Y de lo de la maternidad por subrogación y la prostitución ya es de traca. Besotes!!!
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Comparto tu im-perfecta opinión… y tu hartazgo. Hay muchas cosas que me chirrían de determinada vertiente feminista-naturalista, que en el fondo cercena la libertad de elección de las propias mujeres. Hay que luchar contra la desigualdad (la de clases y la de géneros) pero sin mezclar las churras con las merinas. Proteger a las personas (a todas) en riesgo de exclusión social no pasa por quitarle derechos a la mitad de esas personas, porque las pobres no tienen capacidad para elegir libremente… no me gusta este rollo paternalista, que con el tema de la maternidad se exacerba sobremanera. Que sean algunas que se autoproclaman feministas las que defiendan que las mujeres deben quedarse en casa con los niños me mosquea o que critiquen a las que no lo hacen. Que cada una haga lo que le venga en gana, que nos dejen hacer y vestir como nos salga del mismísimo sin tenerles que escuchar a ellos ni a ellas.
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