¡No llego! ¡No llego! ¡No llego! (por Isa)

El metro que se para, el autobús que no llega, el atasco ‘inesperado’ en la calle de siempre, esa lavadora de programa corto que no acaba nunca, una carrera en las medias que destruye por completo mi proyecto de indumentaria, un intespectivo apretón tras el desayuno, una llamada telefónica ineludible, un cambio meteorológico que me obliga a cambiar de ropa o a volver a por el paraguas, el despertador que no suena, el móvil olvidado, triste y desamparado, que me hace regresar a por él…

No son excusas, no. Son poderosísimas razones. Son pruebas claras de que el destino está en mi contra en la lucha contra mi enfermedad crónica. Porque la impuntualidad, queridos amig@s, es una patología como cualquier otra, a pesar de que todavía no se diagnostique médicamente.Ante problemas admitidos socialmente, como el alcoholismo, la cleptomanía o la corrupción política, se dice que lo primero es asumirlo. Pues bien, yo lo tengo más que asumido. Soy impuntual. ¿Y ahora qué? ¿Cómo me curo? ¿Alguien me recomienda alguna clínica de rehabilitación de la que salir a mi hora y en punto?

Creo que soy consciente de mi pequeño drama desde que empecé a ir sola al colegio… Debió ser por aquel entonces cuando empecé a adelantarme la hora del reloj. No mucho, cinco o diez minutos, para que me saltara la alarma mental antes de tiempo y acelerase el ritmo con antelación. Hay que decir que el remedio surtía efecto, pero durante muy poco tiempo, porque en seguida mi cerebro se acostumbraba al cambio horario y hacía el cálculo mental para ganar de nuevo esos minutos de confianza.

Lo único que he podido hacer en el transcurso de estos largos años es perfeccionar los métodos para paliar el rechazo social que la impuntualidad genera entre mis allegados ‘acostumbrados’, a la fuerza, a esperar. Y es que llegar tarde agobia mucho, pero peor aún es la sensación de hacer perder el tiempo a los demás, que la gente que impacientemente mira el reloj mientras me dedica sus mejores deseos piense que no les respeto, que valoro mucho más mi tiempo que el suyo… Nada más lejos de la realidad. Desde aquí os lo digo a todos.

Por eso, ahora casi siempre que llego (tarde) lo primero que hago es pedir perdón con sinceridad y arrobo, bajar la cabeza y aguantar el pertinente cabreo o el chorreo de improperios de mis seres queridos sin rechistar…

Pero no siempre es así, no. También intervienen factores como la dureza del esperante o el grado de amistad que nos una. De hecho, hace años, desde la impunidad que me daba el descaro de la adolescencia, una de mis técnicas predilectas era llegar cabreada yo, como método para neutralizar al contrario, de forma que al final acababan consolándome a mí. Pura manipulación, lo sé… y he de decir que acabé siendo una experta en interpretación para este menester y todavía lo practico a veces.

Sobre el origen del trastorno, me inclino a pensar que es biológico y hereditario. Mi madre también lo padece. Mi padre, en cambio, sólo lo sufre así que en justa venganza lo que me ha cedido son sus hemorroides… Seguro que a más de uno le consuela saberlo.
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ANEXO (Especialmente decicado a los que me esperan…):

22 respuestas a “¡No llego! ¡No llego! ¡No llego! (por Isa)

  1. Es el destino, Lulu… la conjunción de los astros nos impide conseguirlo…

    Sin ánimo de ofender, Hombreamadecasa, ese amigo tuyo es un sinvergüenza y lo sabe. El gusto por los Kinks se lo debo a una de las personas que más me esperan 🙂

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  2. Tengo un amigo que siempre llega tarde y además le da igual. A veces estás con él y le llaman por teléfono. Estoy de camino, llego en seguida, dice. Y lo ves que cuelga y sigue allí contigo como si nada. Yo procuro ser siempre puntual y por eso me veo siempre como el conejo blanco de Alicia. (Muy buena la canción de The Kinks)

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  3. También soy de las tuyas Isa, pero más, mucho más desde que soy madre, es imposible llegar pronto a ningun sitio, por más que lo intento, nada. Esta mañana iba con 20 minutos de adelanto, que he pensado, hoy no hay zapato de tacón que me impida salir pronto! y para que habré hablado…. he salido a la misma hora que siempre, tarde, el nene no se quería vestir y la negociación ha durado los 20 minutos extra, un dia más!

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  4. A buenas horas, gracias por compartir la impuntualidad conmigo 😛

    Mariona, creo que la clave está en intentar cambiarlo aunque lo asumas.

    Gracias por tu comentario, Magda, es importante exigirse a si misma, e indispensable para exigir a los demás…

    jajajaja, Arantxa, gracias por esperarme 🙂
    el númerito no colaría contigo, pero con más de uno sí!!

    Anónimo, gracias por tu comentario: A mi también me pasa lo de las pesadillas!!!

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  5. Yo soy diferente, suelo ser muy puntual y les reto a mis amigos cuando no lo hacen, vamos no es que nunca me ha pasado a mí.. Las pocas veces, como a Isa, me muero de pena pues el reclamo hacia mí persona es más severo y con mucha razón.. Y cuando se trata de estar puntual en algo muy importante, siempre tengo esas pesadillas de que llegare tarde al lugar. Pues sí, un ejemplo, Cada vez que me toca inscribirme en la universidad sueño que no llego a tiempo y todo acabo (sufro en sueño)… Ese debe ser parte de mi «problema» de la puntualidad. Porque me hace pensar que ser impuntual por más de que quieran evitarlo es común, parte de vida y ya un habito, Cierto? Jaja 🙂 chévere el post! saludos

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  6. Que bueno. A estas alturas de la vida me permito decirte que si no fueras impuntual empezaría a preocuparme seriamente por tu equilibrio mental.

