La semana pasada la RAE modificó una de las acepciones de fácil, la referida a una mujer que se presta a mantener relaciones sexuales, haciéndola extensible también al hombre. La vecina rubia y otros personajes de la tuitosfera se mostraron encantados por lo que consideran un logro, una victoria, una “rectificación” por parte de la Academia. Desde luego, así es como ha aparecido en los titulares de no pocos medios de comunicación. Yo lo entiendo, esto de tener la capacidad de cambiar el diccionario de la lengua española es para poner palote al más pintado, y la verdad es que aunque la RAE lo mete dentro de un conjunto de actualizaciones, como llega después de que se solicitase airadamente en las redes (en las redes todo se hace airadamente) pues parece que sí que lo que han hecho es plegarse a las críticas.
Decían las críticas que eso de designar como ‘fácil’ a una chica que no pone reparos en el sexo es muy machista. Y tienen razón. Lo es. Como otras muchas expresiones o palabras que figuran en el diccionario tienen usos racistas o homófobos. La lengua es lo que tiene, que sirve para poner nombre a lo que existe y mientras existan el machismo, el racismo o la homofobia pues seguirán usándose términos que se enmarquen en este ámbito, y el diccionario tendrá que recogerlos.
Lo cierto es que yo, que ya tengo una edad, no he registrado el uso de chica fácil nunca a mi alrededor. Lo he oído, sí, y sabía de su significado pero principalmente en el contexto de otra época, en libros o películas de antes… No es un término actual, es una locución en desuso. Nadie dice ahora que una chavala es fácil porque no tenga inconveniente en establecer relaciones sexuales, como no se ha dicho nunca de los chicos, a los que se les presupone siempre dispuestos y accesibles para el apareamiento.
Para mí, la encarnación de la chica fácil es Rizzo, mi personahje favorito de la mitiquísima y más de veinte veces visionada Grease. Es el ejemplo perfecto y, claro, aparece en una comedia musical rodada en 1978 y ambientada en los años cincuenta. Betty Rizzo es la antagónica de la prota, la pánfila Sandy Olsson. Ella sí sabe pasárselo bien con los chicos aunque como la cinta es moralizante que te cagas acaba preñada… y es que eso es lo que le pasaba a las chicas fáciles que terminaban mal.
La chica fácil despierta con la liberación sexual de la mujer, es una muchacha que reivindica su libertad para disfrutar del placer sexual y que se encuentra con el rechazo social de su entorno, que valora mucho más a esa otra chica recatada que preserva su virgo para la noche de bodas, no vaya a ser que descubra que le gusta. La chica fácil es la rebelde de los fifties, la hippy de los años sesenta, la diva de los setenta y la moderna de los ochenta… pero que poco a poco ha dejado de existir, se ha ido diluyendo entre la masa de mujeres fáciles, porque el reproche al disfrute sexual femenino es algo rancio, marciano y mal visto. Porque las «estrechas«, que es el término machista para definir a sus antagonistas, también están pasadas de moda.
La emancipación sexual de la mujer acuñó ambos términos (fácil y estrecha) para definir a las personas de género femenino en función de su predisposición y comprobar que los dos están en vías de extinción es una excelente noticia. Lo que ya no tiene tanto sentido es forzar cambios en el diccionario, como si fueran los académicos quienes designan el uso de la lengua. No, somos los hablantes. Así que no nos indignemos tanto con lo que aparece o no en la RAE y maduremos como sociedad, que es lo que procede y lo que supone cambios reales en la lengua.
Rizzo era claramente la mejor, y Sandy, tonta del culo y sin personalidad (que al final, ¡ojo!, termina pasándose a las filas de las «frescas» para pillar al no menos tonto de Danny Zucco).
Como bien dices, más que felicitarnos porque la RAE haya cambiado la acepción de la palabra, deberíamos hacerlo porque «fácil», «fresca» y ese tipos de términos estén en vías de extinción y nuestras hijas, sobrinas y pequeñas amigas no tengan que escucharlos nunca.
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La RAE lleva unos años raros, muy a merced de los grupos de presión. El dia que entró en el diccionario almóndiga (ojo, con acento) lo dejó todo dicho.
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jajajaja
Lo de almóndiga es el claro ejemplo de que la RAE solo recoge lo que usan los hablantes 😉
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Gracias por escribir este post, de verdad. Hartita estoy ya de escuchar que la RAE es machista. La RAE no es machista ni feminista. La RAE deja constancia de las palabras que se usan y sus acepciones. Y ya.
Rizzo molaba mil, aunque creo que a mí la que más gracia me hacía era Frenchy. Besotes!!!
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Jajajajaja ¡De nada! Así es 😉
¡Frenchy también es genial!
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totalmente de acuerdo. Y siempre me ha encantado Rizzo!
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¡Viva Rizzo!
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