
Creo que no le damos la importancia que merece a leer bien. Damos por hecho que como es un acto que hacemos prácticamente en automático, simplemente sabemos leer y que lo hacemos bien. Pero nada más lejos de la realidad. Leer es un arte. Yo que soy una lectora empedernida, casi diría que una verdadera adicta al arte literario, sé que orcentaje.
Qué importante es leer bien en lo que a instrucciones se refiere. Me refiero tanto a las instrucciones de cachivaches varios, como a las instrucciones de un examen por ejemplo, o de un formulario. ¿Cuántas veces nos han dicho los profesores, aquello de leer bien el enunciado? Mamá, igual las matemáticas no se me daban mal el quid de la cuestión era que no leía bien. Va a ser eso fijo. O ¿cuántas veces habré rellenado mal un formulario? Ese ¡ostras, que aquí iba el apellido! También es verdad que lo de leer bien ciertas instrucciones nos lo ponen un poco difícil. Señores de los bancos sois unos cabrones, esa letra pequeña, no se lee ni con lupa de Sherlock Holmes y eso que los que andamos más allá del cuarto piso vamos con ventaja, que la mayoría por aquello de la presbicia, venimos ya con gafas incorporadas.
Soy consciente de que esta letra pequeña, minúscula, prácticamente ilegible, es totalmente intencionada. Por eso es tan importante parar y pensar lo que leemos y cómo lo leemos. Ahora que lo pienso, otra cosa donde nos ponen la letra igual de pequeña o más, es por ejemplo en la atribución de los derechos que cedemos a las miles de aplicaciones que nos descargamos, redes sociales y demás. Seguro que alguien habrá que se lo lea, supongo que el mismo que se ve los documentales de La 2, pero así en general no lo hacemos y deberíamos porque la intención de poner la letra así de extra minúscula en ciertos mensajes, no es precisamente con la intención de ponernos las cosas fáciles.
Uno de los factores por lo que no leo todo lo bien que debería, es por las prisas. Voy a tope, sí. Y es aquí cuando me doy cuenta que me dejo letras por el camino. Sobre todo escribiendo contraseñas o post en Twitter, que encima aquí no puedes reeditar como pasa en otras redes sociales, lo va a tener que comprar Facebook o algo para que nos dé esa opción también.
En fin, que a veces las obviedades nos alejan de la realidad, o de hacer bien las cosas. Esto me lo tomo como una autocrítica para mejorar y que en la medida de lo posible me tanguen lo menos posible.
Olga: Hace no tanto cambie Madrid por los desayunos a orillas del mar en Valencia. Miro al mundo desde mi balconcito particular que esta en El mejor lado de la vida, desde donde tengo vistas gourmet, olor a mercado y sabores infinitos. Con buen humor, energía positiva, un pellizco de sarcasmo y 100% de autenticidad le planto cara a la vida.