    Y ese numerito adolescente, no colaba.

    Te esperaré siempre. Lo sabes.

    Besos

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  7. Hola,
    bueno yo me he dado mucha importancia a la puntualidad siempre y digo «me» porque, por otro lado, no le doy importancia a las tardanzas ajenas. soy exigente conmigo pero no con los demas. Con los años, tambien he cambiado, mas que nada por mis niños, ya que veo que se nos impone desde edades muy tempranas,horarios y normas que si nos paramos a pensar la mayor parte son exageradas, yo me exijo pero a mis hijos procuro no meterles tanta presión.

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  8. Gracias por tu comprensión y tu empatía, ciudadana…

    Rubén, gracias por el consejo. Ya me contarás como es eso de mentalizarse.

    Chelo, Ana, Anónimo Kink: lo siento. No puedo decir otra cosa. De verdad que lo intento…

    Lobo: yo también odio llegar tarde. Me descompone por dentro y me siento muy orgullosa de mi misma cuando consigo llegar a la hora.

    Mariona, ánimo!

    Ender, eso le pasa también a mi santo… Pobres!

    Tatiana, será un placer! Te escribimos!

    Miss Manjolita: ¿te funciona? Yo sé de más de una que lo ha intentado conmigo y yo creo que lo ha conseguido. Más o menos.

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  9. Hola¡
    Permiteme presentarme soy tatiana administradora de un directorio de blogs, visité tu blog y está genial, me encantaría contar con tu blog en mi sitio web y así mis visitas puedan visitarlo tambien.
    Si estas de acuerdo no dudes en escribirme
    Exitos con tu blog.
    Un beso
    tatiana.

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  10. Yo también detesto que me hagan esperar y de hecho, se puede liar parda si me haces esperar muchas veces, sino que se lo digan a mi medio pomelo, que durante todo ese tiempo en que no vivimos juntos, me tocó esperarle cita tras cita, con ese mosqueo creciente que cuando llegaba se convertía en cabreo monumental…

    Pero lo peor de todo, no es que un impuntual te haga esperar, nisiquiera que ese impuntual sea tu chico y que encima tú seas super puntual, lo pero de todo es que desde que vivo con él, llegamos tarde a todas las citas…los dos.
    Es la venganza taimada por todas las broncas que le eché en el pasado, él no lo quiere reconocer, pero yo lo sé 😀

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  11. Poco tengo que decir, todo lo que pienso lo ha dicho Chelo antes… podría calcar palabra a palabra su comentario… Odio esperar a los impuntuales, me supera. Quizá por ello yo siempre llego incluso demasiado pronto, y como dice mi Chelo del alma, tal vez eso tambien hay que hacérselo mirar… En fin, Isa, que pese a todas las esperas que me has hecho soportar, se te quiere y se te perdona (pero no abuses, eh, que todo tiene un límite)

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  12. Pues yo odio llegar tarde, salvo si es al trabajo (y siempre que no tenga reunión a primera hora, claro). Pero en el tema de los imprevistos si que coincido completamente contigo, sobre todo en lo del apretón inoportuno justo cuando estas llamando al ascensor, jajajaja.

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  13. Como damnificado debo de decir que tu técnica funciona, sí. Pero no abuses de ella, chata…por mucha canción de los Kinks.

    Y fíjate que yo no soy especialmente puntual pero desde luego que no tengo rival contigo. Me ganas con creces…

    Menos mal que siempre nos quedará el ipod touch para las (largas) horas de espera…:-p

    Besitos a tiempo!

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  14. Pues yo soy bastante puntual, es más, intento siempre estar unos minutos antes en los sitios (igual esto también me lo tengo que hacer mirar…) así que escribo desde la otra cara de la moneda o mejor, escribo como damnificada de los retrasos de la que firma este post (entre otros) y sí, pensamos que eres lo peor. Lo peor de lo peor. Desde el cariño te lo digo, no hay nada más odioso que esperar. Luego está la im-punidad. Esa im-punidad que le concedes a tus amigos im-puntuales, nadie es perfecto, yo misma soy una im-perfecta confesa… pero eso no significa que siente bien. A los amigos se les perdona todo ¿no? Pues eso…

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  15. Yo también padezco la misma enfermedad. De hecho, tengo una asombrosa capacidad para distraerme con cosas absurdas justo cuando falta poco para acudir a una cita, así que casi siempre llego tarde. ¿La solución? Mucha mentalización. Yo he empezado a hacer progresos e incluso hay veces que llego antes de tiempo.

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  16. Jaajajajaajaaa! me río, pero me hermano contigo desde la empatía que me produce estar afectada (a ratos) de esta grave enfermedad.
    ¿Cómo la palío yo? me levanto con dos horas de antelación y me pongo la alarma que me indica que YA tenía que estar saliendo de casa.
    Soy más impuntual desde que soy sobre todo pareja de mi churri, que ese sí que tiene la enfermedad establecida por decreto ley y también desde que soy madre. De hecho, hoy mismo he padecido los síntomas más severos de la misma, cuando después de levantarme con dos horas y media de antelación a la salida de casa, he hecho la comida, he preparado el almuerzo para el cole del peque, me he duchado, he hecho camas y desayunos… he llegado tarde cinco minutos al trabajo! mandawebs.
    Mucho ánimo y mucho tiempo!!!

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