Hoy es el Día contra el Cáncer de Mama. Hasta ahora para mí era una efeméride más sobre la que hacer ruido en las redes sociales o en los medios de comunicación, una jornada para hacer donaciones a la AECC o a cualquiera de las muchas ONGs que luchan a diario por ayudar a los enfermos y piden más recursos y más investigación. Un día para hablar del cáncer de mama y no acordarse hasta el año siguiente. Reconozco que ni siquiera tenía la fecha marcada en mi cabeza, el 19 de octubre. Para mí, en cualquier caso el día del cáncer de mama no es hoy. Es el día que me notificaron que tenía un tumor de 5 cm en mi teta derecha. Es el día en que me dijeron que mi cáncer era HER2 positivo. El día que empecé con la quimioterapia. El día que me ví calva por primera vez. El día que me ingresaron con fiebre y prácticamente sin leucocitos. El día que entré en el quirófano. El Día del Cancer de Mama para mí, y para muchas otras como yo, es todos los días.
Hoy solo es el día que empiezo la radioterapia. Otra cosa más. Una nueva aventura. ¿Qué me deparará? En esta enfermedad -y sospecho que en la mayoría- nunca tienes claro lo que va a pasar. No sabes si el tratamiento te va a sentar mal o peor, si sufrirás los estragos en ese momento o meses después. Es toda una incógnita. Un misterio misterioso. Yo, que soy una tía controladora a tope y super impaciente (entre otros muchos defectos que no os voy a contar) lo estoy pasando fatal con esta incertidumbre constante en la que vivo sumida desde hace casi un año, desde que me dí cuenta de que tenía un bulto cada vez más grande en el pecho. Pero, ya me lo voy tomando con más tranquilidad. Lo que tenga que ser será… ¿de qué me sirve tratar de anticipar lo que no sé si me va a pasar? Pues de nada.
Hace más de dos meses que acabé la quimioterapia (18 chutes, que se dice pronto) después de más de medio año pringada y aún sigo notando cada día los efectos secundarios de la medicación. Cuando no es una otitis, es una faringitis, una sinusitis, una cistitis o una queratitis. He pasado ya por todas las itis habidas y por haber. Estoy por cambiarme el nombre, i de Isa, de im-perfecta, de itis. Me ha caído en suerte, además, una neuropatía periférica que arrastro desde hace ya unos cinco meses. Tengo los pies y las manos perennemente entumecidos y con hormigueo, como cuando se te quedan «dormidos» pero todo el rato. Y ahora para colmo me ha empezado a doler. Es un dolor raro, rayante, que no alerta sobre nada, si no que se produce porque tus nervios se han vuelto tarumbas y mandan señales raras al cerebro. Una cosa loca lo de despertarte de madrugada como si te acabasen de dar un martillazo en el dedo gordo del pie.
Todas estas molestias van apareciendo así, casi por sorpresa. Anda, mira, una cosita nueva, piensas. ¿Se me quitará? ¿Sí? ¿No? ¿Cuándo? Otra vez la incertidumbre. El cáncer de mama me ha cambiado la vida, lo ha revestido todo de provisionalidad. Me ha obligado a dejar de hacer planes. Vivo al día, me organizo poco o nada, si puedo hacer algo lo hago y si tengo que tumbarme me tumbo. Al principio, me cabreaba, me frustraba, me daba cargo de conciencia, me agobiaba mi falta de productividad, mi inutilidad… ahora ya no. Bueno, ahora ya menos.
El cáncer de mama se cura en muchos casos, cada vez más, pero aún muere mucha gente. La fiesta del lazo rosa no me representa mucho, lo siento. Valoro el apoyo pero un cáncer no da para celebrar nada, ni aún cuando te lo quitas de encima. Te marca para siempre. Así que en el Día contra el Cancer de Mama lo que me gustaría es pedir rigor y seriedad en los mensajes e informaciones, dejar de aludir a la «lucha» por respeto por quienes lo sufren, sus víctimas, mayor visibilidad y desdramatización de la enfermedad (sin quitarle importancia) y por supuesto más medios e investigación para que la cura siga en aumento.
Espero , que a pesar de lo duro y terrible que es, te recuperes . No le dejes que te gane. Un abrazo enorme
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Lo que la gente que no ha vivido un cáncer cercano ignora es justo eso, el resto de malestares, enfermedades, molestias y secuelas que tiene y que a veces son lo que más incapacita y desespera a un enfermo. Y, además, al menos según mi experiencia, se ningunea desde los servicios médicos. Como has hecho tú hay que abrazar la provisionalidad y disfrutar de cuando se está bien.
En cuanto a lo de los los días especiales de las enfermedades, sé que se hace casi siempre con buena intención pero no me parece que ayuden a nadie más que al que se hace un foto para instagram mostrando lo solidario que es para luego «volcarse» en otra causa al día siguiente.
No hacen falta días especiales, ni siquiera que la gente «se solidarice» con ninguna enfermedad ni trastorno que es ajeno a él (al menos en ese momento). Lo importante es la investigación, la información rigurosa, los servicios médicos y sociales, el apoyo de la familia y amigos, el presupuesto, los profesionales. Todos los días, no uno. Si convertimos cada desgracia en un festival en el que hay símbolos, carrera solidaria, conciertos, publicidad, «historias humanas», etc, creo que lo convertimos en un espectáculo emotivo que hoy es el cáncer y mañana el alzheimer pero que no sirve de gran cosa en realidad.
Y dicho esto, me encanta la visión franca que das de tu enfermedad en los posts, sigue afrontando cada día con la misma lucidez.
Te mando un beso muy fuerte!
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Gracias, Elvira. Estoy completamente de acuerdo con todo lo que apuntas.
¡Un abrazo enorme!
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Textos como este hacen más por la comprensión de la enfermedad y de sus consecuencias que mil días del lacito rosa. Gracias por compartir tus pensamientos, Isa.
Está bien que exista una jornada concreta para llamar la atención sobre el cáncer de mama, pero… la contrapartida es que es aprovechada por políticos que han recortado salvajemente los presupuestos en sanidad e investigación para tirarse el rollo de cuán concienciados están con el tema. ¡No soporto tanta hipocresía!
Y sí, a ver si vamos desterrando el símil de la lucha y los circunloquios. «Una larga enfermedad» y esas bobadas, que en nada ayudan a visibilizar la enfermedad.
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A ver si es verdad, Carol. ¡Gracias amiga!
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Gracias por este relato tan sincero de lo que te ocurre Isa. Un beso muy fuerte
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Gracias a ti! Otro beso.
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